Derechos humanos y democracia 'versus' justicia y libertad
La autora defiende una acci¨®n m¨¢s decidida en defensa de los derechos humanos y la democracia en los pa¨ªses socios de la UE.
En el Pleno de ayer, el Parlamento Europeo deb¨ªa aprobar un informe sobre El Papel de la UE en el Fomento de los Derechos Humanos y la Democratizaci¨®n en Terceros Pa¨ªses, que me ha correspondido elaborar como titular de la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores.
Si bien no existen en teor¨ªa diferencias de enfoque entre las Instituciones de la Uni¨®n a la hora de abordar el desarrollo y la consolidaci¨®n de la democracia y los derechos humanos, los problemas comienzan a la hora de pasar del terreno de la ret¨®rica al terreno de lo concreto. De hecho, en la mayor parte de los casos, bien podr¨ªa decirse que el Consejo -y aun a menudo la Comisi¨®n- tienden a hacer la vista gorda ante las violaciones constatadas. Y no es menos frecuente observar c¨®mo las exigencias democr¨¢ticas a nuestros socios vienen muy por detr¨¢s de los intereses econ¨®micos y comerciales de la Uni¨®n y de sus Estados miembros individualmente considerados.
En este contexto, el objetivo de este Informe no es reiterar de nuevo la ya de sobra conocida doctrina de la Uni¨®n en la materia, sino el de presentar propuestas de acci¨®n concretas, relativas tanto a la fase de negociaci¨®n de los acuerdos de todo tipo entre la Uni¨®n Europea y los terceros Estados, como a la de aplicaci¨®n de los mismos, as¨ª como a la de su eventual suspensi¨®n.
Porque si bien es cierto que para impulsar sus objetivos en esta materia, la UE dispone de un gran n¨²mero de instrumentos, no es menos cierto que en el momento actual se adolece de una clamorosa falta de utilizaci¨®n coherente y decidida de los mismos. Unos son de naturaleza diplom¨¢tica o de pol¨ªtica exterior, y se utilizan con discrecionalidad y oportunismo pol¨ªtico la mayor¨ªa de las veces. Otros, de variada condici¨®n, presentan el elemento caracter¨ªstico com¨²n de no ser a menudo suficientemente explotados, tal y como sucede con los instrumentos comunitarios existentes en materia de medio ambiente, comercio, sociedad de la informaci¨®n e inmigraci¨®n.
Es tal la falta de coherencia entre lo pactado y su efecto que, a veces, cabr¨ªa plantearse la eficacia de la propia cl¨¢usula democr¨¢tica, sobre todo a la luz de la aplicaci¨®n pr¨¢ctica de la que ha sido objeto hasta la fecha. En mi opini¨®n, la UE debe establecer ya nuevos mecanismos de control dirigidos a reforzar los ya existentes, de forma que permitan comprobar el respeto de los derechos humanos y los procesos de democratizaci¨®n por parte de cualquiera de sus socios, tanto pol¨ªticos como econ¨®micos. El examen de la evoluci¨®n de violaciones de derechos humanos tales como la tortura y la pena de muerte, el grado de libertad de observadores internacionales y defensores de derechos humanos para actuar libremente y hablar en defensa de los m¨¢s desfavorecidos y, sobre todo, la exigencia por la Uni¨®n del m¨¢s estricto cumplimiento de lo convenido en los acuerdos que con ella vinculan a los terceros pa¨ªses, podr¨ªan constituir util¨ªsimos indicadores.
Para enfrentarse decididamente con este reto y superar la palabrer¨ªa al uso, es por lo que en este informe se propone la elaboraci¨®n de un C¨®digo de Conducta Interinstitucional que confiera mayor coherencia y equidad a la acci¨®n exterior de la Uni¨®n en materia de democratizaci¨®n y derechos humanos, estableciendo para ello una serie de normas de actuaci¨®n que regir¨¢n las relaciones entre la UE y los m¨¢s de 120 terceros Estados a los que es aplicable actualmente la cl¨¢usula democr¨¢tica.
Este C¨®digo Interinstitucional constituir¨¢ una gran novedad a la hora de abordar la responsabilidad de las instituciones iuropeas en la promoci¨®n de los derechos humanos en el mundo, pues pondr¨¢ negro sobre blanco el conjunto de deberes hacia nuestros socios y tambi¨¦n ante nosotros mismos. No les oculto que ha habido algunas tensiones antes de que se aceptara un texto de estas caracter¨ªsticas. Porque hay quien piensa que hay que ser m¨¢s realista. Pero, precisamente por eso, por ser realista, es por lo que pienso que es hora ya de que nos enfrentemos con el doble lenguaje y la hipocres¨ªa a la hora de actuar con seg¨²n qu¨¦ socios econ¨®micos o ante seg¨²n qu¨¦ situaciones. Y as¨ª lo han entendido una gran mayor¨ªa de parlamentarios.
Porque no se puede permitir que sigan empobreci¨¦ndose todav¨ªa m¨¢s los pa¨ªses y las gentes m¨¢s pobres del mundo -que re¨²nen al 80% de la poblaci¨®n de ¨¦ste-, lo que constituye, adem¨¢s de una verg¨¹enza, uno de los mayores riesgos para la seguridad interior y exterior de la Uni¨®n. En efecto, no hay fuerza humana ni barrera alguna que pueda detener la desesperaci¨®n creciente de las inmensas capas de poblaci¨®n mundial sumidas en la ignorancia y en la miseria m¨¢s absolutas. Por eso, aunque no fuera por razones de estricta solidaridad, justicia y reparaci¨®n moral como corresponder¨ªa a la Uni¨®n, el propio inter¨¦s ego¨ªsta de ¨¦sta y el de sus Estados miembros aconsejar¨ªa hacer de la lucha contra la ignorancia y la pobreza uno de los objetivos geopol¨ªticos b¨¢sicos de nuestra pol¨ªtica exterior.
El mundo ya no es lo que sol¨ªa ser, en efecto, de modo que la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n debe de tomar en cuenta este nuevo hecho, que presenta implicaciones novedosas y que exceden con mucho el manido mecanismo de las soluciones militares o de seguridad. Hacer frente a los grandes conflictos que provocan la mezcla explosiva constituida por numerosos pueblos y pa¨ªses pobres, sumidos en la ignorancia y la desesperaci¨®n, y gobiernos corruptos y dictatoriales requiere otras actitudes y otros compromisos.
En t¨¦rminos pr¨¢cticos, una buena manera de conjurar tales riesgos es apostar de verdad y poniendo en marcha todos los instrumentos pol¨ªticos y econ¨®micos por implantar la democracia y los derechos humanos, la justicia y la libertad en el conjunto de los numeros¨ªsimos pa¨ªses socios de la Uni¨®n Europea. Porque no hemos de olvidar que las contradicciones, la falta de unanimidad, de coordinaci¨®n y de unidad de acci¨®n son el peor enemigo de los derechos humanos. Y que a¨²n sigue vigente la pregunta de cu¨¢nta pobreza tolera la democracia. S¨®lo si somos valientes, hacemos la debida autocr¨ªtica y nos arriesgamos a ganar esta batalla, daremos la respuesta correcta. Me parece que hace demasiado tiempo que el mundo la est¨¢ esperando.
Rosa D¨ªez Gonz¨¢lez es presidenta de la Delegaci¨®n Socialista Espa?ola en el Parlamento Europeo.
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