No envejeci¨®

Estoy desolado. La muerte de Xavier Montsalvatge me pilla lejos de Barcelona, pero he mantenido un estrecho contacto con ¨¦l. Le vi por ¨²ltima vez en una cl¨ªnica, el pasado 11 de marzo, d¨ªa en el que cumpli¨® 90 a?os, cuando presentamos la grabaci¨®n de su ¨®pera Una voce in off en el Teatro del Liceo. Luego, mientras dirig¨ªa en el Teatro Real de Madrid la ¨®pera Babel 46, hablamos por tel¨¦fono. Su voz era apenas un hilo, pero cuando yo le planteaba un problema de interpretaci¨®n cobraba fuerza de repente para luego concluir con su siempre generoso 't¨² mismo'. Ahora estaba muy ilusionado con la Sinfon¨ªa de R¨¦quiem, que dirig¨ª en abril ante la Filarm¨®nica de Gran Canaria y que pr¨®ximamente quer¨ªa grabar. Me sugiri¨® que completara el futuro disco con el Concierto para arpa, una obra que le era especialmente querida. Hasta ¨²ltima hora ha estado pendiente de las correcciones de la partitura definitiva de la sinfon?ia. Con las fuerzas ya muy menguadas, trabaj¨® como quien dice pr¨¢cticamente hasta ayer.

Fue un hombre lleno de esprit, un aut¨¦ntico dandi, con un agudo sentido del humor. Recuerdo que en 1978 nos encontramos en un despacho municipal. Ambos pretend¨ªamos ser titulares del Conservatorio de Barcelona, ¨¦l como catedr¨¢tico de composici¨®n, yo de direcci¨®n. Ten¨ªamos que examinarnos ante un jurado que presid¨ªa el concejal de Cultura de la ¨¦poca, Joan de Sagarra. Apareci¨® Sagarra y dijo que ya ¨¦ramos catedr¨¢ticos, que el jurado no se sent¨ªa capaz de evaluarnos. Lo celebramos con una copa en un bar cercano.

Hemos perdido a uno de los grandes m¨²sicos del siglo XX. El tiempo ha mantenido extra?amente joven su obra, aunque le envejeciera el cuerpo. Eso s¨®lo pasa con los grandes.

Antoni Ros Marb¨¤ es director de orquesta.