De Fuente Ymbro a Valverde
A pesar del fr¨ªo y la tarde entoldada, anuncio de humedades, all¨ª no se aburri¨® nadie, ni el palo de la bandera. La culpa la tuvo una novillada encastada de Fuente Ymbro que ped¨ªa las credenciales a los lidiadores, y a la que el novillero salmantino Javier Valverde supo hacer frente a base de valor y t¨¦cnica adecuada. A punto estuvo de salir por la puerta grande.
Tarascazos, revolcones y sustos se llev¨® la terna al completo, m¨¢s en el caso de Leandro Marcos y el de Salamanca, as¨ª como el subalterno apodado El Chino, que en el sexto fue arrollado al caerse en la cara del burel, que no perdon¨® traspi¨¦s ni dudas.
Javier Valverde intervino en su turno de quites en el primero de la tarde, en unas navarras de vistoso contenido, y luego en su primero ser¨ªa volteado al rematar unas tafalleras ce?idas y de planta quieta. La faena de muleta tuvo la virtud de ir a m¨¢s, en series por los dos pitones, que tuvo su cumbre en unos naturales de cite dej¨¢ndose ver, con una tanda final abrochada por dos pases de pecho, el primero obligado. Tanda ligada e interpretada con pureza. Tumb¨® al bravo novillo de un volapi¨¦ sin puntilla. En su segundo, Valverde expuso en los medios, en un trasteo de muleta a medias ligado, en donde perdi¨® demasiados pasos. Y que culmin¨® con otro buen volapi¨¦ de torero bragado. Un paso de firmeza sobre el ruedo vente?o, la mira puesta en la pronta alternativa.
Ymbro/Marcos,Valverde, Palacios
Novillos de Fuente Ymbro, bien presentados en general, encastados y que dieron juego, 2? y 3? nobles y bravos. Leandro Marcos: silencio y silencio tras aviso. Javier Valverde: oreja y vuelta. Andr¨¦s Palacios, nuevo en esta plaza: silencio tras aviso y silencio. Plaza de Las Ventas, 17 de marzo. Un cuarto de entrada.
Leandro Marcos resolvi¨® la pelea ante su primero de manera breve y discreta, sin complicaciones, al hilo del pit¨®n, y en su segundo, aunque dio buenos muletazos de su corte art¨ªstico, no termin¨® de haber entendimiento por el pit¨®n derecho del novillo, el potable y digerible, y tras fallar varias veces con la espada, sali¨® prendido, la taleguilla rota, en una ¨²ltima estocada en las cercan¨ªas de chiqueros.
Andr¨¦s Palacios hac¨ªa su presentaci¨®n en Madrid. Tuvo el mejor lote, pero acus¨® la biso?ez y s¨®lo consigui¨® apuntar un buen juego de brazos en el saludo de capote a su primero, y mejores maneras en pinceladas y adornos variados. Habr¨¢ que volverlo a ver, una vez hecho el bachiller del toreo por plazas de menos responsabilidad.
Al concluir la novillada, las tres cuadrillas salieron por su propio pie de la plaza, la luces iluminando el albero -desde el tercer novillo-, el agua pendiente de las nubes amenazantes y el fr¨ªo apretando en los zapatos de la afici¨®n, que no supo de tristezas y desenga?os. Gracias a que la casta fue la reina de la tarde. Ah¨ª est¨¢ la gracia y el color.
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