Gibraltar, pero no as¨ª
Nunca unas negociaciones entre Madrid y Londres sobre el futuro de Gibraltar hab¨ªan llegado tan lejos. Tanto que han pinchado hueso sobre la cuesti¨®n m¨¢s dif¨ªcil: la soberan¨ªa. Que ahora Londres airee p¨²blicamente que no quiere un acuerdo transitorio es buena se?al de que se est¨¢ tocando el meollo de la negociaci¨®n, aunque debe comprender, como ayer record¨® el Gobierno, que Espa?a no puede renunciar definitivamente a la recuperaci¨®n de la plena soberan¨ªa sobre el Pe?¨®n. Hay f¨®rmulas intermedias, como la de un periodo indefinido de cosoberan¨ªa, entre otras. Un acuerdo en esa direcci¨®n supondr¨ªa un avance, siempre que no suponga una renuncia a un futura soberan¨ªa espa?ola sobre el Pe?¨®n. Pero el acuerdo no est¨¢ a¨²n hecho, si bien nunca ha tenido m¨¢s posibilidades. A¨²n hay margen de negociaci¨®n.
El viraje brit¨¢nico al anunciar el secretario de Estado, Peter Hain, que Londres no aceptar¨ªa un acuerdo transitorio es una quiebra en la posici¨®n brit¨¢nica, que puede responder a su irritaci¨®n por supuestas filtraciones del contenido de las conversaciones en Valencia entre los dos ministros de Asuntos Exteriores, Piqu¨¦ y Straw; a una treta negociadora, o a las presiones gibraltare?as. La negociaci¨®n de un acuerdo de bases sobre el futuro del Pe?¨®n est¨¢ llegando a su final, y en menos de un mes deber¨ªa llegar a su desenlace positivo o negativo. Las ¨²nicas noticias oficiales sobre su marcha han llegado de la parte brit¨¢nica, mientras la espa?ola permanece muda, lo que da una ventaja a Londres a la hora de presentar sus 'principios irrenunciables' sobre los que Hain fue meridianamente claro: el acuerdo se someter¨¢ a refer¨¦ndum en Gibraltar (aunque no hay plazo, ni ha concretado si se someter¨¢ a consulta el acuerdo de bases o el que se desarrolle posteriormente, lo que dar¨ªa un respiro para convencer a los gibraltare?os); habr¨¢ de ser 'definitivo', es decir, sin plazo de caducidad, como ocurri¨® con Hong Kong. Y Londres mantendr¨¢ 'el control sobre las instalaciones de defensa'.
Lo que parece adquirido es el principio de la cosoberan¨ªa. Aunque plantee grandes problemas jur¨ªdicos y conceptuales, puede constituir un paso positivo y constructivo. En tales condiciones la insistencia de Gran Breta?a en quedarse con el pleno control sobre la base militar en el Pe?¨®n es una inaceptable muestra de desconfianza hacia su aliada en la OTAN y socia en la UE. Es deseable un acuerdo que, aunque no lo crean a¨²n los gibraltare?os, les beneficiar¨¢ en primer lugar. Pero no a cualquier precio.
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