El monstruo del R¨ªo Tinto
La vieja cuenca minera de Huelva revela una desconcertante diversidad de especies adaptadas a condiciones extremas

Los primeros seres humanos en explotar las inmensas franjas pir¨ªticas de la cuenca del R¨ªo Tinto, en Huelva, fueron los mineros del periodo calcol¨ªtico, que extrajeron de all¨ª abundante cobre hace unos 5.000 a?os. Siguieron en esa l¨ªnea los tartesos, los fenicios (que lo llamaron Ur-yero, o R¨ªo de Fuego), los romanos y los ¨¢rabes, que lo dibujaron en sus mapas como 'R¨ªo Tinto de Azije'. Esta ¨²ltima palabra, que significa 'vitriolo', lo dice todo sobre este ecosistema ¨²nico en el mundo: un paisaje marciano ba?ado por unas aguas rojas de extraordinaria acidez (pH 2) y unas concentraciones insoportables de metales venenosos. ?Qu¨¦ clase de bi¨®logo querr¨ªa meterse all¨ª? La respuesta es: Ricardo Amils.
Amils y su equipo, del Centro de Biolog¨ªa Molecular Severo Ochoa, de Madrid, llevan una d¨¦cada sosteniendo que las inh¨®spitas condiciones del R¨ªo Tinto no son el producto de 5.000 a?os de actividad minera, sino de un mill¨®n de a?os de evoluci¨®n biol¨®gica, y hoy presentan en Nature, en colaboraci¨®n con el Instituto Astrobiol¨®gico de la NASA, el ¨²ltimo cap¨ªtulo de esa enigm¨¢tica narraci¨®n. Hay miles de especies de microorganismos en el R¨ªo Tinto, pero la mayor¨ªa no son las esperables arqueas (unos microbios similares a las bacterias, pero adaptados a condiciones muy extremas), sino nuestros parientes m¨¢s cercanos: los protistas, seres constituidos por una sola c¨¦lula (como las bacterias y las arqueas), pero una c¨¦lula de las llamadas eucariotas, como las que forman a todos los animales y las plantas de este planeta.
La enorme diversidad de especies eucariotas que han prosperado en esas condiciones extremas no s¨®lo constituye una enorme sorpresa -Amils y su equipo han descubierto varios linajes eucariotas totalmente nuevos-, sino que 'implica que evolucionar para adaptarse a condiciones extremas debe de ser mucho m¨¢s f¨¢cil de lo que se pensaba', seg¨²n Amils. Por supuesto, toda esa diversificaci¨®n evolutiva no ha podido ocurrir en 5.000 a?os de actividad minera, pero incluso el mill¨®n de a?os postulado por Amils para su evoluci¨®n natural parece un tiempo muy corto, seg¨²n los esquemas evolutivos convencionales. El R¨ªo de Fuego desemboca en un mar de preguntas.
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