Norte gr¨¢fico
Adem¨¢s de las hemerotecas, los domingos de la Plaza Nueva bilba¨ªna son un buen fil¨®n para encontrar revistas ilustradas de a?os pasados. Estas peque?as joyas de papel amarillento guardan numerosos secretos de la edici¨®n gr¨¢fica. La puesta en p¨¢gina de las im¨¢genes, funci¨®n que desarrollan actualmente los editores gr¨¢ficos, mide la importancia que un medio de comunicaci¨®n otorga a la expresi¨®n visual, cuenta la importancia que se otorga los valores est¨¦ticos.
Los criterios que se utilizan para alcanzar las metas deseadas var¨ªan seg¨²n los casos. Las referencias estil¨ªsticas y tem¨¢ticas pueden tener influencias de la televisi¨®n, de algunos atrevidos dise?os en p¨¢ginas de Internet o de revistas con gran aceptaci¨®n en el mercado, pero no son frecuentes proyectos donde se plasman matices con personalidad propia. Mucho menos capaces de aguantar los bamboleos y caprichos del arrogante mercado informativo. Poder navegar en esta aguas turbulentas con soltura, y alcanzar objetivos innovadores, requiere a?adir a la informaci¨®n exhaustiva del presente parte de los pilares que se fraguaron en el pasado.
Los momentos m¨¢s ins¨®litos de la historia nos pueden legar experiencias de inter¨¦s. De la ¨¦poca franquista queda la revista Norte de la que pueden extraerse excelentes conclusiones. Este semanario gr¨¢fico se empez¨® a publicar en San Sebasti¨¢n el a?o 1953. Encontr¨¦ varios ejemplares en uno de los tenderetes de la Plaza Nueva y llamaban la atenci¨®n por la profusi¨®n y forma de tratar la fotograf¨ªa. Los reportajes que se reparten por sus p¨¢ginas, a pesar de sus evidentes diferencias tem¨¢ticas, se presentan como un conjunto visual armonioso y mantienen una narraci¨®n envolvente. En un primer golpe de vista el n¨²mero de fotos puede resultar un tanto recargado porque escapa de las tendencias minimalistas tan en boga hoy d¨ªa. El relato gr¨¢fico olvida la ut¨®pica fantas¨ªa de la foto ¨²nica o la del instante decisivo, desarrolla series de im¨¢genes concatenadas y hace que el lector se detenga, disfrute y aprenda de los detalles. Se trata de un concepto olvidado por las prisas y la econom¨ªa del espacio. Un modelo a recuperar para reducir la esquizofrenia del fot¨®grafo de prensa actual que busca una sala de exposiciones para ense?ar sus mejores fotos, las que no tienen cabida su peri¨®dico.
El dise?o de fotos silueteadas o superpuestas realzaba los motivos m¨¢s diversos y conviv¨ªa hermanado con la actualidad en todos los ¨®rdenes. En el apartado de sucesos, resultaban impresionantes las tomas realizadas por el donostiarra Ayg¨¹es o el vitoriano Germ¨¢n Elorza sobre las inundaciones en Guip¨²zcoa y en Vizcaya respectivamente. Adem¨¢s de los obligados retratos de ministros y gobernadores, viendo los efecto de las grandes riadas, ofrec¨ªan un amplio panorama de la ca¨®tica situaci¨®n de la industria y numerosas escenas de ciudadanos ante el desastre natural.
En otro orden de cosas encontramos las fotos del gallo con cuernos de Erandio. Un curioso fen¨®meno que cinco fotos de Claudio Orio a doble p¨¢gina daban fe de ello. La boda del torero Antonio Ord¨®?ez observando con melosa mirada a su futura esposa Carmina Gonz¨¢lez; la francesa elegida Miss Mundo o la vida en familia de Alfredo Di Est¨¦fano rodeado por sus hijas, amenizaban el apartado dedicado a temas de sociedad. Sin ser monopolio, la informaci¨®n de f¨²tbol, y por supuesto los encuentros de la Real Sociedad, ocupaba espacio privilegiado. En otros deportes se primaba la espectacularidad, para muestra estaban los combates de lucha Greco-Romana. El sello de la ideolog¨ªa oficial se plasmaba de forma muy directa, incluso ingenua visto hoy d¨ªa, con im¨¢genes de una corporaci¨®n municipal rezando el rosario ante el altar de la Virgen del Pilar o con reportajes donde se ensalzaban los esfuerzos del gobierno en la recuperaci¨®n de lugares olvidados y destruidos durante la guerra civil. Con todo, los l¨ªmites impuestos por la censura no impidieron que la construcci¨®n de los relatos gr¨¢ficos adquiriese una relevancia considerable.
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