Proezas del esp¨ªritu
Toda obra literaria se inscribe por fuerza en una tradici¨®n o unas tradiciones que la preceden. Escribir sobre un libro es en parte interrogarse por su genealog¨ªa (ahora se dice ADN), tratar de dilucidar cu¨¢l es la cadena de autores cl¨¢sicos y no tan cl¨¢sicos que desemboca en ¨¦l y lo hace posible. En un momento en que las cadenas m¨¢s dispares se han entrecruzado y fundido hasta organizarse en unas pocas tradiciones digamos troncales, resulta dif¨ªcil encontrar un escritor que haya optado por instalarse en la periferia de tan reducido jard¨ªn. Es el caso del colombiano Enrique Serrano, cuyo primer libro, La marca de Espa?a, publicado entre nosotros en 1999, estaba compuesto por 17 relatos que ten¨ªan como motivo com¨²n la esencia parad¨®jica de este pa¨ªs que llamamos Espa?a y que se combinaban entre s¨ª como las figuras de un caleidoscopio, descubriendo no 17 sino miles de facetas de nuestra historia. El lector de La marca de Espa?a se ve¨ªa una y otra vez asaltado por las mismas preguntas: ?de d¨®nde proceden estos cuentos?, ?cu¨¢l es su estirpe narrativa? Y las respuestas no eran sencillas, porque uno ten¨ªa la sensaci¨®n de que el autor hab¨ªa querido abolir toda la tradici¨®n occidental de los ¨²ltimos dos siglos: los de la novela y el cuento.
DE PARTE DE DIOS
Enrique Serrano Destino. Barcelona, 2002 248 p¨¢ginas. 15,50 euros
En efecto, los relatos de La marca de Espa?a parec¨ªan escritos como si no hubieran existido ni los novelistas del XIX ni los del XX, como si Poe y Ch¨¦jov nunca hubieran fundado sendas tradiciones de escritores de cuentos. Enrique Serrano hab¨ªa preferido acudir directamente a las fuentes, establecer su di¨¢logo con textos muy anteriores en el tiempo o muy alejados en el espacio, y, por raro que pueda parecer, el resultado de ese proceso acababa aproxim¨¢ndole a la innegable modernidad del Jorge Luis Borges m¨¢s erudito y cosmopolita y del Italo Calvino m¨¢s metaf¨ªsico.
La publicaci¨®n ahora de los
24 cuentos de De parte de Dios no hace sino robustecer ese c¨²mulo de intuiciones: otra vez las mismas preguntas sobre la tradici¨®n literaria, otra vez la fascinada perplejidad. Pero el reto que se plantea Enrique Serrano es a¨²n m¨¢s arriesgado. Si el tema de su primer volumen era Espa?a, el de ¨¦ste es nada menos que Dios. O, mejor dicho, las diferentes visiones de Dios que la Historia nos ha legado a trav¨¦s de la experiencia de quienes dicen haberlo visto, es decir, de los m¨ªstiucos. La escritura de La marca de Espa?a, al mismo tiempo anterior y posterior a todos los grandes narradores del XIX y el XX, no rehu¨ªa ni la atemporalidad ni cierta atm¨®sfera de deliberado anacronismo. La de De parte de Dios se dir¨ªa que las busca: por eso hablo de lo arriesgado de sus planteamientos.
Los protagonistas de estos relatos buscan a Dios en la aritm¨¦tica y la astronom¨ªa, en la m¨²sica y en la danza, en la pintura, en la poes¨ªa, naturaleza. Lo buscan en la oraci¨®n, la penitencia, la soledad, pero tambi¨¦n en los sue?os, en la seducci¨®n amorosa, incluso en el pecado y en la guerra. Sus breves historias, que suelen acabar en el instante de su muerte, nos trasladan a diferentes culturas y lugares. Tambi¨¦n a diferentes religiones, pero la religi¨®n, aunque parezca curioso, importa poco en este libro. 'Las proezas del esp¨ªritu son inveros¨ªmiles para el vulgo, que s¨®lo ama lo evidente', se dice en un momento. Con un estilo libre de todo ornato superfluo, los cuentos de Enrique Serrano van dirigidos los que no se dejan cautivar por lo evidente.
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