100.000 manifestantes claman contra el 'eje ultraliberal' de Aznar, Berlusconi y Blair
La marcha de los sindicalistas reivindica pac¨ªficamente el 'pleno empleo y los derechos sociales'
Decenas de miles de personas -100.000, seg¨²n los organizadores y la Guardia Urbana- desfilaron ayer por el centro de Barcelona para reclamar a los l¨ªderes europeos que refuercen los derechos sociales de los ciudadanos y conviertan a la Uni¨®n Europea (UE) en un elemento corrector del actual proceso de globalizaci¨®n. La marcha transcurri¨® en un ambiente festivo y mestizo -acudieron 20.000 personas procedentes del resto de Europa-, pero el buen ambiente no sirvi¨® para reducir las cr¨ªticas al rumbo pol¨ªtico actual de la UE, y especialmente al programa del 'eje ultraliberal', integrado, seg¨²n coincidieron en se?alar los sindicalistas, por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, Tony Blair y Silvio Berlusconi.
'Nosotros tambi¨¦n queremos una econom¨ªa m¨¢s competitiva e innovadora, pero con empleo de calidad y el respeto de los derechos sociales', asegur¨® Emilio Gabaglio, secretario general de la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos (CES). Todos los oradores cargaron contra lo que llamaron 'eje ultraliberal Aznar-Blair-Berlusconi' y su programa para la UE. La gran marcha de sindicalistas europeos convocada por la CES se ha convertido en un cl¨¢sico de las eurocumbres de la UE, y en Barcelona tambi¨¦n sirvi¨® como pr¨®logo de tres d¨ªas muy intensos, cargados de actos en el recinto oficial y en las calles de la ciudad. Si la marcha de ayer fuera un ensayo ante los actos antiglobalizaci¨®n previstos para estos d¨ªas, podr¨ªa decirse que se pas¨® la prueba con muy buena nota, sin el m¨¢s m¨ªnimo incidente.
La manifestaci¨®n transcurri¨® pac¨ªficamente, en un ambiente festivo -la megafon¨ªa de algunas delegaciones iban alternando La Internacional con los ¨¦xitos de King ?frica y Sonia y Selena-, y el despliegue policial fue discreto y casi invisible. La delegada del Gobierno en Catalu?a, Julia Garc¨ªa Valdecasas, y el jefe superior de polic¨ªa, Miguel ?ngel Fern¨¢ndez, incluso salieron en varias ocasiones al balc¨®n de la Jefatura Superior de Polic¨ªa para contemplar visiblemente satisfechos el paso de la marcha.
L¨ªderes sindicales de una decena de pa¨ªses europeos -encabezados por Emilio Gabaglio, secretario general de la CES, y por los secretarios generales de CC OO, Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo, y UGT, C¨¢ndido M¨¦ndez- abrieron la manifestaci¨®n bajo el lema M¨¢s Europa, s¨ª, con pleno empleo y derechos sociales. La convocatoria super¨® las expectativas de los organizadores: esperaban a 50.000 personas y acudieron m¨¢s de 100.000. Cuando se iniciaron los parlamentos, delante del parque de la Ciutadella, el tramo final de la manifestaci¨®n -situado en la plaza de Urquinaona, a unos 1.500 metros de distancia- todav¨ªa no hab¨ªa arrancado.
Entre los asistentes se encontraban dirigentes de todos los partidos pol¨ªticos de la izquierda parlamentaria -agrupados alrededor del Foro Social de Barcelona, la plataforma antiglobalizaci¨®n moderada- y 20.000 personas llegadas de varios pa¨ªses europeos (Francia, Reino Unido, Eslovenia, Rep¨²blica Checa, Portugal e Italia, entre otros) y del resto de Espa?a, que acudieron a Barcelona en m¨¢s de 500 autocares, en avi¨®n y en tren. No falt¨® una amplia delegaci¨®n de la f¨¢brica de Lear en Cervera (Lleida), que hace poco m¨¢s de un mes recibi¨® el anuncio del cierre de la planta, donde trabajan 1.280 empleados. La decisi¨®n de esta multinacional de trasladar a Polonia la producci¨®n que desarrollaba en Catalu?a fue se?alada como un icono de los efectos negativos de la globalizaci¨®n por los sindicatos.
Al final de la marcha intervinieron Bernard Thivault, del sindicato franc¨¦s CGT, M¨¦ndez, Fidalgo y Gabaglio, quienes coincidieron en reafirmar su europe¨ªsmo, pero al mismo tiempo reclamaron un cambio de rumbo a los gobernantes para convertir la UE 'en un potente faro de referencia social que cambie el rumbo del proceso de globalizaci¨®n econ¨®mica neoliberal', en palabras de M¨¦ndez.
Los sindicalistas se mostraron abiertos al di¨¢logo e incluso reivindicaron como propias muchas de las conclusiones de la eurocumbre de Lisboa de marzo de 2000, el esp¨ªritu de la cual Aznar quiere relanzar en Barcelona. Las diferencias, no obstante, son importantes: mientras que el presidente del Gobierno ha colocado en la agenda de la UE todos los aspectos liberalizadores de lo acordado en Lisboa, los sindicatos centran su lectura en la protecci¨®n social.
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