Al l¨ªmite de la personalidad
Espa?a s¨®lo dispone de 10 camas p¨²blicas para afectados de TLP, un trastorno ps¨ªquico que brota en la pubertad
Ra¨²l (nombre supuesto) ha abandonado sus estudios de hosteler¨ªa hace tres meses. Tiene 17 a?os y vive en Barcelona. 'Fue hiperactivo, nervioso y distra¨ªdo en la escuela, aunque con un sentido del respeto y de la disciplina', cuenta su madre. A los 14 a?os, algo dio un vuelco en su interior y se torn¨® impetuoso. M¨¢s adelante, se acerc¨® al cannabis, del que acab¨® abusando. Su profesor recomend¨® a los padres ponerle l¨ªmites y recurrir al castigo.
Ellos siguieron el consejo: 'Hoy no vas al cine'; 'esta tarde no sales'; 'si sigues as¨ª te quedas en casa el fin de semana'... '?Me estoy quedando sin amigos!', protestaba Ra¨²l. La t¨¢ctica no dio resultado. Los impulsos agresivos del chaval fueron a m¨¢s. Los padres le llevaron a un psiquiatra. Diagn¨®stico: depresi¨®n. Dej¨® los estudios y, hoy est¨¢ m¨¢s tranquilo. 'Le gusta la cocina, escribe mucho y se va pronto a la cama', dice la madre satisfecha, pero temerosa de que brote una nueva crisis.
Despu¨¦s de varias visitas infructuosas a m¨¦dicos y psiquiatras, Ra¨²l, por fin, fue diagnosticado convenientemente: Trastorno L¨ªmite de Personalidad (TLP); una dolencia dif¨ªcil de identificar que generalmente estalla en la adolescencia y que en Espa?a no ha empezado a investigarse hasta hace pocos a?os (unos especialistas hablan de 12 y otros de cinco; y, entre los psicoanalistas, desde los a?os sesenta), y de forma aislada y diseminada. Se trata de un mal fronterizo entre la neurosis y la esquizofrenia que afecta tanto a chicos como a chicas.
Sensaci¨®n de vac¨ªo
Este trastorno y sus crisis impulsivas pueden ser de mayor o menor intensidad. Sus s¨ªntomas est¨¢n definidos en el Manual de Diagn¨®sticos (DSM) de la Asociaci¨®n de Psiquiatr¨ªa Americana (APA). Un perfil general muestra c¨®mo los afectados no tienen conciencia de su estado, y se sienten rechazados. Necesitan especial cari?o, y les cuesta hacerse adultos. No toleran la frustraci¨®n, pero son presa f¨¢cil de ¨¦sta porque tienden a idealizar al otro y pasan del amor extremo al odio no menos desorbitado cuando se sienten decepcionados.
Se abandonan y sufren intensamente, movidos por una sensaci¨®n insoportable de vac¨ªo que les conduce a la apat¨ªa, la indiferencia y el aislamiento. Se sumen en una soledad invasora. Su estado de ansiedad constante y su sentimiento de frustraci¨®n recurrente, les llevan a conductas agresivas con la familia; aunque el castigo final se lo aplican a s¨ª mismos, actitud llevada al extremo en algunos casos (minoritarios) con intentos de suicidio.
Cuando se agotan de ese mundo interno de dolor recurren al alcohol, otras drogas, la promiscuidad sexual o la anorexia y la bulimia, como forma de protesta. Tambi¨¦n se lanzan a la escapada sin rumbo fijo y desaparecen durante horas, incluso d¨ªas. A veces no vuelven porque no saben d¨®nde se encuentran ni recuerdan d¨®nde est¨¢ su hogar. Toda una bater¨ªa de s¨ªntomas que podr¨ªan identificarse recurriendo a la frivolidad, como propios de los locos a?os j¨®venes, si no fuera porque viven en sufrimiento permanente y dominados por el temor a recaer en una crisis aguda.
