Sin explicaciones

Las disculpas presentadas por el Gobierno y sus ministros por el bulo de las inexistentes entrevistas del ex presidente Felipe Gonz¨¢lez con el rey Mohamed VI y el primer ministro marroqu¨ª Adderram¨¢n Yussufi quiz¨¢ puedan resarcir a las personas ofendidas. Pero no sirven de nada a los ciudadanos. Dos semanas despu¨¦s de que el Gobierno extendiese el bulo, utilizando de manera zafiamente partidista el aparato del Estado y sirvi¨¦ndose de la d¨®cil complicidad de su periodista de c¨¢mara, seguimos sin saber c¨®mo se produjeron los hechos. No han servido para nada dos debates parlamentarios y multitud de comparecencias medi¨¢ticas de los ministros comprometidos en la mentira. Esto es: ?qui¨¦n en la Embajada espa?ola en Marruecos produjo la falsa informaci¨®n, por qu¨¦, y qui¨¦n se encarg¨® de difundirla en Espa?a?

Hay un encanallamiento creciente de la vida pol¨ªtica espa?ola, de la que un buen ejemplo -pero no el ¨²nico, ni siquiera el m¨¢s importante- es esta falsa historia. Esta coyuntura recuerda aquella etapa tan sucia de la vida parlamentaria, en la que el PP parec¨ªa dispuesto a llegar al poder a cualquier precio. Pero ahora est¨¢ en La Moncloa, con mayor¨ªa absoluta, y poco ha cambiado en su pr¨¢ctica pol¨ªtica.

En la ceremonia de la confusi¨®n en la que unos ministros se tapan a otros, el portavoz del Gobierno, P¨ªo Cabanillas, sobre el que se centran todas las sospechas de la filtraci¨®n interesada, niega que haya prueba alguna contra ¨¦l. El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqu¨¦, intervino ayer en el Parlamento y los ciudadanos seguimos sin saber nada. S¨®lo que se trat¨® de un 'error', de una informaci¨®n 'insuficientemente verificada' y 'mal procesada'. Pero incluso si s¨®lo fuese eso, se ha generado tal c¨²mulo de responsabilidades pol¨ªticas que el asunto no puede cerrarse como se ha hecho: sin que nadie asuma lo ocurrido.

Piqu¨¦ no aport¨® ayer nada sustancialmente nuevo en su comparecencia parlamentaria, y ni siquiera anunci¨® una investigaci¨®n interna en Exteriores, no s¨®lo para saber por qu¨¦ la informaci¨®n goz¨® de suficiente 'credibilidad', 'fiabilidad' y 'verosimilitud' como para darla por buena, sino c¨®mo se hab¨ªa podido filtrar. El Gobierno no ha dado su brazo a torcer tras una colosal metedura de pata que refleja una enfermiza y preocupante obsesi¨®n con el anterior presidente del Gobierno. Mientras, sigue sin hacer un solo gesto para recomponer las gravemente da?adas relaciones con Marruecos.