Interior sospecha que un 'comando itinerante' perpetr¨® el atentado contra la sede de Repsol
El coche bomba fue robado dos horas antes en Madrid y cargado con 15 kilos de explosivo
El atentado con coche bomba contra la central de la empresa Repsol-YPF en Madrid, perpetrado a la una de la ma?ana de ayer, ha sembrado en los servicios antiterroristas la misma duda que les sobrecoge cada vez que ETA reaparece en la capital de Espa?a tras meses de inactividad: ?comando estable o itinerante? El ministro del Interior, Mariano Rajoy, no quiso pronunciarse ayer al respecto, pero fuentes policiales se inclinaban por la teor¨ªa del itinerante a la vista del 'novedoso' modus operandi: el coche fue robado unas dos horas antes del atentado, cargado con una mochila rellena con 15 kilos de explosivo variado (la mayor¨ªa cloratita) y colocado por dos personas que escaparon sin dar ninguna alerta telef¨®nica.
El atentado contra Repsol, que horas antes hab¨ªa celebrado su junta de accionistas en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, sita frente por frente de la central de la petrolera, apenas requer¨ªa preparaci¨®n. Los anteriores integrantes del comando Madrid, capitaneado por Bel¨¦n Eg¨¹es -detenida el 6 de noviembre gracias a un ciudadano an¨®nimo-, ya se hab¨ªan fijado como objetivo el edificio de cristal de Repsol del paseo de la Castellana, seg¨²n los documentos que se les incautaron.
Los terroristas, un hombre de 35 a?os y otro de unos 25, supuestamente ten¨ªan fichado por el trabajo de campo de sus predecesores el coche que deb¨ªan robar. El Ford Fiesta rojo fue sustra¨ªdo a la altura del n¨²mero 29 de la calle de Manresa, en el Poblado Dirigido de Fuencarral, donde su due?a lo aparc¨® a las diez de la noche.
El veh¨ªculo fue trasladado hasta la embocadura de la calle del Conde de Torralba, donde los terroristas se detuvieron para preparar el explosivo. Un operario de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) los vio en ese momento, un rato antes del estallido. 'Eran dos, uno grueso y alto, de unos 35 a?os, y el otro m¨¢s peque?o, de unos 25; me fij¨¦ porque me extra?¨® su actitud y luego, cuando ocurri¨® la explosi¨®n, fui a ver si el coche segu¨ªa donde lo v¨ª, pero ya no estaba', relat¨® a la polic¨ªa a las dos de la ma?ana.
El explosivo estaba metido dentro de 'una mochila o una bolsa', seg¨²n Rajoy, supuestamente depositada en el maletero. El m¨¢s joven de los terroristas, 'con una media melena, pantal¨®n vaquero y chaqueta de lana', seg¨²n los testigos, aparc¨® el Ford en bater¨ªa, con la trasera enfilada hacia el edificio, junto a unos cubos de basura y pegado al vado de la entrada al garaje de Repsol sito en la calle de Manuel Caldeiro, bajo la cristalera del vigilante que suele controlar el tr¨¢nsito de coches durante el d¨ªa. El hueco para aparcar lo hab¨ªa dejado libre en esos momentos un conductor de la EMT, que acababa de terminar su servicio y hab¨ªa dejado el autob¨²s en las cercanas cocheras de la calle de Mauricio Legendre.
El joven conect¨® el temporizador, se fue caminando y, poco despu¨¦s, sin llamada de aviso a los servicios de emergencia, como suele ser habitual, el coche estall¨®.
La explosi¨®n hizo que el coche saltara hasta el medio de la calle envuelto en fuego, al igual que otra decena de veh¨ªculos. Las primeras llamas fueron atacadas con extintores por vecinos de la zona, tres de los cuales resultaron heridos por cortes de los cristales rotos mientras otro m¨¢s sufri¨® una fuerte subida de tensi¨®n como consecuencia del susto. La llegada del d¨ªa permiti¨® apreciar con claridad el resultado del atentado. 'Hay seis edificios afectados, en los que entre 100 y 120 viviendas han resultado tocados. El de Repsol es el m¨¢s afectado, pero no tiene da?os estructurales. La carga desde luego ha sido menor que en otras ocasiones, a la vista de los destrozos', explicaba a pie de obra Carlos Hern¨¢ndez, arquitecto del servicio municipal de Control de la Edificaci¨®n. El Servicio de Limpieza Urgente (Selur) recogi¨® en la calle diez toneladas de escombros.
Las oficinas de la petrolera sufrieron da?os en 1.000 metros cuadrados, especialmente en cristaleras, cerramientos y mamposter¨ªa. 'Los da?os han sido muy valiosos pero f¨¢cilmente subsanables', seg¨²n explic¨® ayer el presidente de Repsol, Alberto Cortina, en una rueda de prensa ofrecida poco despu¨¦s de encabezar, a las puertas de las oficinas, una concentraci¨®n de trabajadores de la empresa en repulsa por el atentado.
Con todos estos mimbres, los servicios antiterroristas se inclinan por la teor¨ªa de que el atentado es obra de un comando itinerante. 'Traer el explosivo en una mochila, meterlo en un coche y estar de vuelta en el Pa¨ªs Vasco antes de que amanezca es relativamente sencillo', indicaron fuentes policiales. No obstante, estas fuentes son conscientes de que ETA considera a Madrid 'una plaza emblem¨¢tica y de prestigio para ellos', por lo que su obsesi¨®n, agregan, 'es colar un comando estable en la capital para hacer campa?a'.
El m¨¦todo de robo y atentado inmediato es la primera vez que se utiliza en Madrid, pero no en el Pa¨ªs Vasco. Los terroristas que asesinaron en Orio al edil Juan Priede, el 21 de marzo, as¨ª lo hicieron con el coche de huida.
ETA ya atent¨® contra el presidente de la petrolera
Los responsables de la lucha antiterrorista aseguraron ayer que ya hab¨ªan advertido en noviembre pasado a Repsol-YPF de que el comando Madrid de ETA hab¨ªa incluido a esta empresa entre sus 'objetivos econ¨®micos'. La documentaci¨®n requisada al anterior grupo que oper¨® en la capital de Espa?a revel¨® que la banda ten¨ªa entre sus objetivos inmediatos 'colocar un coche bomba en el edificio de Repsol de la Castellana' y atentar contra ediles del PP y un miembro del Tribunal de Cuentas. No obstante, Alberto Cortina, actual presidente de la firma, ya sufri¨® un atentado de la banda. ETA le envi¨® el 27 de junio de 1995 un paquete bomba cargado con unos 150 gramos de pentrita, pero el artefacto fue interceptado y desactivado por los Tedax de la polic¨ªa. En esa misma remesa fue remitido otro paquete al banquero Alfonso Esc¨¢mez. Esta bomba estall¨® cuando era manipulada por un empleado de correos, que result¨® herido.
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