Ardor y desnudo en Frida Kahlo

El core¨®grafo mexicano radicado en Madrid Alberto Garc¨ªa y la costarricense Marcela Aguilar, con el concurso de los dise?os de Luis Soriano, han levantado esta obra, Frida, que quiere ser un fresco latente de la tr¨¢gica vida y leyenda de la pintora Frida Kahlo.

La compa?¨ªa El Curro DT ha hecho desde su fundaci¨®n, en 1997, algunos montajes interesantes, llenos de fuerza y originalidad, siempre con un trasunto de iron¨ªa, de religiosidad y de transgresi¨®n. No es un conjunto pretencioso y siempre tiene cosas que decir. Ahora llega a la sala Mirador de Madrid, donde estar¨¢n hasta ma?ana, con un baile desgarrado, intenso, teatral y hasta excesivo. Hay un cierto tremendismo, un deseo de catarsis que a veces no llega a calar.

Frida Kahlo es mostrada en distintas etapas y facetas, desde la infancia hasta la muerte, de la silla de ruedas a las t¨®rridas escenas de amor l¨¦sbico. Diego Rivera es indultado, tratado con generosa indiferencia. El fondo musical tiene los toques t¨ªpicos de esa cultura acumulativa y ca¨®tica: del barroco al joropo, de Chavela Vargas a las propias voces de las bailarinas. La idea de que todas son Frida funciona como un canon que al repetirse adquiere un gracioso perfume surrealizante, algo que tambi¨¦n est¨¢, ocasionalmente, en su pintura.

Como siempre que hay di¨¢logos y palabras, la danza lo acusa para mal; no lo necesita.