Manifiesto de la Palabra
1. Existen varias formas de dictadura. En Italia estamos ante una Dictadura de la Palabra.
2. Porque la palabra es de oro. Y la posee una sola persona, un pol¨ªtico que es al mismo tiempo el jefe de un Gobierno y el due?o de todos los medios de comunicaci¨®n que transportan la palabra.
3. Italia s¨®lo en apariencia pertenece a la democracia europea. En realidad es una forma de gobierno oriental a la manera de Heliog¨¢balo. En noviembre del 2001, un semanario hizo un reportaje, a la manera de los semanarios de Heliog¨¢balo, titulado Escritor, ?por qu¨¦ no hablas? Parece ser el caso de repetir la pregunta. Porque si eventualmente un escritor contradice el estruendo ensordecedor de las palabras de Heliog¨¢balo, he aqu¨ª que de varios lados se alzan voces acreditadas elogiando el silencio. Son voces que dicen: el silencio es oro.
4. Pero el elogio del silencio no puede hacerse con palabras. Por coherencia deber¨ªa hacerse en silencio. Quienes invocan el Silencio utilizan la Palabra. Incluso los escritores que elogian el silencio. ?Pero a qui¨¦n piden silencio quienes elogian el silencio? ?Se lo piden acaso a Heliog¨¢balo? ?O a los pregoneros de Heliog¨¢balo? ?O a los mayordomos de Heliog¨¢balo? ?O a los centuriones de Heliog¨¢balo? ?O a las pantallas televisivas de Heliog¨¢balo? ?O a los bandos impresos de Heliog¨¢balo? No. Os lo piden a vosotros, que hab¨¦is osado decir una palabra contra Heliog¨¢balo y contra el imperio de palabras de Heliog¨¢balo.
5. Porque en el Reino de Heliog¨¢balo no s¨®lo la palabra es de oro. Tambi¨¦n el silencio es oro.
6. Pero el proverbio dice que quien calla otorga.
7. La palabra es de oro, pero puede ser tambi¨¦n de plomo. Se lee en el Evangelio que ciertos individuos utilizados por el Sanedr¨ªn usaban la 'sica' bajo la capa. La 'sica' era su instrumento de trabajo. Un pu?al corto y afilado, de golpe mortal. Bajo la capa de sus programas y de sus peri¨®dicos, los agentes de Heliog¨¢balo llevan palabras afiladas como 'sicas'. Pum, pum, y est¨¢s muerto si no respetas el silencio. Palabras de plomo.
8. En el Reino de Heliog¨¢balo se impone el silencio a golpes de pistola cat¨®dica.
9. Ojo: ?que has dicho una palabra contra el Reino de Heliog¨¢balo? El pregonero de Heliog¨¢balo, en su programa televisivo, afirmar¨¢ que est¨¢s de parte de los terroristas. Un golpe de pistola cat¨®dica disparado como el aguij¨®n de una avispa. Avispa mortal.
10. Heliog¨¢balo es feroz. Dispara. Y sobre todo ordena que se disparen pistolas cat¨®dicas. Me pregunto: ?es justo callar ante las pistolas cat¨®dicas de Heliog¨¢balo?
11. Cito de una enciclopedia m¨¦dica: 'Laringe: ?rgano hueco semirr¨ªgido, formado por una serie de cart¨ªlagos unidos entre s¨ª por ligamentos y m¨²sculos. Sus funciones principales son: 1) la respiraci¨®n; 2) la fonaci¨®n, es decir, la formaci¨®n de sonidos, determinados por la contracci¨®n de los m¨²sculos llamados cuerdas vocales'.
12. La fonaci¨®n, es decir, el habla, es la facultad con la que la Naturaleza (Dios, para quien lo prefiera) ha dotado a los hombres con el objeto de que se distingan de los animales. La palabra nos caracteriza como criaturas vivas y pensantes. Sin ella ser¨ªamos brutos. Y hechos no fuimos para vivir como brutos, tal y como quisiera Heliog¨¢balo.
13. Porque el silencio mata, la palabra crea. En principio era el Verbo y el Verbo era la Vida. Y esto es el Evangelio.
14. Yo hablo porque existo. Cuando mi garganta est¨¦ llena de tierra dejar¨¦ de hablar. Entonces ser¨¢ el silencio. Me aguarda una eternidad de silencio, pero antes de que llegue el silencio eterno quiero usar mi voz. Mi palabra.
