De Mar del Plata al desempleo con parada en el Bajo Arag¨®n

El valle del r¨ªo Bergantes promet¨ªa m¨¢s que Mar del Plata. Luis Fern¨¢ndez cruz¨® hace a?o y medio un oc¨¦ano con la esperanza garantizada por escrito: trabajo, vivienda y educaci¨®n para sus dos hijos a cambio de mudarse con ellos y su esposa, Liliana Lemonci, durante cinco a?os a Aguaviva, un peque?o pueblo de la comarca turolense del Bajo Arag¨®n amenazado de muerte por la despoblaci¨®n.

Ahora Fern¨¢ndez est¨¢ de nuevo en paro, hace meses se traslad¨® a la vecina Calanda y el pr¨®ximo 13 de mayo tendr¨¢ que enfrentarse a un juicio por incumplimiento de contrato en el que el Ayuntamiento de Aguaviva le reclama los 2.520 euros que adelant¨® para costear el pasaje desde Argentina.

La sangr¨ªa de la emigraci¨®n hab¨ªa dejado a Aguaviva con 640 habitantes cuando en los a?os 30 lleg¨® a tener 1.800. As¨ª que el alcalde, Luis Bricio, del PP, pens¨® que en el propio problema estaba la soluci¨®n y se lanz¨® a captar emigrantes espa?oles en Argentina.

'El alcalde nos utiliz¨®, publicit¨® su programa y logr¨® lo que quer¨ªa'

Viaj¨® a Buenos Aires, lanz¨® una campa?a en la prensa y miles de familias afectadas por la grave crisis econ¨®mica se interesaron por la oferta. Se seleccionaron ocho, que conservaban la nacionalidad espa?ola. Llegaron en septiembre de 2000 y detr¨¢s de ellos, ya sin ese contrato, chilenos, uruguayos, rumanos... As¨ª hasta 23 familias que, seg¨²n Bricio, han elevado la poblaci¨®n de ese pueblo agr¨ªcola hasta los 720 vecinos.

A?o y medio despu¨¦s, el alcalde reconoce que tiene problemas con seis de esas ocho familias y ya ha demandado a dos, la de Luis Fern¨¢ndez y la de Javier Molina. Una novena se fue sin llegar a firmar el compromiso. Salvador Bermo, que sigue en Aguaviva con sus ocho hijos, tambi¨¦n muestra su malestar con el consistorio. Bricio explica apesadumbrado que ha pagado el pato de 'montar una experiencia pionera que ha dado mal resultado con los primeros argentinos que llegaron'.

Seg¨²n Fern¨¢ndez, el alcalde 'no cumpli¨®'. 'Tengo papeles que lo demuestran. Vino a buscarnos, nos prometi¨® una vivienda digna, y no se cumpli¨®; en el trabajo no hab¨ªa seguridad y adem¨¢s me ha difamado y ha dicho sobre m¨ª cosas terribles. ?Qu¨¦ van a pensar de m¨ª en otros pueblos?', se duele. Le contrataron como conductor en una gravera, pero asegura que al cami¨®n le fallaban los frenos. 'El alcalde no se preocup¨® de informarse de qu¨¦ ten¨ªa que hacer para que yo convalidase el permiso de conducir. Yo no tengo los euros que cuesta eso y no puedo trabajar de camionero', prosigue.

'Hab¨ªa cosas imposibles. Ahora lo s¨¦. Con el problema que hay de vivienda en Espa?a, nos prometi¨® un adosado, nos ense?¨® los planos, que pagar¨ªamos con el mismo dinero que nos cobraban por el alquiler de la casa, 25.000 pesetas. ?Eso es imposible!'.

'No es que no les di¨¦semos vivienda digna', replica el alcalde, 'es que hay que conservarlas. En los pueblos no hay calefacci¨®n central, vivieron en una casa en la que yo estuve 13 a?os. Salieron goteras, como en tantas casas, pero s¨®lo eso'.

Pese al mal resultado que su plan ha dado hasta el momento con estos hispanoargentinos el regidor defiende el programa al que est¨¢n acogidos 90 pueblos de Espa?a que luchan contra la despoblaci¨®n. 'El programa es bueno, tenemos 23 familias [inmigrantes] en el pueblo; se han amoldado, la escuela ha duplicado el n¨²mero de alumnos: hemos pasado de 40 a m¨¢s de 80 ni?os', dice. Fern¨¢ndez coincide con ¨¦l en que 'el programa es fabuloso'. 'No queremos perjudicarlo porque puede ayudar a las dos partes, pero hay que cumplir lo pactado'. Justamente lo que opina el alcalde: 'Les logr¨¦ la ayuda al retornado, con eso pod¨ªan pagar la deuda. ?Si s¨®lo les pedimos que aguanten los cinco a?os estipulados en el contrato y que luego se marchen! Pero si se van antes...'.

Bricio replica a su vez que tambi¨¦n los aguavivanos se sienten enga?ados porque su dinero se invirti¨® en 'quienes no han respondido'. Los vecinos tienen otros reproches: que los reci¨¦n llegados tienen facilidades que no se les dan a otros, que se les han pagado facturas del dentista... Incluso se quejan de que compran coches.

'Yo ya vi algo raro', afirma Fern¨¢ndez, 'por eso no quise hablar nunca cuando salt¨® la campa?a internacional de prensa sobre el proyecto. Tengo raz¨®n. Ahora ya no hay que llamar a nadie, los otros inmigrantes llegan por s¨ª solos. Pero si no tienen condiciones no se van a quedar, se ir¨¢n como hacen muchos vecinos de los pueblos'.

Eso es irrefutable. La emigraci¨®n en Arag¨®n, y en Teruel en particular, es sangrante y todo tiene la misma causa: buscar un futuro mejor que la mayor¨ªa ubica en las ciudades. Pero Luis Bricio no rebla: 'La idea es buena, les dimos facilidades, no han cumplido y deben pagar lo que deben'.

Fern¨¢ndez reconoce que se equivoc¨®. Ahora ¨¦l y su familia cobran el paro, viven en una casa que deber¨¢n dejar y a pesar de todo cree que fue una buena idea regresar a Espa?a. 'Pero el alcalde nos utiliz¨®, publicit¨® su programa y logr¨® lo que quer¨ªa'.

El alcalde lamenta lo ocurrido, pero ¨¦l no reconoce ning¨²n error. 'Siempre hay un riesgo en el origen, y ahora s¨®lo les reclamo que devuelvan lo que deben'. Ser¨¢ dif¨ªcil. Son insolventes y no pueden pagar ni un abogado. El que tienen es de oficio.