Va por ti, Joaqu¨ªn

Ten¨ªas que haberlo visto, Joaqu¨ªn. Las cuadrillas, formadas y desmonteradas en el ruedo; el p¨²blico, en pie; la m¨²sica, callada. La Maestranza guard¨® un largo minuto de silencio en memoria de un gran hombre y muy reconocido periodista taurino. Era el sentido homenaje de Sevilla a tu figura. Para que veas, Joaqu¨ªn: aqu¨ª se te quiere y se te respeta.

D¨¦jame que te diga una cosa: en el palco 37 de esta plaza, tu localidad de siempre, ha quedado un vac¨ªo enorme. Tus vecinos de tantos a?os te van a echar de menos. Porque te quieren, ?sabes? Como te van a echar de menos los buenos aficionados, la legi¨®n de admiradores de tu brillante prosa y esta vapuleada fiesta de toros, que ten¨ªa en ti al m¨¢s ferviente defensor de su pureza.

Te va a echar de menos para siempre esta Maestranza, tan querida por ti, donde ayer se celebr¨® una corrida de Camacho con toros feos, algunos muy mal presentados, descastados y con muy mala clase. A pesar de ello, el festejo no fue aburrido. Te recuerdo que estaba en el cartel tu admirado Pep¨ªn Liria, que vuelve otro a?o con m¨¢s br¨ªos que nunca. Y le acompa?aban dos chavales nuevos en esta plaza: Ferrera y El Fandi. No parece que sean unos exquisitos, pero tienen un valor que produce aut¨¦ntico miedo.

Comprender¨¢s que hubo poco toreo. La verdad es que los toros no ten¨ªan un pase, pero no tuvieron m¨¢s remedio que embestir a requerimiento de tres verdaderos h¨¦roes.

Mira, Joaqu¨ªn: Liria se encontr¨® con un toro violento y brusco que lo buscaba con sa?a en cada muletazo. Si supieras con qu¨¦ gallard¨ªa afront¨® el torero la adversidad... Si supieras con qu¨¦ valor, con qu¨¦ serenidad y con qu¨¦ inteligencia sorte¨® Pep¨ªn la tremenda papeleta. No estuvo bien al matar, pero comprender¨¢s que estar¨ªa exhausto. En su primero, el manso de Gavira, ya demostr¨® que es torero de raza y se arrim¨® como si fuera un desesperado.

Ferrera y El Fandi son dos atletas que derrochan alegr¨ªa y crean un espect¨¢culo muy divertido en banderillas. En su primeros toros banderillearon al alim¨®n y pusieron en pie a la plaza con sus carreras y pares variados, y tambi¨¦n con su dominio y espectacularidad, no creas.

Volvieron a lucirse en este mismo tercio, ya en solitario, en sus segundos toros. Toreo, en cambio, hubo poco. Eso s¨ª, se jugaron el tipo, se pusieron los pitones en las taleguillas, arrancaron alg¨²n muletazo estimable, aguantaron lo inaguantable, exprimieron a sus oponentes y divirtieron al p¨²blico.

No te perdiste gran cosa, pero no lo olvides: eran tres valientes muy respetables.

Lo dicho: va por ti, Joaqu¨ªn.

Hasta siempre, maestro.