Europa y la lucha contra la pobreza
Espa?a preside la Uni¨®n Europea en un contexto internacional muy significativo marcado por el post-11-de-septiembre. La seguridad mundial y la lucha contra el terrorismo han pasado a ser la prioridad principal para cualquier Gobierno y cobran especial relevancia en el caso de Europa. Afortunadamente, nos encontramos con un inter¨¦s renovado por parte de la comunidad internacional en la b¨²squeda de soluciones para alg¨²n conflicto sangrante, como es el de Palestina e Israel. Sin embargo, los esfuerzos m¨¢s importantes para conseguir esta mayor seguridad mundial apuestan por una estrategia militar en la lucha contra el terrorismo, sobre todo desde los Estados Unidos. Esto implica, entre otras cosas, un fuerte incremento del gasto de defensa, que llega a niveles agigantados en el caso norteamericano, a costa de las inversiones sociales. Un dato ilustrativo: s¨®lo el incremento en gastos de defensa de Estados Unidos aprobado a finales de enero asciende a casi 50.000 millones de d¨®lares al a?o, la misma cantidad que toda la ayuda oficial al desarrollo del conjunto de los pa¨ªses de la OCDE. Una ayuda que no cesa de disminuir a?o tras a?o, en detrimento de los pa¨ªses m¨¢s desfavorecidos del mundo.
Ante este contexto y desde una Europa que se debate entre el seguidismo a Estados Unidos y la afirmaci¨®n de una opci¨®n propia, la pregunta que no podemos dejar de hacernos es: ?se puede realmente avanzar en la consecuci¨®n de un mundo m¨¢s seguro sin avanzar en la consecuci¨®n de un mundo m¨¢s justo y sin contribuir a la erradicaci¨®n de la pobreza? Porque all¨ª donde la pobreza est¨¢ permanente instalada nos encontramos con situaciones de gran injusticia y con personas que est¨¢n y se sienten marginadas y excluidas de nuestro mundo globalizado. All¨ª, los violentos y terroristas encuentran uno de sus caldos de cultivo. Pero es que, adem¨¢s, tambi¨¦n all¨ª es donde hay m¨¢s personas en situaci¨®n vulnerable. Personas para las que la lucha contra el terrorismo mediante una estrategia militar poco les supone en su aspiraci¨®n de combatir las causas de su vulnerabilidad e inseguridad, tan ligadas a las de la propia pobreza.
Durante la ¨²ltima presidencia belga y tras el 11 de septiembre, los ministros de Cooperaci¨®n de los Estados miembros de la Uni¨®n Europea respondieron a esa pregunta con un acuerdo que exig¨ªa redoblar esfuerzos para luchar contra la pobreza. Se?alaban la Conferencia Internacional sobre Finanzas para el Desarrollo, que se celebra estos d¨ªas en Monterrey (M¨¦xico), como una gran oportunidad para demostrar este compromiso. A esta conferencia asisten un buen n¨²mero de jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el presidente Bush. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, como presidente de turno de la UE, es el m¨¢ximo representante de la delegaci¨®n comunitaria.
La Conferencia de Monterrey fue convocada por el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, con el objetivo de movilizar los fondos necesarios para alcanzar los ambiciosos objetivos de desarrollo del milenio, acordados en el a?o 2000. Estos objetivos compromet¨ªan a todos los Gobiernos a reducir la pobreza mundial a la mitad, conseguir la educaci¨®n primaria universal y reducir la mortalidad infantil en dos tercios, todo ello antes del 2015. Desde Interm¨®n Oxfam estimamos que para alcanzar estos objetivos ser¨ªa necesario un incremento de la ayuda al desarrollo de 100.000 millones de d¨®lares al a?o. Este aumento podr¨ªa conseguirse si los donantes cumplieran su promesa de destinar el 0,7% de su PIB a la ayuda internacional. Hoy, la media de ayuda de los pa¨ªses de la OCDE es s¨®lo del 0,22% del PIB.
La Uni¨®n Europea aporta el 55% del total de la ayuda oficial al desarrollo mundial. El grado de contribuci¨®n de los diferentes Estados miembros es muy dispar: cuatro de ellos aportan m¨¢s del 0,7% del PIB, mientras que otros, como Espa?a, con el 0,22%, y Grecia e Italia, a¨²n con menos, van en el furg¨®n de cola. De cara a la Conferencia de Monterrey, la Uni¨®n Europea ha acordado en la reciente cumbre de Barcelona incrementar su ayuda al desarrollo, de forma que en el a?o 2006 represente el 0,39% del PIB comunitario. Este acuerdo tambi¨¦n comporta que todos los pa¨ªses alcancen en el a?o 2006, al menos, la media comunitaria actual del 0,33% del PIB. Aunque este acuerdo es claramente insuficiente para lograr los objetivos de desarrollo del milenio, es un primer paso positivo que debe ponerse en marcha y que tiene que reforzar el compromiso pol¨ªtico de alcanzar el 0,7% cuanto antes. Para Espa?a, este acuerdo va a suponer un incremento muy sustancial de su ayuda al desarrollo. El Gobierno espa?ol debe concretar sus planes para materializarlo con celeridad y con una clara orientaci¨®n a la erradicaci¨®n de la pobreza.
La presidencia espa?ola de la Uni¨®n Europea tambi¨¦n puede y debe tener un papel protagonista en la creaci¨®n de un nuevo mecanismo que pueda solucionar crisis de endeudamiento, como las que actualmente sufren Argentina y Ecuador. En Monterrey se va a discutir una iniciativa para la creaci¨®n de un tribunal de arbitraje justo y transparente que permita tomar decisiones sobre la deuda de un pa¨ªs, en el que participen deudores y acreedores. En pa¨ªses como Ecuador y Argentina, que est¨¢n fuera del proceso HIPC del Banco Mundial de condonaci¨®n de deuda para pa¨ªses pobres altamente endeudados, la creaci¨®n de este tribunal ser¨ªa muy interesante, ya que ambos tienen un endeudamiento muy elevado y diversidad de acreedores p¨²blicos y privados. Su puesta en marcha permitir¨ªa escuchar a todas las partes, incluida la sociedad civil, y que una organizaci¨®n independiente tomase una decisi¨®n que fuera luego acatada por todos.
Es necesario que Europa lidere una nueva estrategia para conseguir un mundo m¨¢s justo y seguro. Frente a la creciente actitud beligerante norteamericana, no s¨®lo por su estrategia militar contra el terrorismo, sino tambi¨¦n por sus posiciones contrarias a iniciativas globales tan necesarias y positivas como el protocolo medioambiental de Kioto, el acceso libre de aranceles a nuestros mercados del Norte de los productos de los pa¨ªses menos avanzados, la creaci¨®n inmediata del Tribunal Penal Internacional o el incremento significativo de la ayuda al desarrollo, por poner algunos ejemplos, Europa tiene que ir gestando una v¨ªa de actuaci¨®n bien diferente que permita avanzar en seguridad mundial, promoviendo al mismo tiempo un mundo m¨¢s justo y cohesionado. La Uni¨®n Europea tiene en la reuni¨®n de Monterrey una gran oportunidad para propiciarla y tambi¨¦n para demostrar que, como se les ha pedido en las calles de Barcelona, la lucha contra la pobreza no ha quedado olvidada en su agenda.
Ignasi Carreras es director general de Interm¨®n Oxfam.
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