Verg¨¹enza en el Real
El d¨ªa 16 de abril de 2002 me levant¨¦ a las seis de la ma?ana para ir a comprar dos entradas para la ¨®pera Madama Buterfly, que se estrena en los pr¨®ximos d¨ªas. No es la primera vez -ni ser¨¢ la ¨²ltima- que hago una cosa parecida para adquirir entradas porque es la ¨²nica forma de asistir a la ¨®pera si no tienes un abono de temporada. Hay colas porque las entradas disponibles son pocas y hay afici¨®n entre los madrile?os. El problema es que la cola est¨¢ dominada por los reventas. Hacen lo que quieren ante la pasividad de la direcci¨®n del Real y de la polic¨ªa.
Controlan la fila, pasan una lista, se asignan los primeros puestos porque vienen con la lista desde casa, unas veces empiezan un d¨ªa antes y otras dos; pronto llegaremos a tres. Es gracios¨ªsimo ver c¨®mo pasan la lista. 'Pepe, Maru, mi hijo, mi hija, el cocinero...'. Todo un experimento sociol¨®gico.
Desde aqu¨ª invito a que el teatro adopte alg¨²n tipo de medida: una puede ser que alguien del Real organice la cola o que se puedan adquirir entradas por Internet (por tel¨¦fono es imposible).
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