Otra vuelta de tuerca
Albert Boadella es un gran retratista, tanto m¨¢s afortunado cuando m¨¢s recurre al realismo. Un retratista par¨®dico y cruel con el poder -ya sea el pol¨ªtico, el esc¨¦nico o cualquier otro- pero tambi¨¦n con la corte m¨¢s o menos espont¨¢nea o asalariada que lo sirve. Y es, sobre todo, un retratista en movimiento muy dado a subrayar lo rid¨ªculo y lo grotesco, siempre a partir de una observaci¨®n muy atenta del gesto que le permite desmontar en un solo trazo lo que el personaje piensa de s¨ª mismo para dejarlo con el culo al aire y mostrarlo en lo que realmente es, que suele ser muy poca cosa. Es un tipo de mirada, la suya y la de Els Joglars desde casi siempre, que juega con suma habilidad con la contraposici¨®n entre lo p¨²blico y lo privado, lo oficial y lo dom¨¦stico, para desenmascarar tanto el ceremonial impostado como la veracidad de su vida dom¨¦stica, en una especie de juego mortal de espejos que resultan todo excepto favorecedores para los personajes que expone a la hilaridad del p¨²blico.
Ub¨² President, o los ¨²ltimos d¨ªas de Pompeya.
De Els Joglars. Int¨¦rpretes, Ram¨®n Fontser¨¨, Jes¨²s Agelet, Minnie Marx, Xavier Boada, Dolors Tuneu, Jordi Rico... Iluminaci¨®n, Bernat Jans¨¤. Espacio esc¨¦nico, dramaturgia y direcci¨®n, Albert Boadella. Teatro Principal. Valencia.
Juego verbal
Es tambi¨¦n, y no se yo si sobre todo, un gran observador de la vanidad humana y de su mezquindad, de manera que siempre encuentra el hueco, la imagen en este caso, que sabe m¨¢s hiriente y develadora de la aut¨¦ntica catadura de los personajes que detesta. La elaboraci¨®n de los gags tiene mucho que ver con el cine mudo, especialmente con la apelaci¨®n al rid¨ªculo en Chaplin, aunque muchas veces con el apoyo de un juego verbal que sin ser nunca ajeno a lo visual sugiere los huecos de un cierto mestizaje de idiomas en el Estado de las autonom¨ªas. Una muestra de esos procedimientos, ciertamente perversa, es en este montaje el tratamiento dado a los hijos del Excels, que aparecen en escena con baberos del cole y escamoteando maletines repletos de dinero en efectivo, con lo cual se alude a lo que ocurre en realidad retomando la estampa infantil del babero, lo que a su vez introduce una reflexi¨®n sobre las conductas infantiles vinculadas a tan alto personaje, etc.
Esta vuelta de tuerca de uno de los montajes m¨¢s c¨¦lebres de Els Joglars brilla en muchos momentos de una composici¨®n impecable, incluida la confusi¨®n deliberada entre el aspirante a la Generalitat de Catalunya y el psiquiatra de su ocupante actual, y destaca tanto la condensaci¨®n de las escenas como la habilidad en un ritmo que propone gags sueltos o encadenados, todos muy eficaces, y en el que todo el mundo se lleva lo suyo, desde el Honorable hasta el ordenanza, como si las miasmas del ejercicio de un poder casi absoluto y de duraci¨®n infinita extendiera cada vez m¨¢s los c¨ªrculos dantescos de su contagio. Tal vez Josemari Aznar no d¨¦ para un montaje de Albert Boadella, aunque da mucho juego en los gui?oles de Canal Plus, pero ?qu¨¦ tal Jes¨²s Gil, para variar? Ram¨®n Fontser¨¨ lo bordar¨ªa.
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