Las razones del pistolero
As¨ª parece haber sido en Centroam¨¦rica durante d¨¦cadas de guerrilla y dominio militar, primero el hombre lleva el arma en el hombro, y m¨¢s tarde uno se encuentra con el arma en el hombre, como si una y otro se hubiesen fundido como el bronce con el que Boccioni moldea un guerrero acorazado para la cubierta de esta ¨²ltima novela del salvadore?o Horacio Castellanos (1957). El juego de palabras del t¨ªtulo encierra una desazonadora realidad latinoamericana, la del militar y el guerrillero que, firmada la paz con tinta de sangre, siguen enjaulados en su oficio de tinieblas, incapaces de ninguna reinserci¨®n a la vida civil, que se adivina siempre ef¨ªmera. Un gigantesco sargento al que sus compa?eros apodan Robocop, militar desmovilizado de una rep¨²blica centroamericana que alcanza la democracia, se justifica y se exculpa a lo largo de la novela exponi¨¦ndonos las razones del pistolero, de quien no conoce m¨¢s que la violencia, de quien no puede convertirse en un supuesto ciudadano de a pie sin apropiarse las armas que emple¨® durante sus a?os de uniforme. Resulta sin duda un acierto del autor el dejar que su h¨¦roe nos cuente su propia historia, y la cr¨®nica personal del sargento constituye uno de los alicientes del relato, que se beneficia as¨ª de la inmediatez, de la fuerza emocional de la primera persona, la que mejor revela las jactancias, las congojas y la precaria lucidez ('me hab¨ªan utilizado, se hab¨ªan aprovechado de mi falta de preparaci¨®n intelectual para usarme a lo bestia') de un individuo que s¨®lo es capaz de reciclarse en lo que siempre ha sido, un violento, un secuestrador, un extorsionador, abandonando el ej¨¦rcito por fuerza para integrarse en organizaciones paramilitares y bandas de delincuentes que s¨®lo pretenden socavar la libertad para sacar provecho del regreso al enfrentamiento. El sargento es un hombre de acci¨®n y no tiene tiempo que perder, de modo que habla a trompicones, con fraseos breves y un registro en el que se refleja su condici¨®n de tipo duro. No emplea eufemismos, va al grano, desprecia los adjetivos porque sabe que en ellos se esconden las emociones que ni tiene ni desea tener, sobrevive a balazos y su historia parece alejarse sin remedio de la ficci¨®n para introducirse en una cruda realidad. El arma en el hombre nos devuelve el motivo cl¨¢sico del miles gloriosus vuelto del rev¨¦s, adaptado a unos tiempos que no se permiten ya las alegr¨ªas de la s¨¢tira.
EL ARMA EN EL HOMBRE
Horacio Castellanos Moya Tusquets. Barcelona, 2001 132 p¨¢ginas. 10 euros
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