'Suelen tener un buen nivel intelectual, y alcanzan altos grados de educaci¨®n. Muchos son universitarios', dice Carlos Paz, psiquiatra y analista did¨¢ctico de la Asociaci¨®n Psicoanalista de Madrid. Paz cita como ejemplo a la protagonista de la pel¨ªcula La Pianista, 'con un rendimiento excelente como profesora de m¨²sica y, sin embargo, con una conducta patol¨®gica'. Los padres no saben c¨®mo actuar, sobre todo si desconocen el diagn¨®stico. Los m¨¦todos educativos no funcionan: olvidan con facilidad los aprendizajes sobre el control de su impulsividad. Con la edad se apaciguan (a partir de los 35 a?os) y se adaptan a la realidad, pero el sufrimiento interno perdura si no han sido tratados.
Su conducta resulta desconcertante y dif¨ªcil de manejar, hasta el extremo de que Sof¨ªa (nombre supuesto) acaba de denunciar y dejar a su hijo en la unidad de Polic¨ªa del Menor de Madrid. De nuevo, ¨¦l la ha amenazado con un cuchillo. El chaval ha pasado por siete psiquiatras, diagnosticado de anorexia. Otros son ingresados en los servicios de psiquiatr¨ªa hospitalarios, 'aut¨¦nticos manicomios que son la antesala del infierno', denuncia el padre de Manuel. Son casos extremos, pero significativos, como el que ocurri¨® en Madrid en febrero pasado cuando unos padres renunciaron a la tutela del hijo, de 14 a?os, para forzar a las instituciones a hacerse cargo de ¨¦l. El chaval ingres¨® en la residencia de menores de Tielmes de la que huy¨® al mes y medio, estuvo en paradero desconocido trece d¨ªas y, finalmente, volvi¨® a ser ingresado.
La convivencia con los afectados se convierte en una lucha permanente de poder donde los l¨ªmites que se marcan hoy no sirven para ma?ana y reinan las culpabilidades. 'Un infierno. Estamos perdidos', comenta Carmen R¨ªos, presidenta de la Asociaci¨®n Madrile?a de Ayuda e Investigaci¨®n del Trastorno L¨ªmite de Personalidad (AMAI-TLP), de reciente creaci¨®n, como ACAI-TLP, de Barcelona, y El Puente, de Valladolid, de unos 150 asociados cada una (http://usuarios.discapnet.es). Informan y asesoran a los padres, y reclaman asistencia hospitalaria p¨²blica.
Esta enfermedad precisa de m¨¦todos de investigaci¨®n y diagn¨®stico espec¨ªficos para los que los expertos recomiendan ingreso hospitalario de dos meses, con posterior seguimiento externo. El tratamiento combina f¨¢rmacos (antidepresivos y ansiol¨ªticos) con terapia individual, de grupo y familiar. Sin embargo, s¨®lo dos hospitales espa?oles tienen programas, ambos insertados en sus unidades de salud mental: El Hospital Provincial de Zaragoza que ofrece seis camas, y el centro concertado San Juan de Dios de M¨¢laga, con cuatro camas y cuatro plazas para asistencia ambulatoria. Ambos datan de principios de 2001.
Terapia cognitiva
No todos estos pacientes precisan hospitalizaci¨®n, muy pocos acaban en intento de suicidio y s¨®lo una minor¨ªa recurre a las agresiones f¨ªsicas con los familiares. Pero en lo que s¨ª coinciden es en la necesidad de un tratamiento espec¨ªfico que libere al grupo familiar de un d¨ªa a d¨ªa tormentoso. 'Una terapia cognitiva', dice Soledad Santiago, directora de la unidad del San Juan de Dios de M¨¢laga, 'que les hace conscientes de su baja tolerancia a la frustraci¨®n y les ayuda a controlarse y a actuar de forma distinta'.
En la mayor¨ªa de los casos intervienen factores biol¨®gicos -'el 70% presenta focos de irritabilidad cerebral', se?ala Vicente Rubio Latorre, psiquiatra, director del programa de Zaragoza-, pero tambi¨¦n psicosociales: 'Estos j¨®venes tienen caracter¨ªsticas derivadas de la comunicaci¨®n ambivalente, confusa, donde hay demasiada permisividad pero se reprime sin coherencia; donde hay indolencia y no se les educa en la frustraci¨®n y en los l¨ªmites, lo que explica su gran dificultad para tomar decisiones', afirma Rubio.
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