La falta de fiscal obliga a dejar libre a un 'narco'
El fiscal jefe de la Audiencia de C¨¢diz reconoce que la falta de medios 'es escandalosa'
La titular del Juzgado de Barbate (C¨¢diz) tuvo que dejar en libertad a un narcotraficante que acababa de ser detenido, y en cuyo coche se encontraron 450 kilos de hach¨ªs, porque el fiscal de guardia, que se encontraba en C¨¢diz, no acudi¨® a la comparecencia. Tanto en ese juzgado como en otras localidades de la provincia, con amplia incidencia en el tr¨¢fico de drogas, son habituales las quejas por la incomparecencia de los fiscales de guardia. 'Desgraciadamente, casos as¨ª est¨¢n siendo frecuentes', reconoce el fiscal jefe de C¨¢diz, para quien la falta de medios es 'escandalosa'.
La Guardia Civil llevaba tiempo detr¨¢s de J. L. R. G., un narcotraficante de 27 a?os residente en Zahara de los Atunes, una pedan¨ªa de Barbate. La investigaci¨®n fructific¨® el pasado 18 de marzo, cuando se inici¨® un operativo a las doce la la ma?ana, a la vista de que el sospechoso se dispon¨ªa a efectuar el transporte de un cargamento de hach¨ªs en un Mercedes 220, con matr¨ªcula belga, robado. El coche iba precedido de un Audi con matr¨ªcula austriaca igualmente robado, cuya misi¨®n era la de ir abriendo camino y observar cualquier movimiento extra?o por la carretera.
Pero el Audi sospech¨® que les segu¨ªan y ambos veh¨ªculos trataron de darse a la fuga. El conductor del Audi lo abandon¨® en la cuneta y sali¨® huyendo, pero el del Mercedes tuvo peor suerte y en la persecuci¨®n termin¨® chocando con un coche camuflado de la Guardia Civil. A pesar de que sali¨® corriendo, el conductor, J. L. R. G., fue detenido.
Tanto los papeles que dej¨® abandonados en el veh¨ªculo como el testimonio ocular de quienes estaban en el auto contra el que se hab¨ªa golpeado, sirvieron para identificarle plenamente. Para remate, dentro del Mercedes hab¨ªa 450 kilos de hach¨ªs.
La detenci¨®n parec¨ªa justificar el buen resultado de la operaci¨®n, pero los problemas comenzaron cuando, tras el correspondiente interrogatorio, J. L. R. G hubo de comparecer ante el Juzgado de Barbate.
En esa vista era preceptiva la presencia, adem¨¢s de su abogado defensor, de un representante de la fiscal¨ªa. En el caso de Barbate, como de otros pueblos de esa zona de la provincia, como Chiclana, Sanl¨²car o Chipiona, los fiscales acuden desde la ciudad de C¨¢diz. Pero en este caso, y a pesar de que la instrucci¨®n parec¨ªa recomendar su env¨ªo a prisi¨®n, no compareci¨® el fiscal de guardia. Al no acudir, la juez de Barbate, Estrella Ca?avate, se vio obligada a decretar la libertad del detenido.
A pesar de que el caso est¨¢ abierto, de que las diligencias previas seguir¨¢n su curso, la detenci¨®n de J. L. R. G. no se podr¨¢ efectuar hasta que no haya sentencia firme de la Audiencia Provincial de C¨¢diz. Ese momento llegar¨¢ dentro de al menos un a?o. Se emitir¨¢ una orden de detenci¨®n, una orden de busca y captura y, quien sabe si, para entonces, J. L. R. G. estar¨¢ esperando a ser detenido.
No se trata de un caso ¨²nico, seg¨²n fuentes del Juzgado de Barbate, y como corroboran en otras localidades cercanas, zonas muy se?aladas en la provincia de C¨¢diz y en donde se registra una ingente actividad de los narcotraficantes. Las incomparecencias de los fiscales han dado al traste con algunas detenciones. Fuentes de los juzgados de la zona reconocen la carest¨ªa de medios de la fiscal¨ªa de C¨¢diz, pero tambi¨¦n reprochan la actitud de ciertos fiscales, reticentes a moverse de la capital 'y a perder toda una jornada porque hayan de desplazarse 80 kil¨®metros para comparecer en un caso'.
Isidoro Hidalgo, fiscal jefe de la Audiencia Provincial de C¨¢diz, reconoce que 'la falta de medios es escandalosa' y que eso se pone de manifiesto 'en los juzgados de pueblo'. Hidalgo explica que, en muchas ocasiones, los fiscales de guardia se ven obligados, cuando son requeridos a una comparecencia, a pedir informaci¨®n por fax 'para valorar si han de ir o no'.
Sobre esto, fuentes del juzgado de Barbate y de otros pueblos pr¨®ximos, sostienen que 'no hay ninguna obligaci¨®n de enviar informaci¨®n por fax'. 'A veces, una instrucci¨®n supone cientos de folios y no podemos tener a nuestro personal, que ya de por s¨ª es escaso, enviando documentos por fax porque el fiscal no tiene muchas ganas de venir. A veces, ellos mismos hacen la petici¨®n de libertad por fax si entienden que el caso est¨¢ muy claro'.
El caso destapa las divergencias existentes entre varios juzgados y algunos fiscales y una queja general de que situaciones de este tipo se est¨¢n repitiendo por una causa tan lamentable como la incomparecencia de un fiscal. 'Lo que tienen que hacer es acudir a la comparecencia, que es lo que dicta la ley', apostillan las mismas fuentes judiciales.
Isidoro Hidalgo anunci¨® que habr¨¢ que abrir una investigaci¨®n sobre este asunto.
La ley del silencio
'Es un hecho lamentablemente muy frecuente, por lo que hemos observado', dice Francisco Mena, coordinador de asociaciones contra la droga en C¨¢diz, para quien es un hecho la falta de medios de la justicia en una zona tan castigada por el tr¨¢fico de drogas. 'Los ordenadores han llegado hace muy poco a los juzgados de esta provincia'. Y a?ade: 'Estamos demasiado acostumbrados a ver c¨®mo se detiene al toxic¨®mano y c¨®mo quedan en la impunidad los medianos y grandes narcotraficantes, que, adem¨¢s, disponen de bufetes de abogados cada vez m¨¢s especializados y que usan todas las triqui?uelas legales para salvar a sus defendidos. A la c¨¢rcel llegan los peque?os camellos, que adem¨¢s no abren la boca, porque saben que, mientras est¨¦n en la c¨¢rcel, no le va a faltar de nada a su familia. ?sa es una ley del silencio que funciona en C¨¢diz. Ellos se comen el marr¨®n mientras los jefes disfrutan de libertad'.
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