Bell¨ªsima
- Los cuerpos. Uno sabe tan poco de La Mina como de Afganist¨¢n. De lo que se deduce que a La Mina tambi¨¦n la bombardeamos. Por mi parte, lo poco que s¨¦ es que La Mina tiene tres personajes c¨®smicos que han trascendido las fronteras epistemol¨®gicas de La Mina. Uno es un luchador de grecorromana que por lo visto lo ha ganado todo. Otro es Montse Cort¨¦s, cantaora. No tengo ni idea sobre flamenco, pero s¨ª la sensaci¨®n de que el cante se parece a la lucha grecorromana en que tambi¨¦n se hace con todo el cuerpo. Y el tercero es M¨®nica M¨¢rquez, hasta hace cuatro d¨ªas Miss Barcelona. No tengo ni idea sobre el universo Miss. Pero me parece que, como con la grecorromana o el flamenco, es un asunto de cuerpo a cuerpo. En la vida casi todo lo que no es cuerpo a cuerpo es todo lo contrario. Y todo lo contrario son combates en los que, si s¨®lo dispones de tu cuerpo, no sabes ni siquiera d¨®nde se desarrollan. Bueno. De los tres ¨¦xitos y de los tres oficios de los tres ciudadanos de La Mina ?mineros? universales se deduce que, sea lo que sea La Mina, sus ciudadanos s¨®lo pueden confiar en su cuerpo -es decir, en sus fuerzas; un cuerpo es una m¨¢quina de hacer fuerzas, por eso se arruga- para fabricarse su futuro.
Quedo con Miss Barcelona en La Mina. Hablamos en la plaza a la que da su balc¨®n. Su madre y su novio nos miran.
- Los 'ciberotros'. M¨®nica M¨¢rquez es un emblema de La Mina. Y el emblema de la cibermina, a trav¨¦s del sitio http://www.la-mina.net. Es decir, es un mascar¨®n de proa. Como Judith Masc¨®, el emblema de la Barcelona ol¨ªmpica hasta que se hizo ciudadana andorrana para hacerle la pirula a Hacienda. Es curioso que en ese momento, en el que la Masc¨® representaba m¨¢s que nunca una ¨¦poca, perdi¨® su componente emblem¨¢tico. Los emblemas son un l¨ªo. Por otra parte, es curioso que Internet, un sistema que deb¨ªa informarte del mundo, resulta que te informa sobre tu barrio. De lo que se deduce que el mundo es tu barrio.
- Mondo Mina. En la web que habla de M¨®nica M¨¢rquez tambi¨¦n se informa sobre el mundo de La Mina. Cuenta la historia de un barrio de Sant Adri¨¤ construido por Her Doktor Porcioles entre 1970 y 1972, adjudicado por el Ayuntamiento a unos futuros inquilinos de deb¨ªan estar clasificados como barraquistas, dar 30.000 calas de entrada y comprometerse a un pago mensual durante 24 a?os. La historia de unos habitantes que llegaron de golpe, plaf, en 1973. Eran 15.133 para 2.680 viviendas. M¨¢s de seis por casa. El 70% andaluces, que ven¨ªan del Camp de la Bota. El 20% gitanos. La historia de unos vecinos que en 1975 fundan su asociaci¨®n de vecinos. Su primera actividad es protestar contra el rodaje de Perros callejeros, soberbia peli de De la Loma que narra la vida de El Vaquilla, nuestro Forrest Gump -nota: una protesta muy siglo XXI, un siglo en el que a los colectivos les interesa su imagen tanto o m¨¢s que su realidad-. Unos vecinos que se fabrican una escuela de adultos y en cinco a?os rebajan un tercio el n¨²mero de analfabetos. Unos vecinos que en los setenta convivieron con la hero¨ªna y en los ochenta con la coca, una droga que, al contrario que la hero¨ªna, permite a sus usuarios el tiempo libre necesario para crear mafias organizadas. Unos vecinos que vieron su lugar en el mundo cuando se filtr¨® un informe p¨²blico que estudiaba la posibilidad de demoler el barrio. La historia de un barrio que consigui¨® que un eurodiputado belga se interesara por ellos -lo cual indica que Barcelona est¨¢ m¨¢s alejada de La Mina que, pongamos, B¨¦lgica- y presentara a la UE una propuesta de rehabilitaci¨®n hecha por los vecinos de La Mina. Unos vecinos que miran con optimismo o cara de p¨®quer extremos el F¨°rum 2004. En la web, claro, tambi¨¦n se habla de M¨®nica M¨¢rquez, una chica que saluda al cibernauta: 'Somos los habitantes del barrio de La Mina, en Sant Adri¨¤ de Bes¨°s (Barcelona, Espa?a). Queremos que nos conozcan'. Que aparece fotografiada en diversos lugares del barrio: 'Aqu¨ª me pod¨¦is ver en el parque que hay detr¨¢s de mi casa'. Que aparece, de canija, fotografiada con sus abuelos: 'Cuando ten¨ªa ocho a?os, un amigo, vecino y medio novio me ven¨ªa a buscar a casa. Mi abuelita se encargaba de espantarlo (...), le dec¨ªa que el novio de su nieta ten¨ªa que tener siete hileras de dientes'. Quedo con Miss Barcelona en La Mina. Hablamos en la plaza a la que va a dar su balc¨®n. Su madre y su novio nos miran desde el balc¨®n. Como quien mira a un emblema. No es la cara que se le pone a uno cuando mira a Judith Masc¨®, ese otro emblema. Es la cara que se le pone a uno cuando mira a la guapa de la familia. Cuando uno mira a su guapa de la familia, cree en el futuro. Los pa¨ªses cat¨®licos, por ejemplo, visten a la guapa de su familia de novia y organizan una fiesta absurda, denominada primera comuni¨®n, que consiste en mirar a esa ni?a vestida de novia y creer en el futuro. M¨®nica, por cierto, es bell¨ªsima.
- Las chicas de las canciones. 'Vi un chiringuito del concurso Miss Espa?a en un centro comercial. Una encargada me anim¨® a presentarme. Me rellenaron el formulario (...). En la gran final ¨¦ramos 31 chicas. Gan¨¦ (...). Trabajo de administrativo. No voy a dejar mi trabajo. Para hacer desfiles, tendr¨ªa que dejarlo (...). La gente me conoce a partir de ser la imagen de la web del barrio (...). Me piden fotos y aut¨®grafos, aunque en este barrio la gente te dice guapa por la calle si est¨¢s guapa (...). Me gusta que la gente sea consciente de que en el barrio no somos raros y de que hay salidas (...). Un delegado del concurso de Miss Espa?a me dijo: 'No sab¨ªamos que eras de La Mina', como si fuera una marciana'.
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