La prescripci¨®n de antibi¨®ticos decrece, pero sigue entre las m¨¢s altas de Europa
El descenso se atribuye a las campa?as educativas y al uso m¨¢s racional de los f¨¢rmacos
Un reciente estudio de la Agencia Espa?ola del Medicamento ha revelado que el consumo de antibi¨®ticos en Espa?a ha disminuido globalmente desde 1996. Esta tendencia decreciente se considera una buena noticia en un pa¨ªs como Espa?a que ocupa el segundo puesto en el consumo de antibi¨®ticos en la Uni¨®n Europea y que ostenta asimismo una de las tasas de resistencia microbianas m¨¢s elevadas.
'?ste puede ser el resultado de las campa?as educativas, as¨ª como de las intervenciones de las administraciones p¨²blicas para propiciar un uso m¨¢s racional de antibi¨®ticos y evitar con ello el crecimiento de las resistencias microbianas', explican los autores, que publican su trabajo en la revista Medicina Cl¨ªnica. Con todo, una reciente encuesta indica que la mitad de la poblaci¨®n toma antibi¨®ticos en dolencias para los que no est¨¢n indicados.
Las penicilinas representan la mitad del consumo en el periodo 1985-2000
La investigaci¨®n, realizada con los datos de dispensaci¨®n de antibi¨®ticos a partir de las recetas del Sistema Nacional de Salud en el periodo 1985-2000, muestra que el descenso se ha producido en todas las comunidades aut¨®nomas. El estudio no recoge la dispensaci¨®n de antibi¨®ticos sin receta (automedicaci¨®n) o con receta privada, por lo que el consumo real es superior.
Los resultados muestran que el n¨²mero total de antibi¨®ticos disponibles en Espa?a en 1985 era de 104, distribuidos en 2.478 especialidades farmac¨¦uticas. En 2000, estos n¨²meros se hab¨ªan reducido a 85 y 1.097, respectivamente. Durante estos 16 a?os se introdujeron 23 antibi¨®ticos nuevos y se retiraron del mercado 42.
Las penicilinas son, con mucho, los antibi¨®ticos m¨¢s utilizados. Representan la mitad del consumo en el periodo 1985-2000, aunque el uso de penicilinas de amplio espectro ha ido descendiendo paulatinamente. Las tetraciclinas y el cotrimoxazol han disminuido, respectivamente, a un cuarto y un d¨¦cimo.
A lo largo del periodo estudiado el nivel de consumo m¨¢s alto se registr¨® en 1995 y el m¨¢s bajo en 2000, con unas cifras respectivas de 23,1 y 20,4 DHD o dosis diarias definidas por 1.000 habitantes y d¨ªa (DHD es la unidad de medida recomendada por la OMS). La media de estos 16 a?os fue de 21,6 DHD.
Los autores destacan que 'en Espa?a se aprecian enormes diferencias de consumo entre comunidades aut¨®nomas' (en los casos extremos llegan a m¨¢s de 10 DHD), aunque consideran que no parecen deberse a patrones geogr¨¢ficos o epid¨¦micos diferentes. 'Deben atribuirse a otros factores como h¨¢bitos de prescripci¨®n o diferencias sociales (proporci¨®n de ancianos, por ejemplo)', escriben Edurne L¨¢zaro, Mariano Madurga y Francisco J. de Abajo.
En 1985, las tres comunidades aut¨®nomas que presentaban un mayor consumo de antibi¨®ticos eran Extremadura (27,5), Murcia (27) y Castilla-La Mancha (26,7), y las tres que menos, las ciudades aut¨®nomas de Ceuta y Melilla (9,5 y 9,8), Canarias (15,3) y Galicia (15,9). En 2000, siguen siendo Murcia (26,2), Extremadura (25,9) y Castilla-La Mancha (24,3) las m¨¢s consumidoras, mientras que las menos consumidoras son Ceuta y Melilla (11,7 y 15,4), Baleares (15,9) y Madrid (16,4).
En los 15 pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, las diferencias en el consumo de antibi¨®ticos son de hasta tres veces y media, seg¨²n datos del Instituto M¨¦dico de Estad¨ªstica del Reino Unido referidos a 1997. Los principales consumidores son Francia y Espa?a, con consumos de 36,5 y 32,2 DHD; los pa¨ªses menos consumidores son Holanda (8,9) y Dinamarca (11).
En general los pa¨ªses del sur (Francia, Espa?a, Portugal, B¨¦lgica, Luxemburgo, Italia y Grecia) presentan unos consumos mucho mayores que los del norte (Finlandia, Irlanda, el Reino Unido, Austria, Alemania, Suecia, Dinamarca y Holanda), aunque estas diferencias no parecen atribuibles a factores epidemiol¨®gicos, sino m¨¢s bien a pautas culturales.
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