Ant¨ªdoto ant¨ªpoda
El jurado del premio Pritzker ha entendido el mensaje. Tras el 11 de septiembre, un nuevo esp¨ªritu de austeridad, rigor y pertinencia se extiende por una arquitectura que durante su ¨²ltima etapa ha coqueteado con el exceso, el capricho y el ensimismamiento. En sinton¨ªa con ese clima de revisi¨®n, la inesperada selecci¨®n de Glenn Murcutt para el galard¨®n m¨¢s prestigioso de la disciplina es un gesto higi¨¦nico y laxante frente al empacho de la arquitectura con la publicidad, la fama y el glamour.
La obra exigente y la independencia testaruda de este australiano solidario y aut¨®nomo puede, en efecto, actuar como ant¨ªdoto ante la intoxicaci¨®n de los arquitectos con el comercio y la moda, que ha reemplazado la vieja tradici¨®n de servicio de un arte ¨²til por un narcisismo descre¨ªdo y c¨ªnico.
No es f¨¢cil, en todo caso, torcer el rumbo de este paquebote esquizofr¨¦nico, que ha saludado la inauguraci¨®n de la tienda de Prada en Nueva York -donde el holand¨¦s Rem Koolhaas ha gastado 40 millones de d¨®lares en remodelar con extravagante inteligencia y lujo impudoroso un local del Soho- como el mayor acontecimiento de la temporada, mientras deplora con luto un¨¢nime la muerte prematura de Samuel Mockbee, un dotado arquitecto norteamericano que dedic¨® su carrera a construir para la poblaci¨®n rural pobre del deprimido estado sure?o de Alabama, y para el que ahora se reclaman las m¨¢s altas distinciones p¨®stumas.
Despilfarro
En este panorama profundamente dividido, que saluda el despilfarro de dinero y talento al tiempo que celebra el compromiso, separar los deseos de los pron¨®sticos se antoja un prop¨®sito apenas alcanzable, y es por ello veros¨ªmil que el Pritzker de Murcutt no sea tanto un signo de mudanza en el talante de los tiempos cuanto un espejismo de tr¨¢nsito producido por la atm¨®sfera recalentada del malestar y el desasosiego.
Las construcciones optimistas e inventivas de este autor austral nos hacen so?ar que existen otras formas de ejercer la profesi¨®n de arquitecto, y su admirable enraizamiento en la geograf¨ªa y el clima nos mueven a fantasear con la posibilidad de rescatar este antiguo oficio de su secuestro por las redes an¨®nimas de la econom¨ªa simb¨®lica global.
Pero quiz¨¢ sea s¨®lo el efecto de una insolaci¨®n, y para nuestros males no haya ant¨ªdotos ant¨ªpodas. Cuando en mayo Glenn Murcutt reciba su medalla en el Campidoglio romano, sin duda constatar¨¢ una vez m¨¢s que desde el hemisferio sur se ven estrellas diferentes.
Babelia
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