Un viaje corporal
QUIERO RECORDAR hoy la novela 4 a?os a bordo de m¨ª mismo, del colombiano Eduardo Zalamea Borda, escrita entre los a?os 1930 y 1932. En un primer vistazo, este libro parece una aventura inscrita en la tradici¨®n de la literatura mar¨ªtima del siglo XIX, es decir, una aventura que se cumple hacia adentro. Sin embargo, m¨¢s que un viaje de orden introspectivo (como lo declara abiertamente el t¨ªtulo), la novela es un viaje que se ejecuta en el conocimiento y la apropiaci¨®n del cuerpo: un desplazarse para crear nuevas coordenadas desde las cuales percibir una existencia hipermat¨¦rica. Aqu¨ª el subt¨ªtulo que lleva la novela se vuelve clave: Diario de los 5 sentidos. 'Estar en el cuerpo' es una expresi¨®n que presupone el cuerpo como anexo, como a?adido. La novela de Zalamea propone un 'ser cuerpo' din¨¢mico, vigilante, en perpetuo acecho de s¨ª mismo. Por eso la expresi¨®n a bordo de es preciso entenderla a partir del cuerpo como un nuevo nav¨ªo que parte de una cartograf¨ªa in¨¦dita. Por ejemplo, cuando el protagonista se encuentra en el desierto de la Guajira, en la costa atl¨¢ntica colombiana, la existencia diurna-nocturna de sus sentidos traza una diferencia compleja en las percepciones. Las formas que se deshacen por exceso de luz obligan a relacionarse con el mundo ya no desde lo ¨®ptico, sino desde otros sentidos: t¨¢ctil, olor¨ªficamente. Lo mismo ocurre con la oscuridad que desdibuja el mundo: obliga a nuevos acercamientos, nuevas velocidades y nuevas lentitudes de aprehensi¨®n. El d¨ªa y la noche, m¨¢s que patrones de medida del paso del tiempo, se vuelven en la Guajira dimensiones corporales, pliegues y c¨²mulo de sensaciones. Luz-oscuridad con las que se inicia la novela: 'La noche est¨¢ sola. Sola como la luz'.
Esta aventura del cuerpo es posible gracias a un movimiento que convierte el cuerpo sedentario en cuerpo n¨®mada. El protagonista viaja a trav¨¦s del mar y el desierto sin delimitar rigurosamente su objetivo, desplaz¨¢ndose un poco al azar, gui¨¢ndose de tanto en tanto por sus intuiciones y sus caprichos. La novela es el desplazamiento de un cuerpo en el espacio, pero al no ir de un lugar fijo a otro lugar fijo, ese cuerpo va trazando vectores abiertos y no trayectos cerrados. Y por medio de ese estar en movimiento, el protagonista no s¨®lo se conoce, sino que se modifica, se transforma, se inventa, se otorga una nueva identidad.
De esta manera, 4 a?os a bordo de m¨ª mismo significa 4 a?os a bordo de mis 5 sentidos. El t¨ªtulo de la novela debe entenderse a partir del subt¨ªtulo, el viaje a bordo del cuerpo, que es el que se lanza a la aventura de nuevas formas de percepci¨®n, de nuevas realidades. Ese cuerpo que se encontraba en Bogot¨¢ tranquilo, reposado, controlado, de pronto entra en movimiento y estalla en un desorden magn¨¦tico. Y el cuerpo afectado est¨¢ en estrecha relaci¨®n con una psique que entra ella tambi¨¦n, simult¨¢neamente, en caos, en desorden. Siguiendo la l¨ªnea de Rimbaud y de Artaud, que entend¨ªan el cuerpo como el origen del arte, el protagonista de Zalamea experimenta viajes sensacionistas, recorridos m¨²ltiples en las sensaciones de su sistema nervioso central.
Siempre me han sorprendido los logros t¨¦cnicos y la nueva visi¨®n con respecto al viaje y al cuerpo que hacen de esta novela un texto dif¨ªcil de clasificar en su ¨¦poca. No me cansar¨¦ de subrayar, acaso con excesiva insistencia, la contemporaneidad de la propuesta zalameiana, el tratamiento novel¨ªstico tan asombroso que dio este escritor a sus vivencias (es una novela autobiogr¨¢fica) en la d¨¦cada de los treinta. Tan di¨¢fano como injusto es el hecho de que este libro haya sido olvidado por las nuevas generaciones. La historia tambi¨¦n trabaja por amnesia.
Mario Mendoza (Bogot¨¢, 1964) es autor de la novela Satan¨¢s, ganadora este a?o del Premio Biblioteca Breve, de la editorial Seix Barral.
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