La 'Operaci¨®n Triunfo' de los libros
La marea humana no falt¨® a su cita habitual de la Diada de Sant Jordi. Por un d¨ªa, los ciudadanos se transformaron en ¨¢vidos lectores -o como m¨ªnimo en ¨¢vidos compradores de libros- y se dirigieron bajo un sol espl¨¦ndido al centro de Barcelona como si fueran zombies. 'Hay que comprar libros, hay que comprar libros', parec¨ªan repetir como posesos. Ya a media ma?ana, por la Rambla de Catalunya pod¨ªa verse a una multitud de lectores por un d¨ªa que avanzaban entre un mar de libros y rosas. Rosas las hab¨ªa de todo tipo: rojas, blancas, azules y azulgrana (!); de cer¨¢mica, de papel, solidarias, pro viaje de fin de curso, con etiqueta de partido pol¨ªtico... En cuanto a libros, tambi¨¦n los hab¨ªa de todo tipo y condici¨®n; incluso, de vez en cuando, con los autores haciendo de vendedores improvisados por un d¨ªa y estampando su firma en ellos.
Ritual de la firma por parte de los autores. Los medi¨¢ticos se llevan la parte del le¨®n. Los dem¨¢s se sienten en jaulas muy menores...
A medida que uno avanzaba hacia el centro, Barcelona era cada vez m¨¢s la ciudad de los libros. El parque tem¨¢tico que es habitualmente La Rambla se transform¨® por un d¨ªa en una gran feria del libro, con multitud de puestos y con un tr¨¢fico constante de autores, llevados de la mano por sus agentes o por sus jefes de prensa, pendientes siempre del reloj. La consigna era firmar y firmar, aunque enseguida se vio que no todos lo hac¨ªan al mismo ritmo. 'Malditos medi¨¢ticos', o¨ª rezongar a un autor en huelga de brazos cruzados mientras contemplaba la cola y el movimiento de masas que originaba Andreu Buenafuente. 'No s¨®lo firman m¨¢s que nadie, sino que su cola se convierte en una barrera que impide que firmemos los dem¨¢s'.
Buenafuente firm¨® sin parar. Tambi¨¦n lo hicieron Mari Pau Huguet, Joaqu¨ªn Sabina, Jos¨¦ Luis de Vilallonga y el escritor de moda, Javier Cercas, que ha conseguido el r¨¦cord nada habitual de hacer dos sant jordis seguidos con el mismo libro, que es algo as¨ª como subir dos veces al Everest en un a?o. Tanto ¨¦l como su Soldados de Salamina lo merecen, sin duda. Visto el ¨¦xito de los medi¨¢ticos, sin embargo, no estar¨ªa de m¨¢s inventar una Operaci¨®n Triunfo para escritores, aunque me temo que seguir las peripecias y las neuras de un taller literario no tendr¨ªa demasiada audiencia. No s¨¦, todo es probarlo. Los autores ganadores, eso s¨ª, tendr¨ªan cola el D¨ªa del Libro y hasta puede que grititos de sus clubs de fans.
El irland¨¦s Colm T¨®ib¨ªn, que viv¨ªa su primer d¨ªa de Sant Jordi como autor, se re¨ªa del espect¨¢culo de las firmas en cadena de Buenafuente y compa?¨ªa y comentaba: 'Es incre¨ªble. Es como estar en el zoo, pero ¨¦l est¨¢ en la jaula de los monos, a la que acuden todos los ni?os, y el resto somos los animales sin inter¨¦s'. Por suerte, T¨®ib¨ªn ya hab¨ªa vivido algunos sant jordis como lector y la marea humana no le cog¨ªa de improviso.
Al mediod¨ªa, se impon¨ªa una pausa, y el sitio ideal para ello es Casa Leopoldo, el restaurante con m¨¢s escritores por metro cuadrado de la ciudad. Rosa, como siempre, ejerc¨ªa de anfitriona perfecta, y ten¨ªa el detalle de regalar un libro y un clavel a los clientes. 'Regalo un clavel y no una rosa', me aclar¨®, 'porque yo a¨²n recuerdo que el 25 de abril fue la Revoluci¨®n de los Claveles'. Eso s¨ª que es estar en todo y tener memoria para lo que vale la pena recordar. Adem¨¢s, llam¨¢ndose Rosa, quedar¨ªa redundante regalar una ¨ªdem.
En Casa Leopoldo se esperaba ayer la presencia de una autora con muchos guardaespaldas, Ana Botella, pero por suerte se incorpor¨® a la fiesta por la tarde y se pudo comer sin sobresaltos. El que cada a?o por Sant Jordi tiene mesa reservada en Casa Leopoldo es el clan de Edhasa, con su director, Daniel Fern¨¢ndez, a la cabeza. Fern¨¢ndez, que se marca el detalle de invitar a todos los empleados de la editorial para honrar al santo patr¨®n, comentaba por cierto que el D¨ªa del Libro lo instituy¨® el dictador Primo de Rivera en los a?os veinte. O sea que lo de fiesta de la catalanidad queda un tanto devaluado. Qu¨¦ le vamos a hacer.
Por la tarde, siguiendo el gui¨®n habitual, la marea humana se multiplic¨® a¨²n m¨¢s. Ya puede haber actos en el Palau de la Generalitat, en el Ateneo o donde sea, que el protagonismo del Sant Jordi siempre est¨¢ en la calle. Y en los libros, claro, aunque este a?o se ve¨ªan muchas camisetas azulgrana e incluso algunas banderas del Bar?a. Reinaba el pesimismo, eso s¨ª, aunque el editor Jorge Herralde sab¨ªa darle la vuelta: 'Si ganamos, bien', reflexionaba, 'Si perdemos, igual nos sirve para perder de vista a Rexach y, con un poco de suerte, incluso a Gaspart'.
Algunas editoriales y algunas librer¨ªas se apuntaron al ambiente deportivo del Bar?a-Madrid de nuestros pecados. Laie mont¨® un escaparate con un campo de f¨²tbol y Columna reparti¨® octavillas con el nombre de la editorial y con un gran 5 a 0 que hac¨ªa pensar en tiempos gloriosos para el Bar?a. Claro que, conociendo a Miquel Alzueta, hab¨ªa, por supuesto, una segunda lectura: la del resultado de esc¨¢ndalo que esperaban alcanzar los de Columna al final de la jornada. Y es que en su alineaci¨®n contaba con autores como Andreu Buenafuente, uno de los que no se cansaron de firmar, uno de esos superventas que parecen salidos de la Operaci¨®n Triunfo del libro. Las discusiones sobre si fue justo el resultado quedan para los pr¨®ximos d¨ªas.
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