El Athletic pierde la verg¨¹enza

Unos partidos se ganan, otros se pierden, incluso algunos se empatan sin saber por qu¨¦. Lo malo es perder la verg¨¹enza. Y el Athletic la tir¨® por los suelos en San Mam¨¦s, en un momento presuntamente estelar y ante un Celta que se limit¨® a hacer lo que sabe: aprovechar las ocasiones y tirar de oficio para conseguir pasar a la historia de la Catedral. Vagner y diez m¨¢s le hicieron seis goles al Athletic o a lo que, a juzgar por las camisetas, parec¨ªa el Athletic.

?Y c¨®mo explicar que el Celta no hizo un partidazo cuando marc¨® seis goles fuera de su casa? La respuesta no est¨¢ en el viento, sino en el contrario.

Sabido es que en la Liga espa?ola, presuntamente la mejor de Europa, urgen los defensas, una especie a extinguir, pero en el Athletic es una cuesti¨®n de extrema necesidad. Convendr¨ªa que Heynckes y la pl¨¦yade de rectores del club hicieran suyas las palabras de Man¨¦, hace una semana, cuando record¨® a sus futbolistas que en agosto suele 'ventilar el vestuario'. El Athletic huele a alcanfor que apesta. Y por eso ayer, en San Mam¨¦s, se a?oraba a Alkorta, Urrutia y as¨ª. Tirando de viejos, conviene elegir calidad. Hoy por hoy, no tienen sustitutos.

En ese debate escarb¨® el Celta todas sus opciones. Curiosamente, lo logr¨® sin apelar a Mostovoi, desaparecido en combate, ni a Karpin, que s¨®lo dej¨® huella en su presunta amistad con Ansuategui Roca, que le perdon¨® tres tarjetas amarillas en otras tantas entradas alevosas. El Celta tir¨® de pulm¨®n, es decir de Vagner, inconmesurable, y de Luccin, infranqueble -ambos marcaron desde fuera del ¨¢rea-, lo que dice poco de un Athl¨¦tic que adelant¨® las vacaciones de Semana Santa. Con decir que la cobertura rojiblanca se defendi¨® a bal¨®n parado por detr¨¢s del delantero est¨¢ dicho todo sobre las carencias de un equipo que cuando de ajustar la retaguardia se trata parece una banda.

No puede decirse que Heynckes se sobrepusiera a los efectos del calor Casi todas sus decisiones resultaron err¨®neas: mantuvo a Larrainzar los 90 minutos, hizo lo propio con Orbaiz a pesar de que se ausent¨® del partido cuando Ansuategui lo inici¨® y persever¨® con Ezquerro, probablemente el futbolista en peor forma del Athletic. De Tiko no hubo noticias. Como quiera que V¨ªctor Fern¨¢ndez hab¨ªa aleccionado a sus jugadores para que evitaran las faltas al borde del ¨¢rea, y lo cumplieron a rajatabla, el nuevo internacional de Camacho no existi¨®: tir¨® una falta lejan¨ªsima contra la barrera y cuando tuvo la oportunidad, al borde del ¨¢rea, se la dej¨® a Larrainzar, el jugador m¨¢s desafortunado del Athletic. Falta de car¨¢cter se llama esa figura.

Y, en ese debate absurdo del Athletic, el Celta se hart¨® de marcar goles. No necesit¨® ni siquiera ser el Celta sutil, el del toque preciso, el malabarista. No. Tir¨® de Vagner, de Luccin, de Jesuli..., para convertir en gol cada ocasi¨®n propiciada: ahora de cabeza, ahora desde fuera del ¨¢rea, ahora me apetece el contragolpe.

V¨ªctor Fern¨¢ndez anul¨® primero a Heynckes y luego el Athletic se autoanul¨® por su impericia, por su falta de t¨¦cnica y, lo que es peor, por su falta de actitud. Ni con el 1-2 reaccion¨® el Athletic. Demasiada ventaja para un Celta que, si le dejan jugar, asesina al m¨¢s pintado. Pero no deja de ser curioso que una hist¨®rica goleada se basara en dos futbolistas musculares, Luccin y Vagner. ?C¨®mo explicar que un equipo que no se defiende, el Celta, sea capaz de golear en San Mam¨¦s cuando se juega Europa? La explicaci¨®n es sencilla: nadie en la Liga espa?ola se defiende peor que el Athletic. Por eso perdi¨® la verg¨¹enza y el partido. Y desangel¨® al respetable. Y gratific¨® al Celta para que siga acumulando m¨¦ritos en virtud de su buen juego, aunque no le correspondan los honores.