Municipalismo sostenible
Con los rescoldos del congreso popular a¨²n incandescentes y con la no del todo enfriada euforia b¨²lgara que con tanta vocaci¨®n propaga el PP por estos lares... digo que, con toda esta marea de fondo, he intentado refrescar en mi memoria alguna de las ideas que ocuparon la atenci¨®n del ¨²ltimo concili¨¢bulo del PP. Y como resultado de este prop¨®sito, y de entre todas las tentativas analizadas, querr¨ªa destacar, m¨¢s all¨¢ de los t¨®picos facilones y de la cl¨¢sica ret¨®rica que habita en este tipo de c¨®nclaves, las consignas publicitarias, tipo patriotismo constitucional, que vinieron a llenar, con algo de oportunismo y una pizca de mala fe, el no debate de este congreso.
Y m¨¢s concretamente, de entre estas consignas publicitarias que est¨¢n embadurnando nuestra actualidad m¨¢s rabiosa, querr¨ªa centrarme en el anuncio, por una parte, del cierre -definitivo seg¨²n el PP, e ilusorio seg¨²n mi parecer- del estado auton¨®mico. Y, por otra -no sabemos a¨²n si como causa o efecto de lo anterior-, el anuncio de una segunda descentralizaci¨®n, de la que ser¨ªan presuntos beneficiarios los ayuntamientos; administraciones que hasta el momento son -y en esto el consenso es un¨¢nime- la pieza del edificio institucional que se ha quedado marginada en la construcci¨®n de la agenda pol¨ªtica en el ¨²ltimo cuarto de siglo.
El reto es absolutamente inaplazable. Nadie lo pone en duda. Pero tenemos que partir al menos de un diagn¨®stico de la situaci¨®n y de un m¨ªnimo horizonte compartido, basado en el consenso del conjunto de las fuerzas pol¨ªticas. Y es aqu¨ª donde nos tememos que el PP est¨¦ planteando de nuevo la necesidad de una reforma con trampa, como ya nos ha ense?ado con la Ley Org¨¢nica de Universidades y como nos ense?ar¨¢, no lo duden, con la futura Ley de Calidad Educativa. Y es que, a mi parecer, el PP est¨¢ aprovechando esta necesaria y solicitada reforma del ¨¢mbito local para introducir elementos perturbadores, dentro de una estrategia de control institucional claramente premeditada. En este caso, con el objetivo de enfrentar municipios y gobierno auton¨®mico para al final meter la zarpa centralizadora encubierta bajo el paraguas de coordinaci¨®n y/o armonizaci¨®n.
Es evidente que el municipalismo, del cual el valenciano es una muestra significativa por su estructura, precisa de una urgente revisi¨®n y de una profunda modernizaci¨®n para seguir cumpliendo su funci¨®n de forma satisfactoria. Las nuevas necesidades de unos ciudadanos cada d¨ªa m¨¢s exigentes, que reclaman calidad en los servicios, transparencia y agilidad en la gesti¨®n, capacidad de elecci¨®n y austeridad en el gasto p¨²blico, y todo esto en el contexto de unas sociedades cada vez m¨¢s complejas, marcadas por la primac¨ªa del individuo y su libertad, y las nuevas tecnolog¨ªas como herramienta de acceso a un mundo sin restricciones... digo que estas nuevas necesidades precisan de una reformulaci¨®n de la administraci¨®n municipal, si queremos seguir musitando el t¨®pico de que la administraci¨®n local es la m¨¢s cercana al ciudadano.
Sin duda, la segunda descentralizaci¨®n deber¨ªa afrontar de ra¨ªz los problemas del municipalismo: financiaci¨®n, competencias, pero por encima de todo qu¨¦ modelo de administraci¨®n local queremos. Un modelo que tendr¨¢ que ser tambi¨¦n sostenible: es decir, competencias ajustadas a su financiaci¨®n, pero sobre todo al ciudadano, si queremos contar con municipios viables como instituciones prestadoras de servicios.
El caso valenciano es el ejemplo m¨¢s claro de la falta de voluntad para afrontar con sinceridad este asunto. Tenemos, por un lado, el tan manido Pacto Local que mantiene obnubilado y m¨¢s contento que unas pascuas a Arenas Bocanegra, pero que las fuerzas pol¨ªticas valencianas ya refrendaron por unanimidad, un lejano 28 de febrero de 1999, en el transcurso de la Asamblea de la Federaci¨® Valenciana de Municipis i Prov¨ªncies; acuerdo que hasta la fecha est¨¢ intacto en su cumplimiento. Por otro lado, y si bien la financiaci¨®n es un aspecto que tendr¨ªa que tratarse en un contexto estatal, y tambi¨¦n global para dar cabida al anuncio de la supresi¨®n del IAE, a¨²n no se ha escuchado ni una propuesta razonable ni una opini¨®n colectiva al respecto, al menos desde el municipalismo valenciano.
Y mientras, en lo que concierne a la Generalitat, como es la dotaci¨®n del Fons de Cooperaci¨® Auton¨°mic, ya son tres los presupuestos que se han quedado en blanco. Retraso que se reedita en cuanto al dise?o institucional para el futuro, en tanto en cuanto el Estatut fija la competencia exclusiva de la Generalitat en materia de r¨¦gimen local y, en este sentido, ya va para tres a?os que el Consell deber¨ªa haber presentado la Llei Valenciana de R¨¨gim Local. Instrumento que deber¨ªa servir para iniciar el debate con el objetivo de alcanzar un municipalismo moderno y con futuro: el ¨¢mbito donde discutir sobre las escalas de cooperaci¨®n y decisi¨®n, en un pa¨ªs donde el 45% de los municipios tiene menos de mil habitantes y el 75% menos de cinco mil, con ¨¢reas pr¨¢cticamente desiertas y grandes conglomerados urbanos en los que cuarenta municipios recogen las dos terceras partes de los ciudadanos. Panorama variopinto al que le debemos sumar las diferentes situaciones que existen como, por ejemplo, municipios que hasta quintuplican su poblaci¨®n seg¨²n la estaci¨®n, y otros con un importante patrimonio que mantener. Por no citar el retraso de dos d¨¦cadas de la legalizaci¨®n del papel cotidiano y real de las comarcas.
Es hora por tanto de la pol¨ªtica, de ese t¨®pico que es la pol¨ªtica con may¨²sculas, de la voluntad y la decisi¨®n para afrontar los problemas. De lo que no es momento, aunque la tentaci¨®n absolutista est¨¢ ahora m¨¢s presente que nunca por la acci¨®n de un gobierno franco y reaccionario, es del regate corto, del planteamiento partidario con el objetivo de sacar ventajas del d¨ªa a d¨ªa. Ni es el tiempo de sacar del ba¨²l de la Piquer recetas decimon¨®nicas como el fortalecimiento de las diputaciones. Es hora de hablar del futuro con planteamientos serios que hagan viable el municipalismo sostenible que deber¨ªa regir estas administraciones durante las pr¨®ximas d¨¦cadas.
Ferran Puchades es secretario de Organizaci¨®n del Bloc.
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