De espaldas a la calle
Las conclusiones de Barcelona abusan de la jerga comunitaria. Los europeos cada vez saben menos lo que hacen sus l¨ªderes
Mientras 300.000 personas reclamaban el s¨¢bado en las calles de Barcelona una Europa m¨¢s participativa, a escasos centenares de metros los m¨¢ximos l¨ªderes de la Uni¨®n acababan de pactar unas conclusiones de la cumbre que de nuevo pon¨ªan de relieve ese foso existente entre el ciudadano y las instituciones europeas. Incluso en cap¨ªtulos tan sensibles como el empleo o las pensiones, el documento oficial con las conclusiones de la cumbre de Barcelona abusa de la habitual jerga comunitaria que tanto contribuye, en ocasiones tambi¨¦n desde los peri¨®dicos, a que los europeos tengan cada vez menos idea de qu¨¦ hacen o deciden sus gobernantes.
Un ejemplo sobre algo tan atractivo como la estrategia para crear m¨¢s puestos de trabajo, y a la vez tan incomprensible para los no iniciados: 'La Estrategia de Empleo de Luxemburgo ha demostrado su utilidad. La revisi¨®n intermedia de la Estrategia en 2002 deber¨¢ consolidar sus logros e incorporar las metas y objetivos acordados en Lisboa. En este sentido, la Estrategia deber¨¢: simplificarse, en particular mediante un n¨²mero reducido de orientaciones, sin socavar su efectividad; ajustar el calendario al plazo de Lisboa de 2010, con una evaluaci¨®n intermedia en 2006, para supervisar el logro de los objetivos intermedios de Estocolmo, seg¨²n lo definido en Consejos Europeos posteriores'.
No es menos surrealista la f¨®rmula empleada para decir que debe haber alguna relaci¨®n entre sueldo y productividad: 'Para garantizar la competitividad de la UE y mejorar el empleo en diferentes ramas profesionales y zonas geogr¨¢ficas, ser¨¢ decisivo que las instituciones laborales y los sistemas de convenios colectivos nacionales, dentro del respeto de la autonom¨ªa de los interlocutores sociales, tengan en cuenta la relaci¨®n existente entre las remuneraciones y las condiciones del mercado laboral, permitiendo as¨ª una evoluci¨®n salarial seg¨²n criterios de productividad y de los distintos conocimientos'.
A muchos lectores quiz¨¢s les parezca que no es tan complicado desentra?ar las claves de esos p¨¢rrafos, pero para subir nota hay otras frases como ¨¦sta: el Consejo solicita a la Comisi¨®n Europea que 'prosiga su examen con vistas a consolidar y especificar los principios de los servicios econ¨®micos de inter¨¦s general, subyacentes en el art¨ªculo 16 del Tratado, en una propuesta de directiva-marco, respetando al mismo tiempo las especificidades de los distintos sectores involucrados, y teniendo en cuenta lo dispuesto en el art¨ªculo 86 del Tratado'.
Pese a estas joyas intracomunitarias, las conclusiones de Barcelona no han sido, ni de lejos, las m¨¢s complejas de desentra?ar. Al contrario. Muchos de los puntos recogen compromisos o fechas concretas de impacto ciudadano directo, como el objetivo de que haya un ordenador conectado a Internet por cada 15 alumnos, que los escolares estudien dos idiomas desde temprana edad o que se aumente la edad media de jubilaci¨®n en la UE en cinco a?os (de 58 a 63). Pues bien, incluso as¨ª Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, presidente de turno de la Uni¨®n, prefiri¨® vender ante las c¨¢maras de todo el mundo, documento en mano, la nueva tarjeta de la Seguridad Social europea. Eso s¨ª, no advirti¨® lo que las conclusiones precisan al respecto, esta vez extra?amente de forma muy clara: 'Esta tarjeta simplificar¨¢ los procedimientos, pero no supondr¨¢ cambio alguno de los derechos y obligaciones existentes'.
La cumbre de Barcelona, de otro lado, ha marcado el punto de inflexi¨®n de la presidencia semestral espa?ola. Presentada en su d¨ªa por Aznar como la cita clave de estos seis meses, sus resultados reflejan un cierto equilibrio entre lo que pod¨ªan ceder los dos grandes pa¨ªses en campa?a electoral (Francia y Alemania) y el elevado list¨®n puesto por el Gobierno espa?ol y el Ejecutivo comunitario. La balanza se inclin¨® m¨¢s por los primeros.
Ahora, la presidencia espa?ola se concentra en el hueso m¨¢s dif¨ªcil de roer del semestre: la negociaci¨®n con los pa¨ªses candidatos de los cap¨ªtulos m¨¢s conflictivos (marco financiero, fondos regionales y ayudas a la agricultura). Nadie apuesta un duro por solventar esos cap¨ªtulos antes de julio, el l¨ªmite previsto, porque nuevamente habr¨¢ que esperar a que pasen las elecciones alemanas de septiembre para que Berl¨ªn rebaje su rechazo a poner un euro m¨¢s por la Uni¨®n.
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