15. Yo hablo porque soy un escritor. La escritura es mi voz. Un escritor que no habla no es un escritor. No es nada. ?Quieren llenar mi garganta de tierra? Se equivocan.
16. Pero vosotros tambi¨¦n deb¨¦is hablar. Porque todos debemos hablar. Para eso nos hizo la Naturaleza criaturas humanas. Con que dig¨¢is un solo 'NO', Vuestra Naturaleza Humana quedar¨¢ a salvo. Si permanec¨¦is en silencio habr¨¦is llenado vosotros mismos Vuestra boca de tierra. No ser¨¦is m¨¢s que unas orejas que escuchan las pistolas cat¨®dicas de Heliog¨¢balo. Y eso es exactamente lo que Heliog¨¢balo quiere de Vosotros.
17. ?Est¨¢is seguros de que quer¨¦is delegar las pocas palabras que en la vida ten¨¦is que decir a los recaderos de Heliog¨¢balo que cada d¨ªa os hablan desde la prensa de Heliog¨¢balo y desde los tubos cat¨®dicos de Heliog¨¢balo?
18. Atenci¨®n: Heliog¨¢balo est¨¢ preparando una ley gracias a la cual Vuestra boca estar¨¢ llena de tierra y no ser¨¦is m¨¢s que unas orejas listas para recibir los mensajes de Heliog¨¢balo. Con esta ley, ser¨¢ simult¨¢neamente Vuestro Jefe pol¨ªtico y Vuestro Jefe espiritual. En el Reino de Heliog¨¢balo tal estratagema viene eufem¨ªsticamente llamada 'Ley sobre el conflicto de intereses'. En realidad es la ley del Silencio. Un silencio de tumba en el que s¨®lo hablar¨¢n Heliog¨¢balo, los mayordomos de Heliog¨¢balo, los pregoneros de Heliog¨¢balo, los sicofantes de Heliog¨¢balo.
19. El Reino de Heliog¨¢balo cumple un sue?o previsto hace a?os en Italia por los compadres de Heliog¨¢balo. Coged la lista de esos compadres, mir¨¢osla con atenci¨®n, que quiz¨¢s os top¨¦is con alguna sorpresa. Y acaso con alguna sospecha. Porque ¨¦ste es el momento de las sospechas.
20. Declaro abierta la era de la sospecha. Sospechad de todos, incluso de quien os invita a cantos de fraternidad, y sobre todo de los padres putativos. No todos son buenos carpinteros, y nunca se sabe a qu¨¦ hijos pr¨®digos pueden estar protegiendo.
21. El plan previsto hace a?os por los compadres de Heliog¨¢balo se llamaba de otro modo, pero hoy podemos llamarlo 'Plan de Resurgimiento de la Mordaza'. Una mordaza que garantiza el silencio.
22. Atenci¨®n. El Reino de Heliog¨¢balo est¨¢ lleno de maestros. Peque?os maestros. Se hacen pasar por buenos maestros, pero son malos, muy malos. Y conminan a los escolares.
23. Atenci¨®n: El arte de callar ya lo conoci¨® el Reino de Heliog¨¢balo entre 1922 y 1945. Es una vieja pr¨¢ctica, t¨ªpica de cualquier r¨¦gimen. Se llama pr¨¢ctica de los enebros fragantes. En Italia, los Gram¨¢ticos de los enebros fragantes han empezado a dictar sus dec¨¢logos: 'Esto es meritorio de literatura, esto no es meritorio'. Atenci¨®n, esos Gram¨¢ticos son peligrosos: estableciendo arbitrariamente jerarqu¨ªas enuncian un principio de censura. Y la literatura, por el contrario, es ancha como la Vida, y no exige carta de cr¨¦dito alguna: en ella caben tanto el noble suicidio del joven Werther como los calzones remendados del travieso Gavroque, el Para¨ªso de Dante junto al pajarillo de Catullo, los Himnos a la noche de H?lderlin como los proverbios de los Malavoglia y la Oda a la zanahoria de Neruda. Porque, como dijo un gran poeta, todo vale la pena si el alma no es angosta. Y a eso sirve la Palabra: a decir que el alma no es angosta.
