La maldici¨®n de las licencias
Son tres a?os que pasar¨¢n a la historia de la telefon¨ªa m¨®vil por tres palabras: licencia, deuda y depreciaci¨®n. En 2000, las compa?¨ªas telef¨®nicas europeas se gastaron 120.000 millones de euros s¨®lo en conseguir las licencias para explotar la telefon¨ªa m¨®vil de tercera generaci¨®n o UMTS, que a¨²n no ha arrancado comercialmente. Fue un gran a?o para los bolsillos de los Estados de la UE, que, gracias a ese recaudaci¨®n extraordinaria, consigui¨® un super¨¢vit del 1,2% del producto interior bruto, una cifra que, de no haber mediado el pago de las licencias, hubiera sido un d¨¦ficit del 0,1%.
En 2001 lleg¨® la gran deuda. Las operadoras se dieron cuenta de que contaban con una licencia para dar un servicio cuya tecnolog¨ªa ni siquiera ahora est¨¢ comercialmente disponible, a cambio de una deuda astron¨®mica, ya que hab¨ªan pedido pr¨¦stamos por m¨¢s de 170.000 millones de euros.
Pero lo peor a¨²n estaba por llegar. En 2002, el sector de las telecomunicaciones sufri¨® una nueva plaga: las depreciaciones. Las macrocompras que se realizaron durante 1999 y 2000 (Orange por France T¨¦l¨¦com, Mannesmann y J-Phone por Vodafone, E-Plus por KPN, VoiceStream por Deutsche Telekom), con las acciones de las compa?¨ªas tecnol¨®gicas hinchadas, han pasado factura a sus compradores, que han visto c¨®mo el valor de sus adquisiciones se reduc¨ªa a menos de la mitad. La consecuencia es que las compa?¨ªas han tenido que realizar provisiones contra sus cuentas de resultados de m¨¢s de 150.000 millones de euros. En este panorama, Telef¨®nica es la que menos ha sufrido, por ahora, gracias a su prudencia compradora.
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