El cambio de auditor brilla por su ausencia

Hasta una modificaci¨®n legal aprobada hace siete a?os (Ley 2/95, de 23 de marzo), las empresas espa?olas y las italianas eran las ¨²nicas en Europa que ten¨ªan un tope temporal para cambiar de firma auditora. En una Espa?a menos rodada que otros pa¨ªses como el Reino Unido o EE UU, se pensaba que acotar un plazo -un m¨ªnimo de tres a?os y un m¨¢ximo de nueve- era una buena v¨ªa para garantizar la independencia del auditor. Tras intensos debates basados en la experiencia anglosajona y en la propia, a¨²n incipiente, sobre los problemas de familiarizaci¨®n con los nuevos clientes que provocaban una rotaci¨®n elevada, los auditores consiguieron que, una vez transcurrido el periodo inicial de contrataci¨®n de una firma, ¨¦sta pudiera ser reelegida anualmente.

Los expertos consultados subrayan que, pese a que las leyes siempre son mejorables, la posibilidad de realizar estas renovaciones anuales es buena. 'Son necesarios entre dos y tres a?os para que un auditor pueda conocer de veras una empresa, sus clientes y sus riesgos. Los cambios en poco tiempo acababan generando menor calidad del trabajo de los auditores y m¨¢s riesgos incluso que los que se quer¨ªa evitar en materia de independencia con una rotaci¨®n elevada', se?ala Jos¨¦ Luis L¨®pez Combarros, presidente del Instituto de Contabilidad y Auditor¨ªa de Cuentas (ICAC). Otros expertos confiesan que, vista la responsabilidad y complejidad de una auditor¨ªa, el 'inter¨¦s' por hacerla para un cliente sabiendo que es la ¨²ltima tend¨ªa volverse tibio.

El ICAC, dependiente del Ministerio de Econom¨ªa, est¨¢ determinado a que en el marco legal espa?ol se incluyan las recomendaciones que prepara el comit¨¦ de auditor¨ªa europeo. Bruselas est¨¢ por proponer un plazo m¨¢ximo de siete a?os consecutivos para que cambien el auditor (que no la firma) con m¨¢xima responsabilidad en el trabajo para una empresa cliente, y que no pueda volver a trabajar para ¨¦sta hasta que transcurran dos a?os. Los expertos de Bruselas tambi¨¦n alertan del 'riesgo para la independencia' que supone 'una implicaci¨®n prolongada' del mismo equipo auditor que encabeza el socio obligado a rotar. 'La armonizaci¨®n europea es buena, en un contexto de internacionalizaci¨®n de la econom¨ªa', a?ade L¨®pez Combarros.

Con el actual marco legal, que, seg¨²n el socio de Ernst & Young Francisco Aranda, 'se cumple a rajatabla', en la pr¨¢ctica la rotaci¨®n de firmas es casi inexistente. Lo usual es contratar a una firma por un m¨ªnimo de tres a?os y, despu¨¦s, renovar a?o a a?o el contrato. 'A partir de 10 a?os con la misma auditora, las empresas empiezan a plantearse un cambio por higiene', explica Aranda.

'Aunque la renovaci¨®n del contrato sea un formalismo, tener que renovar implica un cierto esfuerzo de la compa?¨ªa. La posibilidad de un cambio est¨¢ ah¨ª', subraya Valent¨ª Pich, presidente del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF). Las leyes no escritas apuntan que un cambio en el accionariado de la compa?¨ªa suele comportar la l¨®gica operativa de que el comprador imponga su auditor. Casos como el de Enron pueden haber empa?ado la imagen de la profesi¨®n, pero Pich a?ade que, 'para los auditores, dejar de sentirse c¨®modos trabajando para un cliente tambi¨¦n es un factor que origina cambios'.