Argentina: el asno de Burid¨¢n
La profunda crisis pol¨ªtica que vive Argentina le impide encontrar una salida, que en cualquier caso ser¨¢ dolorosa, a la sima econ¨®mica en la que ha ca¨ªdo. La dimisi¨®n del ministro de Econom¨ªa, Jorge Remes Lenikov, el hombre m¨¢s respetable del Gabinete de Duhalde, ha sido debida a la falta de apoyos pol¨ªticos para sus planes. ?stos consist¨ªan en transformar en bonos del Estado los ahorros atrapados en los llamados corralitos, que limitan la capacidad de los clientes de disponer de sus dep¨®sitos bancarios. La salida de Remes se traduce, sin duda, en un debilitamiento del presidente Duhalde.
?ste se ha visto forzado a negociar con el ¨²nico poder real que subsiste tras el desprestigio en el que han ca¨ªdo el Parlamento y la presidencia: los gobernadores provinciales, convertidos en caudillos. El de C¨®rdoba, De la Sota, se permiti¨® vetar ayer tres nombres de sustitutos para Remes. Duhalde prepara un plan de emergencia que deber¨ªa presentar en los pr¨®ximos d¨ªas y que podr¨ªa partir de un terco error: un nuevo tipo de cambio fijo con el d¨®lar -intenci¨®n que supuestamente comunic¨® ayer al Fondo Monetario Internacional (FMI)-, tras 11 a?os y medio de dolarizaci¨®n que acab¨® en el desastre actual. El cambio fijo s¨®lo tendr¨ªa sentido como medida absolutamente limitada en el tiempo para evitar una hiperinflaci¨®n. Pero puede conducir a un nuevo callej¨®n sin salida. La pol¨ªtica econ¨®mica argentina se asemeja al asno de Burid¨¢n, dando vueltas y m¨¢s vueltas en la noria.
Si los ciudadanos han mostrado en la calle su tremenda irritaci¨®n con el plan de Remes, destinado a salvar al sector bancario de una total bancarrota a cambio del sacrificio de los ahorradores, lo que prepara Duhalde tampoco les va a tranquilizar: nuevos parches, normas que alargar¨ªan en casi un a?o los procedimientos legales para obligar a los bancos a entregar los dep¨®sitos limitados por el corralito. Pero todo esto es el largo plazo, las buenas intenciones. La realidad es que Argentina lleva ins¨®litamente tres d¨ªas sin actividad bancaria ni cambiaria, lo que produce una aut¨¦ntica penuria a la poblaci¨®n y largas colas de jubilados para cobrar sus modestas pensiones. La clase media ha sido arrasada por este torbellino, lo que tendr¨¢ graves consecuencias para el futuro de este pa¨ªs ca¨ªdo por la insensatez de muchos de sus dirigentes, avalados por la pol¨ªtica ciega del FMI.
Lo ¨²nico claro es que Argentina no saldr¨¢ de su atolladero sin una merma notable del patrimonio de los argentinos. Los bancos no pueden devolver los dep¨®sitos, y un tipo de cambio fijo que podr¨ªa llegar hasta 3,5 pesos por d¨®lar supondr¨ªa una devaluaci¨®n de m¨¢s de un 70% en tres meses. Mientras Argentina no tenga un plan viable de salvaci¨®n, no recibir¨¢ apoyo internacional. Pero el FMI deber¨ªa lanzar una se?al clara de que si Argentina hace sus duros deberes, cumplir¨¢ con su obligaci¨®n, que es, tambi¨¦n, la de ayudar y no s¨®lo aconsejar y criticar. Las empresas extranjeras tienen un papel que cumplir. Hay evidencias de que algunas de ellas han repatriado dividendos de forma masiva.
Nadie ve una salida. Argentina vive sobre el vac¨ªo. Probablemente, tras la dimisi¨®n de Remes, Duhalde est¨¦ ante su ¨²ltima oportunidad. Si vuelve a fracasar -y est¨¢n presentes todos los ingredientes para ello- ser¨¢ inevitable anticipar las elecciones, en un clima social y pol¨ªtico irrespirable. Quiz¨¢ fuera la menos mala de las salidas si saliera de las urnas un Gobierno con mayor autonom¨ªa para gestionar la crisis. Las elecciones adelantadas podr¨ªan celebrarse en un plazo de 90 d¨ªas, pero no hay garant¨ªas de que produzcan un resultado concluyente o un Ejecutivo fuertemente legitimado para su labor. La pol¨ªticos temen una abstenci¨®n masiva, como consecuencia de su nula credibilidad. Duhalde quedar¨ªa como mera figura garante del orden constitucional por el que fue elegido.
El problema es que incluso las decisiones econ¨®micas de un Gobierno de gesti¨®n requieren el concurso de las provincias y de sus gobernadores, varios de los cuales tienen puesta la mirada en estas elecciones anticipadas o en las que, en cualquier caso, han de celebrarse en un a?o. Nadie sabe qu¨¦ hacer, pero la huida hacia adelante no es una salida. Es, simplemente, ganar tiempo al tiempo, mientras la situaci¨®n se agrava. Mantener las limitaciones del corralito cuatro meses m¨¢s puede provocar una explosi¨®n social en una poblaci¨®n dividida en tres: los que est¨¢n en el umbral de la pobreza, los que tienen ahorros y no los pueden utilizar y los que sacaron los capitales del pa¨ªs y se inhibieron de lo que se avecinaba.
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