Sin coraz¨®n
La ficha lo dice todo. La primera, en la frente. ?De qui¨¦n es la culpa? De los toros, naturalmente, pensar¨¢n los taurinos. Como no hablan... Los toros, se entiende. Pues, no se?or. Los culpables, los toreros. ?C¨®mo se puede venir a la primera feria del mundo con esa desgana, con esa desilusi¨®n, con esa falta de recursos? Y lo peor no es eso. Lo peor es que la terna arrastra fama de poderosa, de dominadora, de bailarle a los toros duros. Pues hay que cambiar la fama: estos toreros de ayer ofrecieron toda una lecci¨®n de falta de coraz¨®n y de incapacidad para superar las dificultades de los toros de Partido de Resina, antes Pablo-Romero.
?Pero los toros fueron, tal vez, dulces como el alm¨ªbar que saborean las figuras? No, hombre, no. Los toros eran de tan legendaria divisa venida a menos, que imponen s¨®lo con el nombre, pero que no mostraron aviesas intenciones si se except¨²a el cuarto, un manso de libro, muy deslucido y bronco, con el que El Fundi hizo amago de enfadarse, pero lo dej¨® para mejor ocasi¨®n.
Partido de Resina / Fundi, Rodr¨ªguez, Higares
Toros de Partido de Resina -5? devuelto por inv¨¢lido-, discretos de presentaci¨®n, excepto 6?, de bonita l¨¢mina, blandos, descastados y mansos. El sobrero, de Navalrosal, grandote e inv¨¢lido. El Fundi: media perpendicular y atravesada -aviso- y un descabello (silencio); pinchazo y media (divisi¨®n). Miguel Rodr¨ªguez: cuatro pinchazos -aviso- y bajonazo (silencio); cuatro pinchazos y casi entera (silencio). ?scar Higares: pinchazo y golletazo (silencio); cinco pinchazos -aviso-, estocada trasera y un descabello (silencio). Plaza de las Ventas, 11 de mayo. 1? corrida de feria. Lleno.
El resto de la corrida fue corretona y distra¨ªda, como es habitual en este tipo de toros, blanda y descastada, pero se dej¨® torear. Sobre todo, eran toros propicios para toreros poderosos, de ¨¦sos que dicen que se juegan el tipo a base de poner la barriga muy cerca de los pitones.
Quiz¨¢, el problema estaba en los pitones, que eran muy astifinos y eso asusta a cualquiera. ?O el problema estaba en la barriga? Cada cual es muy libre de poner la suya a buen recuado, pero, despu¨¦s, no se puede ir de torero poderoso por la vida.
El Fundi, por ejemplo, no dio la impresi¨®n de tener la moral muy alta. No es un exquisito, pero se le supone un coraz¨®n grande que ayer le jug¨® una mala pasada. Puso banderillas en sus dos toros sin voluntad ni acierto. No se emple¨® nunca con el capote m¨¢s que en un quite por chicuelinas vulgares. Y con la muleta... Con la muleta, Dios m¨ªo, un tormento. Su primero no ten¨ªa codicia, pero fue y vino en una faena larga y tediosa. El torero se coloc¨® siempre fuera de cacho y se le vio muy precavido. En el otro, el manso dificultoso, hizo un esfuerzo enorme, pero el animal se empe?¨® en quitarle la muleta de las manos y no le permiti¨® lucimiento alguno.
Tampoco se luci¨® Miguel Rodr¨ªguez, serio el hombre toda la tarde, pero impotente ante tama?a responsabilidad. Su primero se fue sin torear porque el torero estuvo dominado por una permanente inseguridad, siempre a la defensiva, sin saber qu¨¦ hacer, a merced de su oponente. En el quinto, un inv¨¢lido con escaso recorrido, se repiti¨® la historia: muleta retrasada y las ideas fuera de la plaza.
Higares tuvo enfrente al toro m¨¢s noble de la corrida, el sexto, y lo desaprovech¨® de cabo a rabo. Adopt¨® posturas aflamencadas, que resultaron no menos rid¨ªculas que sus desplantes o sus miradas retadoras al toro. Pero ni un pase limpio, oiga. Un enganch¨®n por aqu¨ª; otro por all¨¢, sin cruzarse en ning¨²n momento... Un desastre.
Por cierto, la gran ovaci¨®n de la tarde se la llev¨® Pedro Vicente Rold¨¢n, de la cuadrilla de Higares, por dos buenos pares de banderillas al sexto asom¨¢ndose al balc¨®n. El resto, insufrible a causa de unos toreros que se dejaron el coraz¨®n en el hotel y dejaron pasar por alto una oportunidad de triunfo. Por ¨¦stas que algunos toros se llevaron colgando las orejas al desolladero. ?La culpa? De lo toros, o ?qu¨¦ se cree usted?
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