La Iglesia de EE UU paga 1,38 millones a una joven pre?ada por un sacerdote
El agresor forz¨® a la menor a que abortase
La Iglesia cat¨®lica de Estados Unidos ha pagado esta semana una de las mayores indemnizaciones por abuso sexual de menores cometido por un miembro del clero: 1,2 millones de d¨®lares (1,38 millones de euros). A diferencia de los otros cientos de casos que han salido a la luz p¨²blica recientemente en el esc¨¢ndalo de los sacerdotes pederastas, esta vez, la v¨ªctima es una ni?a en lugar de un ni?o, que abort¨® a petici¨®n de su abusador, el padre John Lenihan.
Lori Capobiano Haigh ten¨ªa s¨®lo 14 a?os cuando el todav¨ªa sacerdote empez¨® a abusar de ella. Al principio, seg¨²n su testimonio, s¨®lo la tocaba, hasta que un d¨ªa la viol¨®. As¨ª trascurrieron dos a?os, de 1978 a 1980, sin que ella se atreviera a denunciarlo. El d¨ªa en que se dio cuenta de que estaba embarazada acudi¨® al padre Lenihan a pedirle ayuda y ¨¦l se la dio en d¨®lares. 'Cuando le cont¨¦ que estaba embarazada me dijo que abortara, me llev¨® a su banco, sac¨® dinero y me lo entreg¨® para que pagara el aborto', declar¨® Lori Capobiano Haigh al diario The New York Times. '?l no vino conmigo a la cl¨ªnica, y me acuerdo lo asustada y desolada que me sent¨ª'.
Pasaron dos d¨¦cadas desde ese momento hasta que decidi¨® denunciarlo ante los tribunales el pasado mes de diciembre, cuando la prensa norteamericana empezaba a revelar detalles de lo que se ha convertido en el mayor esc¨¢ndalo de la historia de la Iglesia cat¨®lica de EE UU. La demanda nunca lleg¨® a juicio y ambas partes anunciaron este lunes que hab¨ªan llegado a un acuerdo extrajudicial por el que la archidi¨®cesis de Los ?ngeles -donde ocurrieron los hechos- se compromete a indemnizarla con 1,38 millones de euros por los da?os y perjuicios sufridos a causa de la conducta del cura. ?ste, por su parte, ha accedido a la petici¨®n de su superior, el obispo de Los ?ngeles Todd Brown, para que abandone los h¨¢bitos en las pr¨®ximas semanas.
El denominador com¨²n de este caso con los ocurridos en las otras 23 di¨®cesis afectadas (hay 194 di¨®cesis en EE UU) es la pol¨ªtica de encubrimiento que adopt¨® la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica. El patr¨®n fue siempre el mismo: a medida que surg¨ªan las denuncias, los obispados amonestaban a los curas pederastas y -seg¨²n la gravedad y el riesgo de que se hiciese p¨²blico-, les trasladaban de parroquia en parroquia. El padre John Geoghan, por ejemplo, abus¨® de m¨¢s de 130 ni?os en parroquias de Massachusetts, a pesar de que el arzobispo estaba al tanto de sus delitos, e incluso le recluy¨® varias veces en instituciones de rehabilitaci¨®n.
El considerarlo pecado, que no delito, es precisamente lo que ha llevado a la Iglesia de EE UU a la bochornosa situaci¨®n en que ahora se encuentra. La explicaci¨®n que los prelados dan es que ning¨²n experto en la ¨¦poca en que ocurrieron la mayor¨ªa de los abusos -a?os setenta y ochenta- les dijo que era una enfermedad incurable. Esa percepci¨®n cambi¨® en la d¨¦cada de los noventa, y gran parte de las di¨®cesis tomaron medidas de expulsi¨®n o retiro, pero bajo un absoluto secreto.
La magnitud de la crisis ha forzado no s¨®lo a pedir perd¨®n en los p¨²lpitos y a indemnizar a las v¨ªctimas, sino a cambiar dr¨¢sticamente la pol¨ªtica de silencio, entregando a cientos de curas a la justicia y modificando la formaci¨®n en los seminarios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.