Goleada en diez minutos
La entrada de Savio revolucion¨® a un Madrid circunstancial ante un Sparta de Praga cobarde
Suele ocurrir. Uno, dos, tres jugadores suplentes pueden no s¨®lo no desentonar en un equipo cuando se ven rodeados de los restantes titulares, sino incluso reivindicar sus aspiraciones a llegar a ser tambi¨¦n como ellos. Alineados en tropel, sin embargo, sus posibilidades disminuyen porque, obvio, el peso espec¨ªfico del conjunto se resiente, el juego no es arm¨®nico y no est¨¢n tan arropados ni servidos. Sus actuaciones se reducen as¨ª a un ejercicio de voluntarismo m¨¢s o menos brillante en funci¨®n de las circunstancias. Pero, al cabo, el Madrid se encontr¨® anoche con una positiva: la reincorporaci¨®n de Savio tras cuatro meses de ostracismo forzoso por culpa de un tobillo y una rodilla. El brasile?o fue quien revolucion¨® el partido con su fino instinto y propici¨® el buen sabor final de una goleada conseguida en apenas diez minutos.
REAL MADRID 3| SPARTA DE PRAGA 0
Real Madrid: Casillas; Geremi, Helguera (Morientes, m. 76), Pav¨®n, Ra¨²l Bravo; McManaman (Savio, m. 54), Flavio, Celades, Solari (Mi?ambres, m. 64); Guti; y Munitis. Sparta: Cech; Cizek, Hubschmann, Novotny, Flachbart; Sionko, Klein, Jarosik, Abanda (Babnic, m. 66), Michalik; y Kincl. Goles: 1-0. M. 60. Perfecta combinaci¨®n entre Solari y Savio que culmina el primero con una vaselina inalcanzable para Cech. 2-0. M. 65. Guti, de tiro cruzado desde el borde del ¨¢rea a pase de Mi?ambres. 3-0. M. 70. Buen cabezazo de Savio a centro de Ra¨²l Bravo. ?rbitro: Poll (Inglaterra). Amonest¨® a Munitis y Helguera, que no podr¨¢n jugar el pr¨®ximo partido, y a Flachbart. Pen¨²ltima jornada de la segunda fase de la Liga de Campeones. Unos 42.000 espectadores en el estadio Bernab¨¦u.
El Sparta de Praga no quiso dar facilidades al Madrid menor que, con la mirada puesta en la cita del s¨¢bado con el Barcelona, sac¨® a escena Vicente del Bosque. Reducidas de antemano sus posibilidades de clasificarse para los cuartos de final del torneo a la m¨ªnima expresi¨®n, a la de las carambolas, el cuadro checo podr¨ªa haber adoptado una actitud desafiante, haber buscado adornar su historial con un triunfo siempre prestigioso en el estadio Bernab¨¦u. Pero fue cobarde y prefiri¨® no correr riesgos. De esa manera, su disposici¨®n eminentemente defensiva, sin concesiones a la galer¨ªa, sembr¨® de trampas los caminos hacia su ¨¢rea y Guti y sus compa?eros tardaron una hora en sortearlas. Despu¨¦s, eso s¨ª, se desmoron¨® en un visto y no visto ante el espoleado vendaval blanco.
Por supuesto, el Madrid ya hab¨ªa intentado antes quebrar la resistencia del Sparta. Pero, en principio, de forma m¨¢s individual que colectiva cuando, ya se sabe, la uni¨®n es la que hace la fuerza. Una verdad elemental que se encargaron de demostrar Savio y Solari. Casi en su primera intervenci¨®n, el brasile?o hizo una pared perfecta con el argentino y ¨¦ste, pura fe en cada una de sus correr¨ªas, atin¨® con una vaselina imposible para Cech. Ya estaba el encuentro encauzado, ya estaba asegurado el primer puesto en el grupo, ya todo era coser y cantar.
Enseguida le correspondi¨® el turno a Guti, siempre entonado y que supo aprovechar un buen env¨ªo de Mi?ambres con un disparo cruzado desde el borde del ¨¢rea. Y, al poco, el cabezazo de Savio, a pase de otro de los j¨®venes, Ra¨²l Bravo, que llev¨® el bal¨®n a la red por tercera vez. Para entonces, claro, ya nadie se acordaba de los fallos y las imprecisiones anteriores y hasta Munitis, tan lento de reflejos en los primeros compases, empez¨® a caracolear con cierta desenvoltura.
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