Una propuesta de paz para el S¨¢hara
En estos d¨ªas, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas debe pronunciarse sobre las propuestas que a mediados de febrero realiz¨® James Baker, enviado personal del secretario general para el tema del S¨¢hara, y que se resumen en cuatro posibilidades: llevar a la pr¨¢ctica el plan de arreglo (el plan de paz dise?ado por la ONU hace una d¨¦cada), revisar el proyecto de acuerdo marco (la propuesta auton¨®mica de Marruecos), considerar una posible divisi¨®n del territorio, o poner t¨¦rmino a la Misi¨®n de Naciones Unidas para el S¨¢hara (Minurso), lo que implicar¨ªa abandonar definitivamente el tema. Aunque finalmente ser¨¢ el Consejo de Seguridad el que deber¨¢ decidir sobre cu¨¢l ser¨¢ el futuro del S¨¢hara, cada una de las palabras utilizadas por Baker en sus dos ¨²ltimos informes tienen un significado muy especial, en la medida que reflejan algo m¨¢s que su estado de ¨¢nimo personal y constituyen una invitaci¨®n a realizar una lectura compartida de la situaci¨®n, siempre desde el denominador com¨²n del pesimismo.
Para Baker 'es sumamente improbable que el plan de arreglo, en su forma actual, pueda ponerse en pr¨¢ctica', 'no tiene sentido seguir examinando por el momento el proyecto de acuerdo marco' (por la negativa del Polisario y de Argelia a participar en ese examen), y 'no tiene sentido seguir considerando la posible divisi¨®n del territorio' (ya que el Gobierno de Marruecos no est¨¢ dispuesto a hacerlo ahora). Puesto que ninguna f¨®rmula tiene el camino despejado, Baker propone que sea el propio Consejo de Seguridad el que dicte sentencia, sin necesidad de que las partes asientan sobre lo decidido, y sin que la decisi¨®n quede sujeta a negociaci¨®n. Baker tiene raz¨®n en el pen¨²ltimo p¨¢rrafo de su informe cuando dice que 'las Naciones Unidas no van a resolver el problema del S¨¢hara Occidental sin exigir que una u otra de las partes, o ambas, hagan algo que no quieren voluntariamente hacer'. En otras palabras, pasados 26 a?os del estallido del conflicto y m¨¢s de una d¨¦cada de diplomacia de paz por parte de Naciones Unidas, la percepci¨®n es de que el conflicto del S¨¢hara no puede resolverse planteando un final de 'yo gano todo, tu pierdes todo', sino con una f¨®rmula de 'todos ganamos algo y nadie pierde todo'. En su informe, Baker apuesta por buscar una 'soluci¨®n realista' y hace un gui?o al planteamiento de la partici¨®n al se?alar que 'dar¨ªa a cada una de las partes algo de lo que quiere, pero no todo', a?adiendo adem¨¢s que esta opci¨®n permitir¨ªa mantener a la Minurso, lo que podr¨ªa interpretarse como un sistema de garant¨ªas que ofrecer¨ªa la ONU para el buen desarrollo de la propuesta de partici¨®n.
Las propuestas de Baker u opciones a considerar por el Consejo de Seguridad, sin embargo, no necesariamente deber¨ªan ser vistas como compartimentos estancos u opciones separadas e incompatibles entre s¨ª. Habr¨ªa que considerar sus capacidades para complementarse y desarrollarse en el tiempo, generando nuevas opciones que ayuden a desbloquear la situaci¨®n actual, que, adem¨¢s de constituir una verg¨¹enza a nivel pol¨ªtico, supone un drama humano para las 165.0000 personas que viven desde hace tantos a?os en los campamentos de Tindouf. Propongo como punto de partida aceptar una partici¨®n del territorio, reconociendo de entrada que no es la mejor soluci¨®n, pero posiblemente sea la menos mala y la que tiene mayores posibilidades. Aunque la forma de partir el territorio habr¨¢ de ser objeto de negociaci¨®n (el mismo Baker reconoce que no tiene por qu¨¦ ser la misma que en 1976), ser¨ªa razonable plantear que el Frente Polisario controle y gobierne la llamada 'zona Sur', con capital en Dhakla, un territorio que deber¨ªa tener un pasillo de continuidad hacia el Norte, abarcando territorios bajo control actual del Polisario, hasta llegar a la frontera con Argelia. El contacto fronterizo de Argelia con la nueva RASD y con Marruecos es importante, en funci¨®n de un planteamiento de desarrollo regional que luego comentar¨¦.
