'El Sur tiene cada vez m¨¢s ancianos y j¨®venes, pero sin ley ni servicios'
Thoraya Obaid (Bagdad, 1945, de origen saud¨ª) dirige desde 2001 el Fondo de Poblaci¨®n de la ONU, que trabaja en 156 pa¨ªses en planificaci¨®n familiar y salud reproductiva . Obaid particip¨® en Madrid en la cumbre sobre el Envejecimiento.
Pregunta. Al tomar usted posesi¨®n, una mujer mor¨ªa cada minuto por problemas posparto, y 350 millones de personas no ten¨ªan anticonceptivos. ?Qu¨¦ ha mejorado?
Respuesta. Vi¨¦ndolo con perspectiva, hay en el mundo m¨¢s mujeres con menos hijos que antes: en 30 a?os hemos pasado de seis a tres hijos. Pero faltan anticonceptivos y servicios; es el reto.
P. ?Es el dinero el mayor problema para cambiar las cosas?
R. En la cumbre de El Cairo de 1994 se acord¨® destinar en 2000 a temas de poblaci¨®n 17.000 millones de d¨®lares . Los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo ten¨ªan que aportar dos tercios de esa cantidad, y han llegado al 80% de lo prometido; los desarrollados ni han dado el 50% del tercio que les correspond¨ªa.
P. ?Y c¨®mo se vence esa falta de voluntad?
R. Supongo que negociando y demostrando que estos temas tienen que ver con los derechos humanos y con la seguridad.
P. Viejos del Primer y del Tercer Mundo: ?dos planetas?
R. El Sur tiene cada vez m¨¢s j¨®venes y m¨¢s ancianos, pero sin las leyes y servicios con que cuenta el Norte.
P. Cada cumbre habla de derechos de las mujeres. Pero pa¨ªses como el Vaticano o Arabia Saud¨ª siguen en sus trece.
R. Ha habido grandes avances desde la primera conferencia sobre poblaci¨®n en 1985. Ahora hay m¨¢s ni?as en la escuela y m¨¢s leyes. Pero tenemos que hacer entender que los derechos de las mujeres y los de salud reproductiva son derechos humanos.
P. Se ha avanzado en el acceso a los f¨¢rmacos b¨¢sicos, pero en Sur¨¢frica, pa¨ªs torturado por el sida, el Gobierno no da antivirales a las seropositivas embarazadas.
R. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud discute con el Gobierno surafricano, pero ¨¦ste sostiene que la causa del sida no es el virus VIH. El problema tiene un v¨ªnculo importante con la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs. Por otra parte, los miembros de la Iglesia cat¨®lica surafricana, como en Latinoam¨¦rica, incluso distribuyen condones: el eslogan ya no es El cond¨®n detiene la vida, sino El cond¨®n detiene el sida.
P. ?C¨®mo afrontar la violencia contra las mujeres?
R. Hasta hace poco se ve¨ªa s¨®lo como fen¨®meno del Sur, pero ahora vemos que tambi¨¦n sucede en el Norte. La diferencia es que en el Norte hay posibilidad de protecci¨®n legal.
P. ?Hay modo de parar la ablaci¨®n o las lapidaciones en el Sur?
R. Las leyes africanas proh¨ªben esos abusos, pero aplicar la ley es otro tema. Lo cultural no cambiar¨¢ sin cambiar la realidad. Sin embargo, se logran ¨¦xitos: hay sitios donde se conserva el elemento de fiesta que acompa?aba la ablaci¨®n, pero no se realiza la mutilaci¨®n. Y ya hay alternativas de ingresos a las mujeres encargadas de practicarla.
P. Usted ha tenido experiencia con refugiados en Afganist¨¢n. ?Hay programas para los ancianos en esas situaciones?
R. Creemos que con tiendas y comida ya se cubre lo b¨¢sico en un campo de refugiados. Pero all¨ª hay violaciones contra menores y mujeres, abusos contra los mayores. Damos en los campos informaci¨®n y ayuda sanitaria contra las enfermedades sexuales, e incluso, cosa en la que no suele pensarse, ropa interior para las mujeres.
P. ?Todos estos problemas tienen soluci¨®n sin los hombres?
R. No. Las mujeres del Sur necesitan saber que pueden apoyarse en los hombres. Por eso trabajamos con ellos, incluso de ni?os, sobre el respeto a las mujeres. Y trabajamos en formaci¨®n dentro de instituciones masculinas, como la polic¨ªa. Los hombres deben cambiar la forma de considerar a las mujeres. Aunque a veces, ?verdad?, parezca mucho pedir. Pero es fundamental que las mujeres conozcan las leyes que las protegen.
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