Marcel Marceau afirma que hay que saber comprender el silencio
El mimo, de 79 a?os, act¨²a 12 d¨ªas en Madrid
Te hace sumar para calcular su edad. 'En 1936 ten¨ªa 13 a?os, as¨ª que ya puede saber los que tengo ahora', dice Marcel Marceau, genio del gesto, artista del silencio, el mimo por excelencia, que act¨²a a partir de hoy en Madrid, hasta el d¨ªa 19, con un espect¨¢culo que re¨²ne lo mejor de su repertorio. 'Hace 13 a?os que no act¨²o en Madrid, as¨ª que quiero ense?ar a las nuevas generaciones que vienen a verme por primera vez en qu¨¦ consiste el arte de la pantomima. A los j¨®venes hay que hacerles comprender qu¨¦ es el silencio', asegura uno de los m¨¢s grandes artistas vivos del teatro mundial.
Uno se acerca a Marcel Marceau sin la seguridad de que vaya a hablar. Cuando se le ha visto en escena es f¨¢cil deducir que no necesita las palabras. Su arte de mimo es tan elocuente, tan genial, que podr¨ªa prescindir de la voz en su vida normal. Pero no. Habla. Habla mucho y de todo.
Se sienta en un sof¨¢ de su hotel madrile?o vestido de beis, con el pelo revuelto, los ojos verdes sin esa pintura de Pierrot, ausentes de tristeza, expresivos, vivos. Relata su vida, su experiencia en la Resistencia francesa, sus viajes por el mundo con su compa?¨ªa, conquistando en silencio las emociones del p¨²blico de los cinco continentes, su amor por el flamenco, sus influencias de pintores y artistas, desde los griegos a Pierrot, Grimaldi y el gran disc¨ªpulo de este ¨²ltimo, Charles Chaplin...
Pero antes cuenta su espect¨¢culo. 'Tiene dos partes. La primera es de iniciaci¨®n al p¨²blico, con pantomimas de estilo que he seleccionado entre las 55 de mi repertorio. En la segunda sale Bip'. Y Marceau presenta a su alter ego: 'Bip naci¨® en 1947', empieza, 'lleva una m¨¢scara blanca, como la de Pierrot en el siglo XIX, es su memoria'.
Bip saldr¨¢ al escenario del teatro Nuevo Apolo, en Madrid, desde hoy hasta el d¨ªa 19, cuando la energ¨ªa de este artista insuperable, maestro con escuela propia hoy en Par¨ªs, se vaya a otra parte a defender la esencia de su trabajo: 'Viene de los griegos, que ya hac¨ªan mimodramas; perdura a lo largo de la historia, con los romanos, hasta el siglo XIX, cuando viven una ¨¦poca brillante, y sobreviven hasta 1920', cuenta. 'Pero, sobre todo, el mimo es un arte de la calle, como el flamenco; son parte de la experiencia de la vida'.
Uno silencioso, otro un poco m¨¢s ruidoso, pero llenos de vida, al fin y al cabo. 'Una vez le pregunt¨¦ a un bailar¨ªn famoso: '?C¨®mo me puedes llegar a emocionar tanto con ese zapateo y esas palmas?'. Me respondi¨®: 'Y t¨², ?c¨®mo me puedes emocionar tanto con tu silencio?'.
La gram¨¢tica del mimo
'El arte del silencio'. As¨ª llama a lo suyo Marcel Marceau. Y explica su l¨®gica: 'El arte del silencio tiene su gram¨¢tica. Lo mismo que los escritores poseen una para emocionar con las palabras, nosotros tambi¨¦n necesitamos una gram¨¢tica del mimo', asegura el artista. 'Mi maestro Eti¨¦nne Decreoux lo descubri¨®. Una gram¨¢tica total del cuerpo que yo ahora ense?o en mi escuela mezclada tambi¨¦n con mi experiencia'. Y con otras asignaturas, como danza cl¨¢sica, contempor¨¢nea, esgrima, 'el arte del verbo', como define Marceau el lenguaje hablado.
Una experiencia que ha sido fundamental para salvar un arte moribundo en los a?os cuarenta. 'El mimo no ten¨ªa nada. No contaba con apoyos, habr¨ªa desaparecido con la llegada del cine si no fuera por haber creado nuestra compa?¨ªa'. Y esa extra?a relaci¨®n de vida y muerte con el cine se convirti¨® en pura resurrecci¨®n cuando Marceau apareci¨® por Hollywood. 'Vinieron a verme una gran cantidad de estrellas. No sab¨ªa qu¨¦ era lo que les pod¨ªa atraer de un arte como el m¨ªo, su trabajo era totalmente opuesto'. Pero all¨ª estaban desde Gary Cooper a Marlon Brando, de Fred Astaire a Charles Laughton, admirados, presos de lo que despu¨¦s fue el mito de Marcel Marceau, en una vuelta como espectadores a las esencias.
Y todav¨ªa sigue ah¨ª, en la brecha, sin querer hablar de los secretos de su estado proverbial. 'Como si los atletas no se retiraran a los 40 a?os y siguieran entrenando conservar¨ªan sus marcas. Yo trabajo a diario y estoy en contacto permanentemente con gente joven, eso es muy importante', afirma. Y no es que no se fije: 'Aqu¨ª, en Espa?a, y en Italia, la gente envejece bien, se nota', observa el artista. Pero, en resumen, ?qu¨¦ es la edad, la vejez para Marceau?: 'Mientras dure olvidar¨¦ la edad que tengo. La edad no existe, como la muerte. No hay muerte mientras vivamos en la memoria de los dem¨¢s'.
Es tambi¨¦n algo que trata de conservar. Una memoria viva que por ejemplo no haga caer a su pa¨ªs en manos de Le Pen: 'Ha sido una desgracia. Hemos estado dormidos. Ya viv¨ª una vez la experiencia fascista y no quiero repetirla. Somos el pa¨ªs de los derechos y las libertades, sin ellos no hay cultura ni futuro'.
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