Preguntar
Hace unos d¨ªas comparec¨ª ante la Comisi¨®n de Autogobierno del Parlamento vasco y propuse la utilidad de hacer una consulta-refer¨¦ndum en este pa¨ªs. Alguien me contest¨® que en ocasiones -como la actual- no conven¨ªa preguntar, dado que a lo mejor la respuesta, aun siendo mayoritaria, no resultaba legitima; y que en cualquier caso seguro que iba a ser inconveniente. A la vista de lo ocurrido en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia dan ganas de no preguntar nada al personal. Solo ganas. El miedo a preguntar es uno de los ingredientes con los que se cocina la cultura pol¨ªtica autoritaria. Y con los que se practica
Debemos preguntar. Y m¨¢s en nuestro pa¨ªs. El Estatuto de Autonom¨ªa tiene muy graves problemas de cumplimiento (graves problemas de falta de garant¨ªas y consiguiente incertidumbre) porque se sustenta en una relaci¨®n de desigualdad, de dependencia de una de las partes respecto de la otra. Un principio b¨¢sico de funcionalidad aplicado al autogobierno (cualquiera que sea el espec¨ªfico nivel de autogobierno) exige que el sujeto que lo ejerce lo haga sinti¨¦ndose igual en origen con aquel otro sujeto con los que haya decidido compartir determinados aspectos de su autogobieno.
El miedo a preguntar es uno de los ingredientes con que se cocina la pol¨ªtica autoritaria
Afirmar la vinculaci¨®n desde la libertad de decidir es muy ¨²til para nuestro caso
El Estatuto nunca funcionar¨¢ -siempre existir¨¢ frustraci¨®n e incertidumbre en su ejercicio- porque el Gobierno espa?ol da por supuesto que el mismo se implanta y desarrolla bajo el criterio de subordinaci¨®n y que, por tanto, su interpretaci¨®n y cumplimiento est¨¢n sujetas a la voluntad de una sola de las partes.
Para refundar sobre bases ciertas y firmes el Estatuto de Autonom¨ªa u otro eventual marco de autogobierno hace falta que quien en nombre de la sociedad vasca negocie esa refundaci¨®n se sienta igual y sea tratado como igual. Y para ello tiene que saber si esa sociedad a quien representa se siente asimismo igual.
Tiene que preguntar, consultar a los ciudadanos vascos sobre si se afirman como un pueblo, como una comunidad que se otorga voluntad y capacidad para decidir aut¨®nomamente acerca de su autogobierno. Una sociedad que por tanto quiere que sus representantes pol¨ªticos negocien de igual a igual y pacten de igual a igual los nuevos o revisados acuerdos sobre mutua cesi¨®n de esa capacidad decisoria y su correspondiente ejercicio compartido.
Un consulta as¨ª -una primera consulta- podr¨ªa incorporar otras preguntas. Por ejemplo, una sobre el querer respetar radicalmente el pluralismo existente en nuestro pa¨ªs, y quiz¨¢s otra sobre la variedad y flexibilidad de los rasgos con que cada uno construye esa identidad colectiva vasca sujeto de autogobierno. Pero deber¨ªa incluir otra, aquella cuya respuesta implicase afirmar tambi¨¦n una voluntad de pacto.
Es evidente que una consulta de este tipo, que plantea cuestiones que, mas all¨¢ de su instrumentalidad, formulan preguntas fundacionales a la sociedad vasca -?qui¨¦nes somos?-, debe incluir en su respuesta el mayor numero de sensibilidades indentitarias. Es absurdo hacer una pregunta (o una serie de preguntas) contra una muy significativa parte del pa¨ªs.
Ello implica que el resultado de la consulta debe de garantizar el ejercicio del respeto a la otra concurrente identidad, la espa?ola. La definici¨®n de esa autonom¨ªa, de esa libertad pol¨ªtica decisoria del pueblo vasco, debe incluir en la forma de llevarla a cabo la voluntad de pactar con el Gobierno espa?ol. La consulta no deber¨ªa se?alar los contenidos de autogobierno que se van a pactar y compartir, pero s¨ª que el pacto es una manifestaci¨®n necesaria de la autonom¨ªa decisoria. ?sta se ejerce tambi¨¦n en el pacto. As¨ª se garantiza que la otra identidad tenga su expresi¨®n, su representaci¨®n pol¨ªtica en el ¨¢rea del autogobierno compartido mediante el pacto.
Imanol Zubero, en su art¨ªculo del martes d¨ªa 16 y desde una perspectiva biol¨®gica-organicista, concluye en algo parecido a lo que yo sugiero. Dice que la libertad de un sujeto no se construye tanto cuando se niegan las dependencias necesarias cuanto se rechazan las imposiciones arbitrarias. Afirmar la vinculaci¨®n desde la libertad de decidir, es, adem¨¢s, ¨²til. Muy ¨²til para nuestro caso
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