La chica del acorde¨®n

Cuando uno sabe lo f¨¢cil que resulta entusiasmarse escuchando a Sharon Shannon en concierto, su inesperada -se decidi¨® pr¨¢cticamente a ¨²ltima hora- actuaci¨®n del jueves en Madrid supo m¨¢s bien a poco. Casi que decepcion¨®. El recuerdo reciente jugaba en su contra: hace unos meses, con su banda al completo, la irlandesa ofreci¨® una faena formidable en el teatro de la Casa de Campo. Esta vez, en cambio, se present¨® en ac¨²stico y con lo puesto: sin bater¨ªa, ni bajo, ni las dos hermanas violinistas, Liz e Yvonne Kane.

Una entrada paup¨¦rrima tampoco invitaba al optimismo. Y, para terminar de arruinarlo, trajo a una joven cantante, una muchacha del condado de Kerry llamada Pauline Scanlon, que con sus versiones de canciones de Joni Mitchell o Willie Nelson, entre otras, contribuy¨® la pobre a banalizar la presencia de Sharon Shannon.

El primer bis lo cerr¨® A costa de Galicia, que Sharon Shannon aprendi¨® de Carlos N¨²?ez; en el segundo, se llev¨® el acorde¨®n hasta orillas del Sena, con parada en el Canad¨¢ franc¨®fono, para acercarse despu¨¦s con brillantez a una obra del repertorio de la a?orada Penguin Cafe Orchestra. Aun as¨ª, es una maravilla escuchar c¨®mo esta mujer ataca las notas con su acorde¨®n, un peque?o instrumento que en sus manos promete siempre algo m¨¢s que las t¨®picas interpretaciones de reels y jigs de la m¨²sica tradicional de Irlanda. Porque toca con un sentido del ritmo, la melod¨ªa y la armon¨ªa que la habilitan para llevar una canci¨®n hasta sus l¨ªmites.

Sharon Shannon, acordeonista del condado de Clare, en la costa oeste de Irlanda, tiene algo que enamora: una arrebatadora vitalidad infantil y la sonrisa de quien disfruta tocando.