Mientras dorm¨ªamos
Mientras los europeos dorm¨ªamos el sue?o del fin de la guerra fr¨ªa, est¨¢bamos ensimismados en el lanzamiento del euro, o en los problemas de nuestros Balcanes, el gigante estadounidense estaba despierto, y tras el 11-S ha recibido una carga de adrenalina que le ha excitado tanto como para alimentar temores, o incluso miedo, en muchos europeos. Todas las dudas sobre si era o deb¨ªa ser un imperio se disiparon tras el ataque terrorista sin precedentes y la reacci¨®n de la Administraci¨®n de Bush.
Lo que m¨¢s miedo da no es que EE UU se convierta en un imperio, menos a¨²n si es un imperio, en terminolog¨ªa de Robert Kaplan, pagano, en el sentido de que no busque la redenci¨®n de todos los dem¨¢s. Sino que se convierta en impredecible, que act¨²e de forma absolutamente aut¨®noma y unilateral sin considerar que algunos de los problemas que afronta son causados por ¨¦l, o que, como est¨¢ ocurriendo, su comprensible obsesi¨®n Al Qaeda y Bin Laden -que sigue en paradero desconocido- genere inestabilidades en varias partes del mundo desde la guerra civil en Colombia a Oriente Pr¨®ximo. La gran ventaja ser¨ªa que el imperio se diese cuenta de que el mayor peligro viene del abandono o el fracaso de Estados como Afganist¨¢n sobre el que se pos¨®, como una segunda piel, Al Qaeda.
Tambi¨¦n preocupa la revisi¨®n anunciada ya el pasado 21 de febrero por el subsecretario de Defensa, Bolton, ahora filtrada, y cuyas primeras piedras se pusieron en la era Clinton, mientras dorm¨ªamos, de la postura nuclear. Por vez primera, EE UU se muestra dispuesto a atacar con armas nucleares a un Estado que no las tenga, pero que posea otros medios de destrucci¨®n masiva. Las armas nucleares pasar¨ªan as¨ª de ser un elemento de disuasi¨®n a serlo de combate, m¨¢s a¨²n tras la feroz batalla de Gardez en Afganist¨¢n, lo que, aunque pretenda buscar lo contrario, va a favorecer la proliferaci¨®n. A la vez, EE UU est¨¢ instalando toda una serie de bases en Asia Central, entrando en ?frica (Yemen y Somalia) y despreocup¨¢ndose de una Europa a la que Carlos Zald¨ªvar ped¨ªa que pudiera decir no a Washington. No lo podr¨¢ hasta que no disponga de los medios necesarios, para lo que falta voluntad, esfuerzo y tiempo.
Y mientras dorm¨ªamos, la econom¨ªa estadounidense nos ha sacado a los europeos a¨²n mayor delantera. En 1991 el PIB por habitante en Estados Unidos era un 42% superior al de Europa. Diez a?os despu¨¦s, la diferencia es de 52%. Y Greenspan anuncia el final de la m¨¢s corta recesi¨®n de EE UU, mientras la econom¨ªa europea renquea. En los pr¨®ximos meses, la UE puede adelantar a EE UU en n¨²mero de usuarios de Internet, pero cuando llegamos all¨ª, ellos ya llevan la delantera en lo siguiente, la difusi¨®n de la banda ancha.
El Consejo Europeo en Barcelona ha podido constatar el retraso de la UE, y a la vez defender un cierto modelo social que, Francia mediante, considera, por ejemplo, el suministro el¨¦ctrico como un servicio p¨²blico de inter¨¦s general. No cabe imaginarse que ni el Gobierno federal ni los Estados federados en EE UU se plantearan el benchmarking, objetivos a cumplir cada uno por separado bajo el escrutinio de los dem¨¢s. Esta Europa no parece saber a d¨®nde va. Y, mientras, aumentan las diferencias entre EE UU y sus aliados europeos en un creciente n¨²mero de desacuerdos, que se refieren, esencialmente, al nuevo orden legal internacional. Mientras Milosevic declaraba en La Haya, la Administraci¨®n de Bush criticaba este tipo de juicios, una manera de torpedear la ya muy pr¨®xima Corte Penal Internacional permanente. Pero los l¨ªderes europeos, en Barcelona, no lo han mencionado y pretenden no haber hablado de qu¨¦ va a pasar con Irak, contra el que EE UU prepara un ataque. ?Acaso se durmieron en la cena del viernes? ?O prefieren hacerse los dormidos? Va siendo hora de despertar. Y de comprender, como ha se?alado Margaret Thatcher, que EE UU 'no va a ser nunca m¨¢s el mismo', y 'en consecuencia tampoco el mundo va a ser igual'.
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