Un teut¨®n at¨ªpico
Rolf Eckrodt , el nuevo presidente de la firma japonesa constructora de autom¨®viles Mitsubishi Motors Corporation naci¨® el verano de 1942 en Alemania. En 1966 se licenciaba en Ingenier¨ªa Mec¨¢nica por la Universidad de Bochum y ese mismo a?o se incorpor¨® a la compa?¨ªa de la que todav¨ªa no ha salido. Daimler-Benz le hab¨ªa desplazado hasta el Imperio del Sol Naciente el a?o pasado, con la prerrogativa que supone disponer del 37,3% del capital del fabricante nip¨®n.
No responde a los esquemas tradicionales a los que suele asociarse el car¨¢cter alem¨¢n, quiz¨¢s porque en su caso particular el eje Berl¨ªn-Tokio pasa por S?o Paulo, donde se ha sentido como en su casa durante varios a?os. Hasta el punto de haber sido nombrado c¨®nsul honorario de Brasil en Postdam y haber asumido responsabilidades p¨²blicas al margen de las profesionales al frente de la divisi¨®n de camiones y autobuses de Mercedes-Benz. Presidi¨® en sus ¨²ltimos ejercicios, hasta su venta, las actividades ferroviarias de DaimlerChrysler y ha completado finalmente el tr¨ªo de m¨¢ximos responsables occidentales en firmas automovil¨ªsticas japonesas, tras los pasos de Carlos Ghosn en Nissan y Mark Fields en Mazda.
El cosmopolitismo de Eckrodt es quiz¨¢s un ejemplo del fen¨®meno globalizador que viene impregnando esta industria: un alem¨¢n al frente de una compa?¨ªa japonesa que, entre otros lugares, fabrica en Holanda, compartiendo las instalaciones -Nedcar- con otra empresa sueca, Volvo, que pertenece a la norteamericana Ford.
Pero tiene las cosas claras, o al menos ¨¦se es uno de sus objetivos dentro del grupo automovil¨ªstico al que pertenece y en el que deber¨¢ buscar un hueco para Mitsubishi que encaje con las actividades de Mercedes, Chrysler y Smart. Una tarea que deber¨¢ compaginar con la no menos importante de tratar de cambiar la imagen de Mitsubishi y que le lleva precisamente a sus or¨ªgenes en Daimler-Benz en el ¨¢rea de control de calidad. Ha de hacer frente a los problemas que han sufrido ¨²ltimamente algunos de los modelos de la marca japonesa en este sentido, para lo que no dud¨®, entre otras cosas, en aplicar medidas no muy acordes con el 'toyotismo' propio de la fabricaci¨®n japonesa, como es la prolongaci¨®n del periodo de fabricaci¨®n.
De momento ya ha conseguido en su primer ejercicio cambiar el color de los resultados y aunque el endeudamiento de la compa?¨ªa es elevado, espera haber atravesado al menos durante varios a?os el list¨®n que separa las p¨¦rdidas de los beneficios.
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