'Los sitiados de Bel¨¦n no se van a rendir'
Un joven que escap¨® de la bas¨ªlica de la Natividad relata las penosas condiciones en las que resisten 200 combatientes palestinos
Jihad Abu Qamil, un adolescente de 16 a?os que logr¨® escapar esta semana de la bas¨ªlica de la Natividad en Bel¨¦n, asediada desde hace dos semanas por el Ej¨¦rcito israel¨ª, describe un paisaje desolador del interior del templo. El hedor de los cad¨¢veres en descomposici¨®n y de las heridas gangrenadas lo inunda todo. 'Un hombre tiene los intestinos al aire, la pierna de otro est¨¢ destrozada por la metralla. No hay agua para lavarse y s¨®lo hay un retrete para todos', asegura Qamil desde su casa, en el campo de refugiados de Deheisheh, cerca de Bel¨¦n.
Al menos 250 personas permanecen en el interior de la bas¨ªlica dispuestas a resistir hasta el final, seg¨²n Qamil, al que el fr¨ªo y la falta de sue?o le animaron a huir. 'No se van a rendir. Saben que el Ej¨¦rcito israel¨ª no va a disparar'. 'Dentro hay al menos 130 hombres armados, la mayor¨ªa de las fuerzas de seguridad palestina, aunque tambi¨¦n hay ocho miembros de Ham¨¢s y tres o cuatro de las Brigadas de Al Aqsa', asegura este joven, que relata que lo peor de su cautiverio han sido las noches en blanco. 'Los soldados israel¨ªes se dirig¨ªan a nosotros con altavoces durante la noche. 'Vuestra madre os ha preparado la comida, salid, estar¨¦is a salvo'.
Qamil, que entr¨® en la bas¨ªlica la semana pasada para llevar comida a sus compa?eros cautivos, trat¨® de huir con anterioridad junto a otros ocho amigos. Los soldados israel¨ªes le dispararon a los pies nada m¨¢s salir de la iglesia y no tuvieron m¨¢s remedio que volver a su encierro. En el segundo intento tuvo un poco m¨¢s de suerte, no le dispararon, pero nada m¨¢s traspasar el muro de la bas¨ªlica le detuvo un soldado israel¨ª.
'Me hizo desnudarme en plena calle y luego me pregunt¨® si hab¨ªa pasado miedo cuando disparaban a la iglesia por la noche, si el sonido de sirenas o los gritos de una ni?a que sal¨ªan de sus altavoces me hab¨ªan asustado', explica. 'Le dije que no, que la gente que est¨¢bamos dentro no ten¨ªamos miedo. Tambi¨¦n me pregunt¨® qui¨¦n nos estaba dando la comida. Le dije que nos la daban los monjes de la bas¨ªlica, y se enfad¨® mucho'.
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