La 'zona Norte' quedar¨ªa integrada provisionalmente en el Reino de Marruecos, como una regi¨®n que gozar¨ªa de una amplia autonom¨ªa, y que servir¨ªa a su vez de motor del proceso auton¨®mico que el rey de Marruecos ha prometido para su pa¨ªs. Al cabo de un tiempo (5 o 10 a?os, por ejemplo), tanto los marroqu¨ªes de la zona Norte como los saharauis de la zona Sur refrendar¨ªan, en una consulta auspiciada por Naciones Unidas, si prefieren continuar as¨ª (unos en Marruecos y otros en la RASD), o si prefieren entrar en un proceso de unificaci¨®n, cosoberan¨ªa o federaci¨®n. Desde el primer momento, tanto los saharauis que se quedaran en la 'zona Norte' como los marroqu¨ªes que decidieran quedarse en la 'zona Sur', gozar¨ªan de doble nacionalidad, y Naciones Unidas velar¨ªa para que se respetasen sus derechos. Norte y Sur, una como autonom¨ªa y la otra como Estado independiente, se integrar¨ªan en la Uni¨®n del Magreb ?rabe (UMA), y desde all¨ª potenciar¨ªan sus relaciones con la regi¨®n y con Europa. La Uni¨®n Europea y Estados Unidos, por supuesto, habr¨ªan de poner todo su potencial econ¨®mico como incentivo para promover la distensi¨®n en la zona, la creaci¨®n de infraestructuras regionales y un desarrollo muy necesario para todos los pa¨ªses. Ha de hacerse compatible ayudar a la nueva RASD con desarrollar las relaciones de Marruecos con Europa, al tiempo que al diluirse las tensiones de este pa¨ªs con Argelia, la UMA podr¨ªa iniciar muchos de los objetivos por la que fue creada en su momento.
En procesos de este tipo, son vitales las medidas que generen confianza. En este sentido, parece claro que no tendr¨ªa que permitirse ninguna presencia de militares extranjeros en todo el actual territorio del S¨¢hara Occidental, y podr¨ªa convenirse igualmente que la 'zona Norte', o autonom¨ªa marroqu¨ª, fuera una regi¨®n completamente desmilitarizada, una zona colch¨®n, lo que ayudar¨ªa a que la nueva RASD, en el Sur, dispusiera s¨®lo de un ej¨¦rcito reducido, no ofensivo y no provocativo, centrando as¨ª todo su esfuerzo pol¨ªtico y econ¨®mico en la reconstrucci¨®n del nuevo Estado, y con la mirada puesta en un futuro Magreb menos militarizado y m¨¢s centrado en satisfacer las necesidades b¨¢sicas de sus poblaciones.
Marroqu¨ªes y saharauis no pueden estar eternamente enfrentados. La propuesta de partici¨®n, con las variantes se?aladas, deber¨ªa servir para iniciar despu¨¦s un lento proceso de acercamiento en lo social, lo pol¨ªtico y lo econ¨®mico. Pero, antes de entrar en esta dif¨ªcil e inevitable etapa de reducci¨®n de hostilidades y odios, cualquier propuesta que haga el Consejo de Seguridad habr¨¢ de tener muy presente las necesidades m¨¢s profundas de todos los pueblos implicados, su dignidad y su seguridad. S¨®lo a partir de ah¨ª podr¨¢ venir lo dem¨¢s.
Vicen? Fisas es titular de la C¨¢tedra Unesco sobre Paz y Derechos Humanos (UAB).
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