Los actores negros hacen historia en los Oscar
El triunfo de Halle Berry y Denzel Washington eclipsa la noche de 'Una mente maravillosa'
'Esta noche han matado a dos p¨¢jaros de un tiro'. Con esta frase, cargado con su habitual seriedad y control emocional, Denzel Washington recog¨ªa el segundo Oscar en la historia que logra un actor negro por un papel protagonista y el segundo de su carrera, tras conseguir uno como actor de reparto en Tiempos de gloria en 1989. El otro p¨¢jaro al que el actor de D¨ªa de entrenamiento alud¨ªa era Halle Berry, que en la misma noche se convert¨ªa en la primera afromericana que gana la estatuilla como mejor actriz por su papel en Monster's ball.
'Marquen ustedes la diferencia y no escriban ma?ana que el Oscar lo gan¨® un actor negro, digan s¨®lo que lo gan¨® un actor', ret¨® Denzel Washington a los periodistas cuando le preguntaron si no le preocupaba que su premio encerrara un gesto m¨¢s all¨¢ de lo profesional. 'Las razones por las que hoy estoy aqu¨ª', dijo, 'tienen que ver m¨¢s con los papeles que he rechazado que con los que he hecho. Yo me he comprometido con mi carrera. He luchado por una integridad. Este premio es un premio a ese esfuerzo. Yo me tomo muy en serio este trabajo. Me pagan mucho dinero por hacerlo y mi ¨²nico deber es hacerlo bien y no estafar a los que compran una entrada'.
El actor recibi¨® el Oscar de manos de su amiga Julia Roberts, quien p¨²blicamente hab¨ªa dicho que su voto era para Washington. Candidato al Oscar al mejor actor en dos ocasiones anteriores -por personajes ¨¦picos en Hurac¨¢n Carter y Malcom X-, finalmente lo ha logrado por dar vida a un aterrador polic¨ªa corrupto. Washington sonri¨® apaciblemente y dedic¨® su premio una y otra vez a Sidney Poitier, que hab¨ªa recibido de su mano un Oscar honor¨ªfico.
Al borde de la histeria, Halle Berry grit¨®, llor¨®, incluso aull¨®. Rompiendo todas las predicciones, la protagonista de Monster's ball le arrebat¨® el Oscar a las dos favoritas, Sissy Spacek y Nicole Kidman, y se convirti¨® a sus 35 a?os en la sorpresa. La actriz tard¨® en levantarse de su asiento. Se apretaba el pecho para respirar hondo y reaccionar. Su madre y su marido la abrazaban, pero ella no se levantaba. 'Pens¨¦ que no podr¨ªa subir las escaleras y que iba a avergonzar a mi madre', explic¨® detr¨¢s del escenario. La actriz le dio las gracias a Spike Lee, a sus abogados, a su marido, a Warren Beatty... 'A todos mis mentores'. 'Esta noche, todas las mujeres de color deber¨ªan tener esperanza', a?adi¨®. Berry lograba el Oscar por una interpretaci¨®n que incluye una de las escenas er¨®ticas m¨¢s desoladoras y veraces que se han visto en Hollywood.
Berry, que durante m¨¢s de un a?o perdi¨® el 80% de su capacidad auditiva tras la paliza que le propin¨® un ex novio, es hija de una mujer blanca -sentada el domingo a su lado- y un padre negro que nunca conoci¨®. 'En Hollywood los matices en el color no marcan ninguna diferencia, he tenido que escuchar c¨®mo un ejecutivo me explicaba que la leche o es blanca o no es leche, y si lleva una sola gota de caf¨¦ ya no es leche, es caf¨¦'. Berry, conocida por sus trabajos de reparto en pel¨ªculas de acci¨®n -la nueva chica Bond cobr¨® por su famoso top less en Operaci¨®n Swordfish 500.000 d¨®lares extras-, asegura que interpret¨® Monster's ball para demostrar de lo que era capaz.
Berry y Washington restaron protagonismo a los virtuales ganadores de la noche: el director y productor de Una mente maravillosa. La pel¨ªcula dirigida por Ron Howard logr¨® los premios m¨¢s importantes y s¨®lo perdi¨® el de mejor actor. Russell Crowe no pudo hacerse con el que hubiera sido su segundo Oscar. Su compa?era en la pel¨ªcula, Jennifer Conelly, fue el primer premio de la noche. Vestida con un Balenciaga, la actriz result¨® fr¨ªa y antip¨¢tica fuera y dentro del escenario. El oscar que recibi¨® la pel¨ªcula al mejor gui¨®n adaptado borraba las dudas sobre c¨®mo iba a afectar la pol¨¦mica sobre si el filme oculta al p¨²blico los aspectos menos 'comerciales' de la vida del matem¨¢tico John Forbes Nash. Muchos se?alaban ayer que los premios a la pel¨ªcula fueron tambi¨¦n un castigo a los m¨¦todos de Miramax (que distribuye El se?or de los anillos, su m¨¢s directa competidora) y su todopoderoso Harvey Weinstein para obtener votos. Un castigo que tambi¨¦n afect¨® a Am¨¦lie, la tercera pel¨ªcula europea m¨¢s taquillera de la historia de EE UU (distribuida por Miramax), que se fue con las manos vac¨ªas (el premio al mejor filme de habla no inglesa recay¨® en En tierra de nadie, de Danis Tanovic).
Voces cr¨ªticas
Igual que Robert Altman. Las voces demasiado cr¨ªticas no se perdonan y el cine independiente (representado por En la habitaci¨®n y Gosford Park) comprobaba una vez m¨¢s que Hollywood y su flamante alfombra roja no son su terreno. Una alfombra roja que tampoco pis¨® uno de los indiscutibles protagonistas de la noche: Woody Allen. El director neoyorquino dej¨® su apartamento, se puso un esmoquin, vol¨® a Los ?ngeles y asisti¨® por primera vez en su vida a una gala de los Oscar. Lo hizo por algo que est¨¢ por encima de sus principios: Nueva York. El cineasta (cuya ¨²ltima pel¨ªcula, La maldici¨®n del escorpi¨®n de Jade, no ha merecido la atenci¨®n de Hollywood) asegur¨® que lo que jam¨¢s hab¨ªa hecho por sus pel¨ªculas lo hac¨ªa ahora por su ciudad. 'Me ha costado mucho venir, ya lo saben, pero ten¨ªa que hacerlo. Nunca he asistido a los Oscar porque no quiero entrar en ning¨²n tipo de competici¨®n, no me siento c¨®modo, no me interesa. Destesto llevar esmoqu¨ªn, me siento rid¨ªculo. Pero pens¨¦ que si no me lo pon¨ªa pod¨ªa ofender a alguien. As¨ª que as¨ª me ven, rid¨ªculo, con la cara llena de maquillaje por mi ciudad'.
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