Cuadros conocidos
Cuadro cotidiano. Toni cruza los brazos, se aburre y espera a que termine la clase un d¨ªa y otro d¨ªa. A ¨¦l le importan las motos y la hoja del almanaque con la fecha en que cumple 16 a?os y empezar¨¢ no sabe qu¨¦ pero empezar¨¢ algo. Toni es un buen chico, y a diferencia de otros muchos no alborota, no molesta a sus compa?eros y se dirige a sus profesores con respeto. La actitud de Toni tiene m¨¦rito, porque el aburrimiento no le lleva al incordio. Al chico, incluso, le molesta que lo saquen de clase para recibir atenci¨®n individualizada y terap¨¦utica, porque dice que a esas terapias fuera del grupo acuden los tontos, y ¨¦l de tonto no tiene un pelo en su adolescente bozo. Los Toni y los desinteresados alborotadores se multiplicaron en las aulas los ¨²ltimos a?os, desde que se generaliz¨® la te¨®rica Ley General que ordenaba el sistema educativo. La LOGSE, que quiere con acierto escolarizar a todos hasta los 16 a?os, y propugna con mal tiento escolarizarlos mal sin atender, aunque lo pretenda con in¨²tiles medidas a la diversidad, a las voluntades, intereses y capacidades de unos alumnos que todav¨ªa no son adultos, aunque dejaron de ser inocentes ni?os desde hace tiempo. Cuadro redondo. Los llamados t¨¦cnicos en educaci¨®n y pedagogos sin pizarra afirman con tono grave y dogm¨¢tico que la escuela p¨²blica ha de hacer una especie de revoluci¨®n igualitaria. Todos los alumnos iguales por decreto en la escuela, que la calle y la familia y la idiosincrasia de cada uno ya dir¨¢n lo contrario. La escuela ha de salvar las desigualdades y no el salario o sueldo de pap¨¢ o mam¨¢, y eso es algo que la realidad desmiente. Pero confunden los dichosos t¨¦cnicos el igualitarismo irreflexivo y arbitrario con la necesaria, pertinente y todav¨ªa no alcanzada igualdad de oportunidades que exigen el fontanero, el emigrante, el verdulero, la modista y el repartidor del butano para sus reto?os; que exige cualquier ciudadano o ciudadana con un m¨ªnimo de conciencia social y sentido de la justicia. El igualitarismo, pues, en la escuela p¨²blica mientras en la privada y concertada se baila otra copla con otro comp¨¢s.
Cuadro de inversiones. Un amplio abanico de t¨¦cnicos en la LOGSE y acompa?antes claman a los cuatro vientos en el escenario por la falta de inversiones que, seg¨²n ellos, suponen el fracaso de la incomparable reforma educativa. Pero esa es raz¨®n escasa o verdad a medias, porque las inversiones se necesitan sea cual sea el sistema educativo o la organizaci¨®n escolar que deseemos que cuaje y sea efectiva. La semana pasada se quejaban los padres de alumnos de un colegio p¨²blico de Burriana de las goteras en la escuela. Aunque goteras las hay por doquier y desde hace d¨¦cadas con LOGSE y sin LOGSE, con itinerarios acad¨¦micos a partir de los 15 a?os y sin itinerarios, con un buen Bachillerato y una prestigiosa Formaci¨®n Profesional o con la ESO, que tan desatendida tiene a la diversidad a pesar de refuerzos, apoyos y aulas especiales a las que no quiere acudir Toni.
Cuadro lastimoso. Llega ese otro d¨ªa la ministra de Educaci¨®n, Pilar del Castillo, a Valencia con su chaquetilla rosa. Se re¨²ne con gentes relacionadas con la educaci¨®n p¨²blica, y la reuni¨®n es como un di¨¢logo de sordos porque unos hablan el urdu de las necesarias y urgentes reformas de la LOGSE y los otros repiten en etrusco por en¨¦sima vez los dogmas ideol¨®gicos consagrados de la reforma pseudorevolucionaria que nada reform¨® y que convierte a la escuela p¨²blica, sin prisas ni pausa, en subsidiaria de la privada o concertada. Continuar¨¢.
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