Telemadre, al rescate
Un grupo de amas de casa cocinan para j¨®venes que viven solos a trav¨¦s de una p¨¢gina de internet
Ser joven, vivir fuera de casa y no saber cocinar ya no es sin¨®nimo de dieta desastrosa, de comida de urgencia y de ¨²lcera. Cuatro madrile?os reci¨¦n entrados en la treintena han dado con la soluci¨®n: las telemadres. Alberto Alarc¨®n y su hermano Emilio, y Eva M¨¢rquez Salmer¨®n y su hermano Ciro ponen en contacto a amas de casa con s¨ªndrome del nido vac¨ªo y dotadas para cocinar, con j¨®venes que quieren comer al estilo casero, pero no tienen ni tiempo ni ganas para hacerlo.
Por un precio aproximado y previamente pactado de 360 euros al mes (unas 60.000 pesetas), la madre a distancia hace dos env¨ªos semanales de comida a cada hijo adoptivo, por taxi, y se preocupar¨¢ v¨ªa tel¨¦fono 'del estado de su nevera y sus gustos'. Los inventores de la iniciativa tienen un banco de ideas desde el que reflexionan sobre las necesidades de la sociedad y despu¨¦s buscan el modo de satisfacerlas. 'Telemadre acaba de empezar y animamos desde aqu¨ª a la gente a que copie la idea y siga el modelo con las personas m¨¢s cercanas. Es un contacto privado entre madres desempleadas y gente que quiere comer bien en casa, no tiene tiempo o facultades para cocinar y puede pagar una dieta sana', explican los impulsores de la idea. De hecho, se brindan a buscar telemadre a los internautas a trav¨¦s del correo electr¨®nico.
Ninguno de estos cuatro j¨®venes est¨¢ dispuesto a ponerse el delantal, aunque son amantes del buen comer, por eso empezaron por arreglar sus propios problemas. Encontraron a Nati Garc¨ªa, la telemadre pionera, que se ha estrenado con un propio hijo, Emilio, al que manda dos veces a la semana un mont¨®n de tarteras con legumbres, pasta, verdura, carne, pescado, fruta y l¨¢cteos.
Esta mujer, residente en Legazpi, nunca pens¨® que acabar¨ªa por recibir un peque?o sueldo por algo que hab¨ªa estado haciendo toda su vida. 'Me sirve de entretenimiento', dice mientras lava y corta verduras para el pr¨®ximo env¨ªo. Antes de convertirse en telemadre, Nati trat¨® de ense?ar a su hijo Emilio que la vitrocer¨¢mica y la olla no son un enemigo. 'El primer d¨ªa se hizo unas cebolletas rellenas y, claro, se meti¨® en una cosa tan laboriosa que se ve que se asust¨®', bromea. Ahora percibe 360 euros, 'un precio ajustado', a su entender, por visitar el mercado y pensar en el men¨² de toda la semana. 'Prefiero comprar en el mercado de siempre antes que en las grandes superficies, donde te gastas much¨ªsimo en cosas que pones en la despensa para luego preguntarte: ?qu¨¦ hago yo para cenar?', comenta Nati.
La telemadre tiene que guardar los recibos de las compras y en caso de olvido lo apunta en un cuaderno. 'El aceite, la legumbre y todo eso lo hago a partes iguales, porque lo mismo da un pu?ado de arroz m¨¢s para ti que para m¨ª; lo caro, el pescado, el lomo y todo eso, cada uno, lo suyo', explica. De cuando en cuando env¨ªa alg¨²n que otro postre casero. 'Pero sin abusar, que no quiero cansarles, y adem¨¢s pienso en su l¨ªnea', afirma.
Los art¨ªfices del invento tienen tambi¨¦n la p¨¢gina web (www.telemadre.com), donde la madre a distancia da algunos consejos tanto para los cocineros como para los comensales.
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