24. Me acuerdo de Caserio. Me acuerdo de Sacco y Vanzetti. Me acuerdo de Valpreda. Me acuerdo de Pinelli. Recuerdo todo lo que ha sucedido en Italia en la posguerra y tambi¨¦n durante la guerra. Los repubblichini de Mussolini eran colaboracionistas de los nazis. Mataban y torturaban. Lo s¨¦, lo sabe mi familia y tengo documentos. Quienes dicen que eran 'muchachos de Sal¨®' que luchaban en cualquier caso por el honor de la Patria, mienten, sostienen una falsedad hist¨®rica. Es necesario contradecirles. Para contradecirles hay que hablar. Porque quien calla otorga.
25. Un semi¨®logo, hace a?os, ridiculiz¨® a un pobre presentador de televisi¨®n que parec¨ªa haberse convertido en el due?o de las noches de los italianos, trazando su fenomenolog¨ªa. Y yo pregunto: ?ser¨¢ posible que no haya ning¨²n doctor, hoy, en el Reino de Heliog¨¢balo, que pueda trazar una fenomenolog¨ªa de Heliog¨¢balo? El material, desde luego, no falta, desde los numerosos gestos briosos de Heliog¨¢balo a su foto-biograf¨ªa en colores. Resultar¨ªa un trabajo algo m¨¢s arriesgado, pero sin duda de gran utilidad para todos nosotros. ?Hay alguien que posea las palabras apropiadas para decirlo?
26. Mandar al diablo a todos aquellos que aman apelarse al silencio o que se muestran pesimistas ser¨ªa demasiado f¨¢cil. Por desgracia soy mucho m¨¢s pesimista de lo que parece: soy un falso optimista. He le¨ªdo a Voltaire mucho antes de esos revolucionarios que estaban en las barricadas haciendo una revoluci¨®n que despu¨¦s no lleg¨®. Perdonadme, soy un intelectual burgu¨¦s. Llevo en el coraz¨®n la Palabra.
27. En Italia ya no se quiere meter tierra en la boca solamente a quienes usan todav¨ªa la Palabra, a los escritores. Se quiere llenar de tierra la voz de la Historia tambi¨¦n.
28. Ha escrito el Grande Escritor de Praga: 'Escribir significa dar un salto m¨¢s all¨¢ del c¨ªrculo de los asesinos'.
29. Ciudadanos: hablar significa dar un salto m¨¢s all¨¢ del c¨ªrculo de quien quiere estrangularos. Escribid. Hablad.
30. Ciudadanos del Reino de Heliog¨¢balo que a¨²n cre¨¦is en la Palabra. Os han asegurado que en el Reino de Heliog¨¢balo hay un garante que para defenderos puede firmar o no firmar la Ley de Heliog¨¢balo. Pero s¨®lo Vosotros sois los garantes de vuestra voz, despu¨¦s de lo cual vuestra boca estar¨¢ llena de tierra. Si el presunto garante firma la Ley de Heliog¨¢balo (o una parecida), s¨®lo os queda una cosa por hacer. Por eso hago un llamamiento, dirigido a Vosotros y a todos aquellos que creen todav¨ªa en la voz humana. Porque en principio era la Palabra. Heliog¨¢balo quiere qued¨¢rsela. Es responsabilidad vuestra no dej¨¢rsela.
Llamamiento: Coged una fotograf¨ªa tama?o carn¨¦, con vuestro nombre y direcci¨®n. Dibujad con un rotulador una mordaza sobre la boca de vuestra fotograf¨ªa y mand¨¢dsela al presidente del Consejo de Europa (Consejo de Europa, Avenue de l'Europe, Palais de l'Europe, 67075 Strasburgo). No mand¨¦is vuestra fotograf¨ªa a quien no os ha servido de garante. Los centuriones de Heliog¨¢balo dir¨ªan que no sois m¨¢s que setecientos mil, como dijeron de la manifestaci¨®n en la que erais tres millones el 23 marzo 2002 en Roma. Vosotros sois millones, millones de personas en el Reino de Heliog¨¢balo amordazadas por Heliog¨¢balo y por los garantes de Heliog¨¢balo. Veamos lo que dir¨¢ la Europa Unida cuya Carta se funda sobre la libertad de Palabra. Hablemos, amigos, hablemos. Despu¨¦s vendr¨¢ el Silencio.
En el Reino de Heliog¨¢balo, a 3 de abril de 2002.
Antonio Tabucchi es escritor italiano. Este texto que anticipamos ser¨¢ publicado por la revista italiana Micromega en su pr¨®ximo n¨²mero. (Traducci¨®n de Carlos Gumpert)..
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