Un clamor pide la VI Rep¨²blica
El sistema est¨¢ en crisis aunque la coalici¨®n de izquierda-derecha haya podido contener la amenaza de Le Pen
Hasta a Pirro le sal¨ªan menos costosas las victorias. Jacques Chirac, que renov¨® el domingo su contrato de inquilinato en el El¨ªseo por cinco a?os, ha obtenido la mayor victoria en n¨²meros de la historia de la V Republica Francesa, y la menos satisfactoria en t¨¦rminos de legitimidad pol¨ªtica, porque m¨¢s del 50% de sus votos los recib¨ªa para evitar un buen resultado del Frente Nacional. Por eso el domingo vivi¨® su noche triste, pese al triunfo, un presidente animoso, fullero, estratega y b¨¢sicamente enamorado de la aventura del poder.
Los resultados electorales, pese a haber contenido la riada lepenista, no pueden ocultar la realidad. Edwy Plenel, director de la Redacci¨®n de Le Monde, dice: 'La crisis est¨¢ abierta. Nadie puede negar que casi seis millones de franceses han votado con conocimiento de causa a una fuerza antirrepublicana. Nadie puede decir que es un voto-protesta; es un voto pol¨ªtico racista que averg¨¹enza a todo el pa¨ªs'. El periodista y escritor cree que hay que 'ir a una refundaci¨®n de la Rep¨²blica', lo que no excluye el fin de la era gaullista para formar 'la VI Rep¨²blica, en consonancia con Europa, parlamentaria y no presidencialista, con un verdadero primer ministro, introduciendo correcciones proporcionales al actual sistema mayoritario'.
'El apoyo a Le Pen es un voto pol¨ªtico que averg¨¹enza a todo el pa¨ªs', dice Plenel
Nadie se atreve a formular pron¨®stico ante las elecciones legislativas de junio
Esa grave erosi¨®n de legitimidad que sufre Chirac tiene su correlato en una cierta normalizaci¨®n de la extrema derecha; no que el Frente Nacional y su hermano menor, el Movimiento Nacional Republicano, sean m¨¢s respetables hoy que ayer, sino que la evidencia de que todos los poderes medi¨¢ticos reunidos de una sociedad avanzada y sumamente culta, incluso libresca, no hayan podido hacer perder un solo sufragio a la franja racista del pa¨ªs, quiz¨¢, obligue a los medios franceses a ocuparse menos desde?osamente del fen¨®meno. El ¨¦xito resistencial del FN, m¨¢s seguro que nunca de que va a durar, deshonra a Francia, pero es Francia.
Nadie se atreve a formular pron¨®stico ante las elecciones legislativas de los d¨ªas 9 y 16 de junio, que ser¨¢n como la cara oculta de las presidenciales, all¨ª donde el voto volver¨¢ al casillero de partida, y donde se juega que Francia disipe 'la confusi¨®n' que, seg¨²n Nicolas Sarkozy, probable ministro del nuevo Gabinete de Chirac, 'es propia de la cohabitaci¨®n' -el inestable t¨¢ndem de un presidente conservador y un Ejecutivo socialista, como en los ¨²ltimos cinco a?os- o que d¨¦ al El¨ªseo una mayor¨ªa de derechas para que gobiernen de acuerdo presidente y primer ministro.
Erik Orsenna, novelista y pol¨ªtico, en su d¨ªa muy vinculado al presidente socialista Fran?ois Mitterrand, coincide con Plenel. 'Nada queda decidido por las presidenciales. El nombramiento de Jean-Pierre Raffarin -liberal, no gaullista, nombrado ayer- como nuevo jefe de Gobierno es una apertura, un gesto, pero si gana las legislativas la derecha, la tentaci¨®n que sentir¨¢ Chirac de no abrir el pa¨ªs, y gobernar como antes de la debacle, ser¨¢ muy fuerte'.
Orsenna, como han dicho estos d¨ªas R¨¦gis Debray, Jacques Julliard y tantos otros polit¨®logos franceses, subraya que 'ha sido enorme la ruptura entre las ¨¦lites y el pueblo. Un mundo pol¨ªtico que se lo arregla todo de puertas para adentro, dejando a la opini¨®n a la intemperie. Es nefasto'. El escritor considera inviable que haya dos l¨ªneas de mando, El¨ªseo y Gobierno, y pone el ejemplo de Espa?a, con el redescubrimiento de la regi¨®n como instancia de poder. 'La pol¨ªtica es espacio, y a cada espacio le corresponde una pol¨ªtica. El modelo jacobino franc¨¦s ya no sirve ni para Francia ni para Europa'. Pero, ?y Le Pen?
'El mapa del lepenismo afecta, sobre todo, al norte y este de Francia, a aquellas regiones con identidad menos precisa. El Estado ha dividido el pa¨ªs en 22 regiones, pero todo el mundo sabe que s¨®lo hay seis o siete. En Breta?a -Orsenna es bret¨®n-, donde nadie duda de qui¨¦n es, el FN no ha pasado del 10% de votos; tampoco ha progresado en la Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco franceses. Por eso, hay que hacer una nueva pedagog¨ªa pol¨ªtica, incluso reescribir la historia de Francia, para conceder poderes reales a aut¨¦nticas regiones que ser¨¢n el ¨¢gora de la democracia, mientras que el foro, la Asamblea, es el que corresponder¨¢ a la naci¨®n.
Francia ha vivido convencida de ser el pa¨ªs de la raz¨®n, all¨ª donde Descartes ha dado nombre a una forma de ser, a un pensamiento, el cartesianismo; 'pero Francia se ha atiborrado de lo que podr¨ªamos llamar la m¨¢scara de la raz¨®n; las diferentes razones no pueden sumarse, sino que hay que tomarlas como soluciones alternativas, una u otra. La democracia es claridad, y eso lo encontramos hoy en Espa?a, con diferentes niveles de poder que no se suman, sino que se completan'. El que ve las cosas de fuera tiende a embellecerlas para reforzar sus argumentos, pero hay un verdadero furor de buscar soluciones a la espa?ola en una parte de la izquierda francesa. La coincidencia entre voces autorizadas es grande. El voto Le Pen no es necesariamente un voto fascista, en cuanto a sus depositarios; es un voto pol¨ªtico basado en la inseguridad, en el miedo a lo desconocido y extranjero, tambi¨¦n a Europa, que encuentra a menudo su punto de referencia 'en el derecho a que no nos roben el coche', como dice Debray, pero no es irrecuperable. El nazifascismo de entreguerras, pese a todo su horror o antes de todo su horror, planteaba un haz de soluciones que formaban un sistema, mientras que el exabrupto del lepenismo, dicen estas voces, no dibuja nada con sentido, 'es grotesco', a?ade Orsenna. 'Y si los medios de comunicaci¨®n lo hubieran mostrado tal cual es, se habr¨ªa desacreditado por s¨ª mismo'; por eso es un voto recuperable sin necesidad de que cambie el mundo alrededor; lo que ha de cambiar, dicen muchos intelectuales franceses, es el poder en Francia.
Se dice que en Francia s¨®lo las revoluciones traen las reformas. La revoluci¨®n Le Pen podr¨ªa llevar hoy a rebufo una reforma de las instituciones. Todo un coro de voces pide ya la VI Rep¨²blica Francesa.
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