'La relaci¨®n entre autor, texto y lector es sobre todo er¨®tica'
Casi como una consecuencia sombr¨ªa y a la vez hermosa, d¨ªas despu¨¦s de los ataques del 11 de septiembre apareci¨® en Estados Unidos Las correcciones, de Jonathan Franzen, novela de gran calado que narra con gracia y detalle las vicisitudes de una familia media norteamericana. Comunidades gerontocr¨¢ticas del Medio Oeste donde los padres corren sin aliento hacia una vejez decr¨¦pita, hijos que maceran su desasosiego en la soledad de ciudades como Nueva York o Filadelfia... A lo largo de las m¨¢s de 700 p¨¢ginas de Las correcciones -traducida y presentada esta semana en Barcelona por Seix Barral (castellano) y Columna (catal¨¢n)-, Franzen desmenuza sin piedad, pero con amor, los centros neur¨¢lgicos de la Norteam¨¦rica actual, empezando por la instituci¨®n familiar. ?xito de ventas, libro pol¨¦mico, los cr¨ªticos americanos la consideran la primera gran novela del siglo XXI.
'Para escribir un buen libro, de alguna forma, tienes que enamorarte de ¨¦l'
Pregunta. Ha vendido cerca de un mill¨®n de ejemplares de Las correcciones en el mercado anglosaj¨®n. ?C¨®mo se siente cuando hay un mill¨®n de personas que eligieron comprar su libro y, quiz¨¢s, leerlo?
Respuesta. Gracias por recalcar la posibilidad de leerlo. No me doy cuenta de lo que representa. S¨®lo tiene sentido cuando recibo la carta de un lector, o firmo ejemplares. Hace cinco a?os hubieran asistido a una de mis lecturas unas 20 personas, y ahora vienen m¨¢s de 300.
P. ?Piensa en el lector cuando escribe?
R. S¨ª. Parte de mi aprendizaje como escritor ha consistido en ver c¨®mo la gente puede aceptar algo que yo amo. Me parece que la relaci¨®n entre el lector, texto y escritor es sobre todo er¨®tica, y para escribir un buen libro, de alguna forma, tienes que enamorarte de ¨¦l. Si tomas un distanciamiento brechtiano, no creo que el libro haga nada por ti.
P. ?Cu¨¢les son, pues, los movimientos er¨®ticos de su libro, esos que pueden seducir al lector? Porque ¨¦ste es un libro triste.
R. Si de algo trata la novela es del sentimiento de soledad, o de aislamiento, porque los libros son le¨ªdos por individuos, en una cierta forma de soledad. En los Estados Unidos vivimos en una cultura del comercio juvenil muy obsesiva, la gente se muere por ser muy enrollada y, a pesar de todo, frente a ellos, tambi¨¦n hay un mont¨®n de gente que, como yo mismo, piensa: '?Qu¨¦ pasa con la muerte, con el hecho de envejecer?, ?qu¨¦ pasa con esta terrible sensaci¨®n de fracaso que tengo?'. Cuando un autor dice: 'Estos personajes son gente asustada como vosotros', ah¨ª puede haber parte de la estrategia. Aunque la palabra estrategia suene a manipulaci¨®n.
P. Suena a postulados de la literatura posmoderna...
R. Habr¨ªa que definir qu¨¦ quiere decir posmoderno: es una palabra tan manida como iron¨ªa, puede ser peligrosa... Hoy ya no puede contarse una historia familiar de la misma forma que hace cien a?os, y el realismo tradicional debe ser filtrado por los postulados posmodernos para que resulte veros¨ªmil y accesible para el gusto moderno. Estoy cerca de la realidad que preocupa a autores como Pynchon y Delillo, pero mi forma de acercarme a ella es m¨¢s tradicional.
P. ?De d¨®nde provienen sus lectores?
R. De todas partes. Recibo cartas de California, Florida, Nueva York, los suburbios de Chicago...
P. ?Qu¨¦ dicen esas cartas?
R. Bueno, hay gente que me odia, o que piensa que soy malo. Gente que habla de mis personajes y dice: 'No existe gente tan desagradable, tan extra?a, tan moralmente depravada; no tienen alma, no tienen dios, no tienen principios... Son terribles'. Creo que, en general, a los lectores que tienen m¨¢s de 60 a?os no les gusta que haya sexo en los libros. Es incre¨ªble que hoy en d¨ªa a¨²n se pueda ofender a la gente.
P. ?Cu¨¢les son sus modelos literarios?
R. Me encantan los rusos, me encantan los modernos de principios del siglo XX. Delillo es un gran modelo para saber lo que debe ser un escritor en Estados Unidos en el siglo XX: como ser generoso pero no demasiado visible, como escribir con dignidad.
P. ?Qu¨¦ ocurre con J. D. Salinger en Estados Unidos? Parece que ya no influye tanto a las nuevas generaciones de escritores...
R. S¨ª, est¨¢ en lo cierto. Lo cont¨® muy bien Louis Menand en un art¨ªculo en The New Yorker: El guardi¨¢n en el centeno es recomendado a los adolescentes por padres que se identificaron con Holden Caulfield, pero los j¨®venes no responden. Creo que se sigue leyendo a Salinger, pero no es una gran influencia; los j¨®venes escritores prestan m¨¢s atenci¨®n a Carver; es m¨¢s accesible.
P. He le¨ªdo que hay planes para hacer una pel¨ªcula de Las correcciones.
R. S¨ª, ya veremos. Est¨¢ todo atado, tenemos productor, guionista, director, pero esto no significa que se haga.
P. ?Espera usted una adaptaci¨®n en la l¨ªnea de American beauty o Happiness?
R. ?Espero que no! Detesto American beauty, la odio. Es una pel¨ªcula falsa, adolescente, deshonesta. Happiness es un poco m¨¢s interesante, pero ambas me parecen demasiado autocomplacientes en la sensaci¨®n de que son cr¨ªticas... No creo que Las correcciones sea esto, no creo que pretenda mostrar lo que es terrible y rid¨ªculo, mi visi¨®n es diferente: lo que es terrible es tambi¨¦n lo que amo. Es algo que se puede conseguir en un filme... ?Ha visto Lamerica, de Gianni Amelio, con todos esos albaneses? Es magn¨ªfica, desgarradora, y ojal¨¢ pudiera hacerse algo as¨ª con mi historia.
![Jonathan Franzen, en Barcelona, durante la entrevista.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BZR7MIDMQ55MIWZJLSCAPXL2FA.jpg?auth=484086c6291b76f3e10bb328c4e7465fd0b91da588e2c544732585f2d6a38b85&width=414)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.