Novillos picantes
Si la mitad de la caba?a brava espa?ola encerrara en su interior la casta que ayer derrocharon los novillos de La Quinta, otro gallo cantar¨ªa en esta fiesta, lo cual no quiere decir que fueran de bandera para el toreo actual y, mucho menos, c¨®modos para la terna actuante.
Muy discretos de presencia, como es la marca de la casa, pero alegres de salida, con muchos pies, genio, codicia y picante. Novillos blandos que mansearon en los caballos y llegaron con entereza a la muleta. Novillos duros, correosos, con la cara siempre a media altura, y que no permit¨ªan el m¨¢s m¨ªnimo error. Novillos, en fin, interesantes y emocionantes, a a?os luz de la docilidad al uso.
Huelga decir que nadie se aburri¨®, que los novilleros pasaron un trago y que las cuadrillas vivieron momentos de intenso peligro.
La Quinta / Mart¨ªn, Procuna, Valverde
Novillos de La Quinta, discretos de presencia, mansos y con genio, a excepci¨®n del primero, bravo y encastado; 2?, descastado; 3? y 4?, blandos; 5? y 6?, nobles y con recorrido y aplaudidos en el arrastre. Mart¨ªn Quintana: estocada tendida y dos descabellos (algunos pitos); estocada ca¨ªda (ovaci¨®n). Luis Vital Procuna: pinchazo y estocada (silencio); casi entera tendida (algunos pitos). Javier Valverde: media perpendicular, pinchazo hondo, -aviso-, y cuatro descabellos (ovaci¨®n); estocada ladeada, -aviso-, y cuatro descabellos (gran ovaci¨®n). Plaza de las Ventas. 13 de mayo. 1? novillada de feria. Casi lleno.
Que se lo pregunten, si no, a Sergio Rubiales, de la cuadrilla de Quintana, a quien el primero persigui¨® con sa?a tras parear y se salv¨® de milagro de una cornada. O a Procuna, a quien el viento le puso el capote a modo de manto de nuestra se?ora cuando quitaba por faroles y el novillo dijo ¨¦ste es m¨ªo. S¨®lo la agilidad de la juventud evit¨® el percance.
Novillos as¨ª exigen toreros preparados y valientes, con mando en plaza. Quiz¨¢ por eso, qui¨¦n sabe, las figuras no quieren un santacoloma ni en pintura. Seguro que los tres novilleros de ayer tambi¨¦n desean con todas sus fuerzas borrarlos de su futuro.
A¨²n hay algo peor: que un novillo salga bravo y encastado y se vaya con las orejas al otro mundo. Eso fue lo que le ocurri¨® a Mart¨ªn Quintana, un chaval espigado, al que le toc¨® en mala hora una m¨¢quina de embestir, un noble y encastado oponente que lo desbord¨®. Un torero alto y un toro bajo, nula est¨¦tica. Si, encima, el torero no manda y se limita a aprovechar el viaje, peor. La faena fue larga y acelerada y se perdi¨® en el aburrimiento. Decidi¨® enmendarse en el cuarto, m¨¢s templado, pero s¨®lo consigui¨® alg¨²n ayudado por bajo elegante. El torero se empe?a en perder pasos entre pase y pase y as¨ª no surge nunca el toreo.
Tampoco surge de las manos del portugu¨¦s Procuna, muy bullidor, pero de escasa calidad. Banderille¨® bien a su primero y horrorosamente a su segundo, lo cual no le impidi¨® saludar como si hubiera protagonizado una gesta. En su primero, muy soso y descastado, no pudo demostrar nada, y cuando quiso demostrarlo en el otro se vio que torea fuera de cacho, sin templaza ni hondura.
Hubo emoci¨®n torera, sin embargo, de parte de Valverde, aunque como matador dej¨® mucho que desear y todo qued¨® en palmas de consolaci¨®n.
Pero no se le pueden negar su decisi¨®n y firmeza, sus enormes ganas, su conocimiento de la lidia, su seguridad y su planta de torero, que no es poco. O, a lo mejor es poco, porque con tal disposici¨®n deber¨ªa estar ahora disfrutando de las mieles del triunfo y no ha sido as¨ª. Por algo ser¨¢. Pues por dos razones: primera, porque se cruz¨® muy poco y sus faenas carecieron de continuidad; y segundo, porque despu¨¦s de emocionar al respetable con su seriedad mat¨® muy mal a ambos toros.
Termin¨® la novillada, todos respiraron y los taurinos habr¨¢n pintado otra cruz sobre la ganader¨ªa de La Quinta. No te preocupes, chaval, uno y no m¨¢s, ser¨ªa anoche el comentario en el hotel.
Babelia
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