Freire cae ante Cipollini
El campe¨®n del mundo, quinto en la Mil¨¢n-San Remo ganada por el veterano 'sprinter'
Fue tremendo. Un gustazo. Un gustazo doble. Mario Cipollini fue el rey doblemente coronado de V¨ªa Roma, en el centro de San Remo, fue dos veces el due?o de uno de los lugares universales de la historia del ciclismo. Dos paseos. El primero, como un rayo en bicicleta: 40 segundos en 700 metros. Lanzado feroz, veloz, tras la estela de su lanzador, Giovanni Lombardi. Insuperable, a 70 kil¨®metros por hora hasta la coronaci¨®n. El segundo, el paseo del triunfo. ?nico. Lleg¨® Cipollini 300 metros m¨¢s all¨¢ de la meta, dej¨® la bici a su masajista y se volvi¨® andando, el ¨²ltimo h¨¦roe ciclista italiano, el ¨ªdolo de un pueblo, con los brazos levantados como si estuviera cruzando la meta en triunfo, aclamado. Y con sus fieles por delante, en bicicleta, abriendo paso: Mart¨ªn Perdiguero, madrile?o, Lombardi, que vive en Madrid, Trenti, Gentili, todo el tren del Acqua& Sapone, el equipo que condujo a s¨²per Mario, al sprinter que ha marcado la ¨²ltima d¨¦cada, a su victoria m¨¢s importante, al ¨²nico triunfo con que so?aba, la Mil¨¢n-San Remo, el para¨ªso para un italiano. Cipollini, 35 a?os, 14 participaciones en la San Remo. 169 victorias antes de la mejor, la 170?. El triunfo de la obstinaci¨®n.
Alrededor de Cipollini y su cortejo, los despojos, la desolaci¨®n en V¨ªa Roma. Petacchi, el sprinter de moda, lloraba sobre su manillar. S¨®lo fue 17?. Aldo Sassi y Serse Parsani, los ide¨®logos del Mapei, el equipo de Freire, parados. Bettini, su Bettini, el grillo que atac¨®, como hab¨ªa anunciado, en la parte m¨¢s dura del Poggio, la ¨²ltima y tantas veces decisiva subida, pudo haber llegado, pero no lleg¨®, como se sab¨ªa. Freire, el campe¨®n del mundo, hab¨ªa disputado el sprint y termin¨® quinto, qu¨¦ decepci¨®n, y eso que bajo la se?al roja del ¨²ltimo kil¨®metro estaba donde hab¨ªa que estar. Pero estaba solo.
'M¨¢s decepcionado todav¨ªa porque yo era el m¨¢s fuerte de todos', dijo el ciclista de Torrelavega. 'Como bien se vio comenc¨¦ el sprint el 13? y remont¨¦ y remont¨¦, fui superando a la gente, hasta terminar quinto. Y eso me fastidia m¨¢s. Fue un problema de mala suerte, de mala fe, de Lanfranchi, que me cerr¨® a sabiendas en la ¨²ltima curva, a 900 metros. Yo iba hasta entonces muy bien, a rueda de Cipollini, pero me cerr¨® y me qued¨¦ cortado, tuve que remontar, gastar fuerzas para estar otra vez delante. Qu¨¦ pena, porque estoy convencido de que le habr¨ªa remontado a Cipollini'.
Por lo menos, y as¨ª lo confesaba Freire, hab¨ªa terminado quinto y hab¨ªa puntuado para la general de la Copa del Mundo, un objetivo que no pudieron alcanzar ni Erik Zabel, el gran favorito (signore San Remo, que le llaman por sus cuatro triunfos en los ¨²ltimos cinco a?os), ni Erik Dekker, el ganador de la ¨²ltima Copa del Mundo, ni Danilo di Luca, el hombre de la fantas¨ªa, el joven que enamora a los italianos, ni ?ngel Vicioso, el aragon¨¦s que parece belga.
La carrera no empez¨® a decidirse esta vez en la Cipressa, la colina del solitario cipr¨¦s, ni en el Poggio, donde los invernaderos casi caen sobre San Remo, sino, como 47 veces ya sobre 93 ediciones, en la recta final.
Intentaron evitar el inevitable desenlace unos cuantos corredores, muchos de ellos espa?oles, ciclistas que quieren ser clasic¨®manos, corredores descarados, sin complejos. Lo hicieron, desde lejos, por si acaso, por si se dorm¨ªan atr¨¢s, los veteranos, Olano e ??igo Cuesta; y lo intentaron m¨¢s cerca, en los puntos c¨¢lidos, all¨¢ donde el ox¨ªgeno falta y las piernas duelen, los m¨¢s j¨®venes. Jos¨¦ Iv¨¢n Guti¨¦rrez, el campe¨®n de Espa?a, en la Cipressa, subiendo; Juan Antonio Flecha, el hombre enamorado de las cl¨¢sicas que por la ma?ana dec¨ªa que a ver si llegaba vivo a la Cipressa, en el falso llano entre la Cipressa y el Poggio, la ¨²ltima colina. Los dos chocaron contra el viento, que al principio les empuj¨®, les llev¨® volando, y al final se volvi¨® contra ellos. A¨²n esper¨® m¨¢s, porque estaba m¨¢s fuerte, Samuel S¨¢nchez, el asturiano del Euskaltel, fuerte e impaciente. Salt¨® en el Poggio. 'Pero me equivoqu¨¦, sal¨ª muy pronto'. Y luego vi que se alargaba aquello, y lleg¨® otro tramo duro y ya no pod¨ªa m¨¢s'. Y luego atac¨® Bettini, con Figueras. Coron¨® con 14 segundos. A un kil¨®metro de la meta se acab¨® la aventura. Comenz¨® el espect¨¢culo de Cipollini y su equipo en busca de su m¨¢s bella victoria. 'Ahora la disfrutar¨¦, la gozar¨¦, la acunar¨¦ como si fuera un ni?o. Yo no soy como Zabel, una m¨¢quina', acab¨® confesando Il Bello.
Clasificaci¨®n: 1. Mario Cipollini (Acqua&Sapone), 6h 39m 29 s. 2. Fred Rodr¨ªguez (Domo), mismo tiempo. 3. Markus Zberg (Rabobank), m.t. 4 Jo Planckaert (Cofidis), m.t. 5. ?scar Freire (Mapei), m.t.
'En el Mundial estuve el doble de arropado'
En sus dos m¨¢s grandes victorias, el Mundial de 1999 y el de 2001, ?scar Freire era el l¨ªder de un grupo de corredores espa?oles; en sus dos m¨¢s grandes decepciones, la San Remo de 2000 (3?) y la de 2002 (5?), el c¨¢ntabro era uno de los l¨ªderes de un equipo italiano. M¨¢s hechos: las cuatro llegadas, sprints importantes, fueron obras de arte solitarias, iguales pero diferentes; en los Mundiales todos llegaban solos, en las San Remo el que ganaba iba en un tren, era un vag¨®n lanzado por la locomotora de su equipo. Eso es abusar. 'Iban cuatro del equipo de Cipollini y yo solo', dijo Freire. 'Es Evidente, en estas carreras hay que ir s¨®lo con un l¨ªder'.
El Acqua & Sapone es un l¨ªder capaz de vestir a sus gregarios de cebra sin rechistar, es eso, Cipollini y su banda de adoradores; el Mapei es una docena de ciclistas que se creen los mejores del mundo, capaces de ganar cualquier carrera, incapaces de darlo todo por el sue?o de su l¨ªder. 'En el Mundial, con la selecci¨®n, estaba el doble de arropado que en el Mapei', dijo Freire
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