Cartagena al centollo
Si, como parece, el PP m¨¢s que un partido pol¨ªtico es, como quien dice coloquialmente, una partida de piernas, se?oritos expulsos del centro, furrieles de empresa, tr¨¢nsfugas y otras pintorescas criaturas, resulta aconsejable la catalogaci¨®n de los mismos, para no confundir a quien se embolsa los dineros de las monjitas, con aquel que, en Fitur como pretexto, se pone hasta las orejas de marisco. Las monjitas m¨¢s que recursos humanos, son recursos espirituales. Y todo queda muy en la penumbra del claustro, si no termina como el rosario de la aurora, que es el caso de Luis Fernando Cartagena. A las monjitas, y eso forma parte de nuestra educaci¨®n sentimental y religiosa, distraerles sus dineros y, con ¨¦l, las tentaciones, no es m¨¢s que ponerlas en el camino de la salvaci¨®n. Algunos ec¨®nomos y alcaldes se ve que andan m¨¢s preocupados por la salvaci¨®n de las Carmelitas, que por la propia. Pero si las monjitas son recursos espirituales, los mariscos producen colesterol. Y un concejal con las coronarias impregnadas de colesterol siempre se nos ofrece m¨¢s ordinario que un ec¨®nomo o un alcalde con la cuenta corriente nutri¨¦ndose de los misterios gozosos.
Como el PP es la m¨¢s vitanda representaci¨®n del ocaso de las ideolog¨ªas, ha dado en club de campo o en c¨ªrculo de finanzas. Y a unos socios tan variopintos no se les puede ir con monsergas ni m¨¢s dial¨¦ctica que la de las ganancias. La derecha ya sea montaraz o civilizada no pierde el tiempo, como la izquierda, haciendo manualidades pol¨ªticas. A Luis Fernando Cartagena que luc¨ªa las trazas de un liberal dialogante, lo perdi¨® el inter¨¦s. Y el inter¨¦s lo ha dejado ahora empitonado por una condena a cuatro a?os de prisi¨®n.
Al edil de Benidorm que se puso morado de percebes, ostras y centollo, no le han dado ni un pescoz¨®n. S¨®lo los concejales socialistas han denunciado que su voracidad es 'un insulto al contribuyente'. Pero, cuidado, que si la gastronom¨ªa es cultura, nos encontramos ante un representante municipal muy cultivado. Entre el devorador de mariscos y el malversador de dineros de las hermanas Carmelitas, cu¨¢ntos renglones de historia patria se cuecen: picaresca, m¨ªstica y unos cuantos pecados capitales, adem¨¢s de los delitos probados en la sentencia de la Audiencia Provincial de Alicante, en el asunto del ex conseller. Estos episodios no parece que se puedan justificar apelando a la mayor¨ªa absoluta, porque la mayor¨ªa absoluta, con toda seguridad, se les confi¨® precisamente para evitar desprop¨®sitos de tal calibre. Aprovecharse de las monjitas y hacer novillos en Madrid, para atracarse de marisco, con dineros de todos, es algo que hace reflexionar a la gente. Y la gente puede preguntarse qu¨¦ otros desafueros se habr¨¢n perpetrado, sin que hayan salido a la luz. Porque la gente es muy mal pensada. Ahora, el incordio lo tiene Zaplana. Aparte de lo judicial y descomunal, le queda la explicaci¨®n pol¨ªtica de esta falla sobrevenida, y de la que la oposici¨®n exige que el presidente rinda explicaciones en las Cortes. Zaplana que elogi¨® a Cartagena, cuando abandon¨® la vida p¨²blica, ?qu¨¦ va a decir? Elogiar al centollo puedo ser una salida muy sustanciosa. Pero la verdad es que le han hecho la pu?eta en v¨ªsperas de Sant Josep. Mira t¨² que si encima se nos socarra.
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